lunes, 27 de diciembre de 2021

LA COMUNIDAD DEL ANILLO. PURA AVENTURA EN UN MUNDO INMENSO E INIMITABLE

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA COMUNIDAD DEL ANILLO de J.R.R. Tolkien - 1954 - ("The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring")

"El Señor de los Anillos", el libro que más ha influido en la fantasía épica del siglo XX, fue planificado inicialmente por J.R.R. Tolkien como una continuación directa de "El Hobbit", su primera novela (está comentada en esta etiqueta).

Sin embargo, poco a poco, todo fue convirtiéndose en una historia más extensa y de más alcance del inicialmente ideado: la acabó terminando entre 1937 y 1949 en periodos de trabajo divididos en etapas y fue publicada a partir de 1954. En ella, volcó todos los temas que le obsesionaban y amplió su mundo imaginario hasta unos niveles absolutamente brillantes e inauditos en su momento y que todavía hoy nos dejan con la boca abierta. 

Inspirado en los escritos épicos y mitológicos nórdicos o en los cuentos de hadas clásicos (yo también veo, sin embargo, algunos elementos grecolatinos), el universo de Tolkien alcanzó aquí unas cotas de desarrollo, de detalle y de profundidad que pocos autores han logrado conseguir a tal nivel de perfección (y posteriormente llegaría "El Silmarillion").

En "El Señor de los Anillos" vamos a encontrar, mientras disfrutamos de su trama en sí, una cantidad absolutamente abrumadora de información relacionada con el mundo en el que nos vamos moviendo. Tolkien creó este mundo con su propia mitología e historia, con sus leyendas, con sus canciones y poemas, con sus idiomas incluso, y también con sus países, pueblos, costumbres, personajes históricos. Es una auténtica delicia adentrarse en este universo gigantesco que viene además con su correspondiente mapa (y el mapa es además una parte pequeña de dicho universo). 

Tolkien elaboró en esta monumental novela dividida en varios tomos una metáfora de la lucha del bien contra el mal. Soldado en la Primera Guerra Mundial, en la que perdió a la mayoría de sus mejores amigos (lo que le dejó traumatizado de por vida), fue un antibelicista declarado que despreció públicamente a Adolf Hitler y, a su vez, criticó las brutalidades que cometieron los propios Aliados en la Segunda Guerra Mundial.

Su concepción del bien y el mal sí que hay que decir que es bastante extrema y maniquea: no hay muchos blancos y negros en "El Señor de los Anillos", como tampoco los había en "El Hobbit". Los personajes malvados son feos, monstruosos, sucios y sanguinarios, y los buenos son buenísimos, guapos y de portes majestuosos y armaduras y armas brillantes.

De un lado hay orcos, trasgos, magos viejos y corruptos, demonios, arañas gigantes y de otro hay guerreros honorables, caballeros brillantes, elfos inmaculados, enanos valientes o hobbits humildes. Tolkien era un hombre cristiano y el mal para él es una metáfora grande, oscura y deshumanizada.

Por otra parte, esto funciona también, todo hay que decirlo, a nivel de, como he dicho, metáfora. Para los más pequeños y para los más jóvenes, esta concienciación de lo malvado y de lo oscuro es efectiva (para mí, cuando lo leí por vez primera a los diez años, lo fue: imagino que para personas jóvenes que conocían frescos los estragos de las dos Guerras Mundiales también).

No obstante, también hay que señalar que no absolutamente todos los personajes son monocromos. En "El Hobbit" Thorin era un enano con claroscuros, bondadoso pero soberbio y avaricioso, y aquí otros como Gollum (verdaderamente patético y triste, un carácter redondo en todo su horror), Boromir (inolvidable retrato del terror mezclado con el orgullo herido y a la vez con la valentía), Denethor o razas como los elfos (muchos de ellos buenos pero egoístas) sí que tienen escalas de grises.

Por otra parte, "El Señor de los Anillos" está impregnado constantemente de un aura fatalista que no deja el relato ni siquiera en su epílogo: hay un mundo que termina y unas culturas que se marchan para siempre de todo un continente. Es el fin de una era y esta era va a acabar incluso aunque el bando de los héroes gane la guerra.

Tiene también esta novela pasajes siniestros, como los tenía "El Hobbit". El Bosque Viejo, las Quebradas de los Túmulos, el viaje de Frodo y Sam a las profundidades de Mordor, la persecución de los Nazgul o el Ejército de los Muertos son momentos o elementos de la trama muy tenebrosos y hasta macabros algunos de ellos.

"El Señor de los Anillos", como "El Hobbit", es una obra de formación. Ahora los protagonistas son hobbits más jóvenes. Sin embargo, esta formación se extiende también ya a la pura épica y esto da pie a tratar numerosos asuntos.

Al antibelicismo, hay que sumar el ecologismo. Tolkien era ecologista, y el maltrato a la naturaleza se puede personificar en el villano Saruman y en los destrozos que hace en las tierras de los ents. 

También hay un elogio de la humildad: los héroes que en última instancia salvan al mundo pertenecen a una raza, los hobbits, a la que casi nadie conoce, que vive apartada en su propia tierra tranquila y pacífica y que a veces es hasta despreciada como insignificante. Son ellos los que extraen una fuerza de voluntad enorme para llevar su cometido hasta el final.

Por otra parte, y si bien es cierto que apenas hay personajes femeninos en "El Señor de los Anillos", Tolkien se marca un tanto con uno de los mejores de toda la saga: el de Eowyn. El mito de la mujer que quiere luchar con los hombres está en muchas historias de varias culturas, pero él sabe darle una vuelta de tuerca interesante y regalarnos una escena de empoderamiento que, en la primera mitad de los años cincuenta del siglo XX (y que posiblemente fue escrita realmente o por lo menos ideada en la de los cuarenta o incluso a finales de la de los treinta) es verdaderamente revolucionaria en un género que solía estar acotado en mil aspectos a los hombres.

Hay otro, además, que a menudo se olvida y que es igual de empoderado: el de Galadriel. No sólo es una mujer líder e independiente, sino que es uno de los seres más poderosos de todo el universo de la Tierra Media.

Tolkien también es hijo de su tiempo y de su situación social y política: sí bien por una parte se pone contra el racismo y contra el enfrentamiento cultural con la emotiva historia de amistad de Gimli y Legolas, deja a pueblos con atributos emparentados con culturas africanas y orientales del lado de Sauron y de Mordor. 

También pienso que es un autor bastante clasista en muchos aspectos: hay en todo "El Señor de los Anillos" una obsesión por la nobleza, por las monarquías y por la sangre azul que llega a extremos que hoy chocan pero que son propios de su tiempo y que comparten el cóctel ideológico con el elogio de la humildad presente en los hobbits. 

Tengamos en cuenta que John Ronald Reulen Tolkien nació en 1892 en el Estado Libre de Orange (hoy parte de Sudáfrica). Y aún así, pienso que ya estaba en parte adelantado a su tiempo: no todo el mundo en su generación era antibelicista, ecologista o creaba personajes como Eowyn y Galadriel. La historia avanza casi siempre a golpe de escalas de grises.

Si bien la recepción inicial de "El Señor de los Anillos" en su momento fue bastante tibia (con críticas tan entusiastas como destructivas), se convirtió en un clásico en Inglaterra y en los Estados Unidos y con el tiempo su influencia a nivel mundial ya se ha visto que ha sido clave en su género.

"La Comunidad del Anillo" incluye los dos primeros volúmenes de la saga y es mi libro conjunto preferido. Es la mezcla perfecta entre aventura, viaje de iniciación y drama, y presenta a casi todos los personajes principales de la saga mientras rescata a varios de los clásicos como Bilbo Bolsón.

Es, como sus compañeros de serie, un libro muy descriptivo (el estilo de Tolkien era éste), casi un libro de viaje, pero surcado por escenas de acción inolvidables, por combates épicos, por momentos de terror incluso y por largos capítulos de descanso y diálogos.

Las constantes antes mencionadas están ya aquí junto a un buen puñado de momentos inolvidables que forman parte indisoluble de la historia de la fantasía épica; desde la despedida de Bilbo hasta las Quebradas de los Túmulos pasando por la llegada y la marcha de Bree, la visita a Elrond o a Galadriel o mi parte preferida: toda la de las Minas de Moria. 

Me sobra, como a otras personas, el capítulo de Tom Bombadil. Creo que, si bien es un personaje muy importante en la mitología de Tolkien, aquí al autor le quedó bastante fuera de lugar y creo que entorpecía algo el ritmo general. Tampoco es un error grande de este tomo, de todas maneras.

Por supuesto, no termino hoy sin mencionar que "El Señor de los Anillos" ha tenido sus adaptaciones cinematográficas (conocidas de sobra, en especial de la Peter Jackson, la mejor). Mañana, comentaré "Las dos torres".

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