miércoles, 30 de octubre de 2019

LOOPER. CÓMO HACER UNA BUENA PELÍCULA DE VIAJES EN EL TIEMPO


"Looper", la última película de Rian Johnson antes de su discutidísima entrega de la saga de "Star Wars", me parece la mejor que ha dirigido hasta la fecha, y no es que las dos anteriores sean desde luego malas, especialmente una joyita como "Brick", su originalísimo debut.

Las películas de viajes en el tiempo suelen ser complicadas de llevar a buen puerto y, además, sus guionistas se las ven y se las desean para hacer creíbles unas paradojas que se basan a menudo en suposiciones.


"Looper" es una de esas que consigue atrapar con una lógica temporal coherente y lúcida, y además con una trama genial.

Rian Johnson, amante de mezclar géneros, fusiona aquí el cine negro con la ciencia ficción de aires distópicos y crea una fábula sobre la identidad, el azar, las paradojas vitales, el amor, la justicia, la corrupción y la redención fantástica y con referencias a la crisis económica global que hemos vivido en los últimos años.

El filme exige atención: sale de la zona de confort tanto del director como del espectador y crea una serie de bucles que exigen la total entrega de éste y su constante reto mental.


Huye también de finales "de rizar el rizo" (la lección aprendida de "Los hermanos Bloom" imagino que queda aquí bien patente): su desenlace es simple, coherente, limpio. No busca sorprender por la fuerza, ni meter dobles y triples finales con calzador. Es de agradecer, especialmente porque el cuerpo ha sido excelente y no se carga nada de lo anteriormente trazado.

Vale, hay algunas lagunas, pero casi todas las películas de viajes en el tiempo las tienen y aquí son muy, pero que muy pequeñitas, algunas casi imperceptibles y que sólo surgen más tarde en la mente del público.


El resto del filme es también una maravilla. Su ambientación, la concepción de su futuro próximo, la introducción sencilla y clara de elementos fantásticos que no se salen de la esencia del filme, los grandes actores, los perfectos diálogos, las trepidantes y brutales escenas de acción. Todo. Absolutamente todo.

Los dos protagonistas principales, tengo que repetirlo, brillan especialmente y con luz propia: Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis, ambos desbordantes de carisma, se acoplan perfectamente y desarrollan una química envidiable entre actores de dos generaciones diferentes que, de tan perfecta y solapada, encarrila ya por sí sola una parte amplia de la película.


Emily Blunt, Noah Segan, Paul Dano o Jeff Daniels también destacan como unos secundarios de lujo. Y los giros de guión inesperados, para algunos forzados, para mi en absoluto, terminan de redondear una joya de la ciencia ficción y de la fábula futurista seria, sobria, con todos los elementos en su punto, en su justa medida.

Rian Johnson se ha convertido por méritos propios en una clara promesa del último cine norteamericano.


martes, 29 de octubre de 2019

LOS HERMANOS BLOOM. INCLASIFICABLE, FALLIDA Y A PESAR DE ELLO CON ENCANTO


Rian Johnson, tras debutar con la originalísima "Brick", firmó "Los hermanos Bloom", una segunda película que, tal vez sin ser tan redonda, resultaba, a pesar de tener un cierre fallido, encantadora y desternillante.

Mezclando géneros una vez más y homenajeando a la literatura, que creo que tiene que ser una de sus grandes pasiones, entregó una cinta que mezclaba el "género de timadores" (ya un género en sí desde hace tiempo) con la comedia, con la aventura y con algún pequeño toque negro. 


Y donde especialmente triunfaba era en la mencionada comedia, gracias a unos personajes extravagantes y llenos de carisma, a unos gags totalmente estrambóticos y a unos diálogos chispeantes, inteligentes y divertidísimos (tiene el conjunto un cierto aire al cine de Wes Anderson, por cierto).

Todo ello estaba sazonado con homenajes a la mencionada literatura y con una trama central que, hasta el desenlace, se sigue muy bien.


Los actores también están geniales, en especial ellas: Rachel Weisz es sencillamente delirante y encantadora, y con Rinko Kikuchi uno no puede parar de reír durante toda la película.

Los dos hermanos que le dan título tampoco desmerecen: Mark Ruffalo clava al cínico y "circense", y Adrien Brody, con su gesto melancólico de siempre (lástima que en los últimos años este gran actor no esté destacando demasiado por nada), borda al que busca el amor y una vida diferente.


Secundarios como Robbie Coltrane o Maximillian Shell también tienen mucha gracia y son comparsas excelentes.

Por otra parte, la ambientación, de toque "clásico" que homenajea a los años treinta, cuarenta y cincuenta (a pesar de estar el filme ambientado en nuestros días) es coherente, personal y evocadora, y está llena de detalles cómicos impagables en cada encuadre.


A "Los hermanos Bloom" le falla por desgracia su desenlace. Le ocurre a muchas películas del género: el director quiere rizar el rizo del rizo del rizo con el timo del timo del timo, y todo queda muy descuadrado, ambiguo, sin explicar y por todo ello al final resulta el conjunto decepcionante. 

A pesar de todo, estos últimos minutos no lastran una obra con la que me he carcajeado hasta hartarme. Muy recomendable en general.


lunes, 28 de octubre de 2019

BRICK. EL CLUB DE LOS CINCO + EL HALCÓN MALTÉS


El debut del norteamericano Rian Johnson, que se hizo famoso en 2012 con "Looper" y que dirigió el extremadamente polémico octavo episodio de la saga de "Star Wars", es una de las películas más originales de la pasada década sin ninguna duda.

¿Les gusta el cine negro clásico? ¿Les gustan las novelas de Raymond Chandler o de Dashiell Hammett? Pues imagínense un "El halcón maltés" o un "El sueño eterno" ambientando... En un instituto de enseñanza secundaria y protagonizado por estudiantes. Eso es "Brick".


No se espanten: la premisa parece absurda, pero el director sabe explotarla de forma magistral para meternos en la trama de esta consciente y desprejuiciada parodia y que no resulte tonta ni estúpida.

Un estudiante inteligente hace las veces de detective y es interpretado magistralmente por un Joseph Gordon-Levitt que se nos mete en el bolsillo desde la primera e hilarante escena. Este estudiante habrá de resolver una trama oscura con asesinato y drogas en su instituto y en su barrio.


Todos los demás estudiantes que le rodean cumplen un rol de la historia negra clásica: él es un Sam Spade de suburbio avispado y fuerte que no le tiene miedo a nada y que vive en el desencanto; le acompañan mafiosos que viven con sus padres y que meriendan galletas, femmes-fatales con porte de animadoras, otros detectives con pinta de loosers que manejan datos de toda clase y juegan con ellos, matones de poca monta y menos cerebro, bandas de chulos de medio pelo, actrices de instituto, profesores que hacen de "policías" y que persiguen a los alumnos díscolos.


Es todo delirante, pero concuerda con el estilo a caballo entre la comedia y el drama: así es una buena parodia.

Todos los lugares comunes de la historia negra están en "Brick": la corrupción, la traición, la fatalidad, la soledad, las drogas, la lucha de la justicia contra la injusticia, la inteligencia y la habilidad contra la brutalidad física.


Los personajes son un dechado de carisma, y los diálogos geniales y descacharrantes. El ambiente está a caballo entre romántico y "teenager". Es una mezcla única e inconfundible, y además está llena de escenas para el recuerdo que van desde lo cachondo hasta lo siniestro.

Tomen "El club de los cinco" y "El halcón maltés" y agítenlos bien en una coctelera. Parecerá absurdo, pero el cóctel resultante, una vez que lo prueben, no les dejará indiferentes y hasta les gustará. Uno de los debuts más originales en mucho tiempo es el de Rian Johnson.


domingo, 27 de octubre de 2019

TUMBITA. LAS AVENTURAS COTIDIANAS DE UN ENTRAÑABLE ESQUELETO


Antonio Vila López, más conocido como Tunet Vila, fue un famoso artista multidisciplinar de Barcelona con una vida de esas que podemos calificar de, cuanto menos, curiosa.

Además de dibujante y guionista de cómics, ejerció como decorador cinematográfico, actor (aparece en películas como "El retorno de Ringo" o "Kiss, Kiss... Bang, Bang"), bailarín, ilustrador y retocador de ediciones originales de cómics de Marvel para "adaptarlas" al mercado español.


Era además, según dicen, un pícaro redomado, alumno aventajado del famoso Vázquez, que llegó a ser desde traductor de inglés sin saber inglés bien del todo hasta traficante de objetos extraños (como féretros o tanques).

Murió el 12 de febrero de 2016, hace poco tiempo, y creo que su figura merece ser tenida más en cuenta de lo que es en la actualidad y más allá de las leyendas extravagantes y locas que se cuentan sobre él (de las que hay sobrados artículos en la red y hasta testimonios de Carlos Giménez, que le retrató en "Los profesionales" como Tony Tano).


Su carrera en el cómic, y en todo lo que hizo, es itinerante e irregular. Aparecen y desaparecen sus obras sin cesar. Destacan algunas que tuvieron cierto éxito como "Pito, el soldado pequeñito", "Humor sideral" o "Enigma en el espacio" (ninguna de ellas he podido leerlas).

Sin embargo, su creación más famosa, y la que ha sido recopilada en mejores condiciones, fue "Tumbita", ideada y dibujada en los años cincuenta, pero que no fue publicada hasta los setenta en las contraportadas de los comics de Marvel de Vértice.


Tumbita era un esqueleto que vivía en su tumba, en un cementerio, y que vivía, valga la redundancia, aventuras absurdas.

La base era macabra, pero en general el humor de la tira era amable, aunque de vez en cuando había alguna viñeta claramente negra y algunas otras que resultaban bastante gamberras y "picantes" (muy habituales del final del franquismo y de los primeros años de la democracia).


Era una tira llena de referencias y guiños culturales, muy divertida, y prácticamente muda salvo por diálogos muy escuetos y poco habituales y por los periódicos que solía leer el protagonista (muchas de sus aventuras empezaban así: con el simpático esqueleto leyendo un diario donde se le insinuaba alguna locura que acababa por cometer).

Había, de vez en cuando, personajes secundarios, como un esqueleto niño con un sombrero de marinero (homenaje al Pato Donald y a sus sobrinos) o una suerte de novia del protagonista, que llevaba un lacito.


"Tumbita" se publicó hasta 1982 en tiras que eran, a veces, rotuladas en azul en vez de en negro. Su finalización se debió al cierre de Vértice, no a falta de éxito, pues era muy reconocida en cómics, recopilatorios y suplementos de la época.

Circula una leyenda que dice que, según dijo el propio Vila, su esqueleto había sido vendido a Estados Unidos con el nombre de Mortimer, y que iba a ser escrito por Abel Julian y dibujado por Roger Raymond.


No he encontrado nada de esto por ninguna parte, y he leído reseñas en las que dicen que tampoco lo han hecho (lo cual es raro en la era de Internet).

"Tumbita" ha sido recopilada dos veces: en 1993 y en 2004. Esta última edición es más fácil de conseguir, y, aunque no tiene todo el material que hay de este divertido esqueleto, que es inmenso, es una muestra perfecta de lo que eran sus especiales aventuras.


sábado, 26 de octubre de 2019

BUSCANDO A DORY. UNA SECUELA PERFECTA CON UN MENSAJE ABIERTO SOBRE LA AMISTAD


BUSCANDO A DORY de Andrew Stanton y Angus MacLane - 2016 - ("Finding Dory")

"Buscando a Dory", la secuela de la inolvidable "Buscando a Nemo", nos devolvió en 2016 lo mejor del estudio de animación de Pixar después de una película floja como fue "El viaje de Arlo" (que comentaré cuando llegue el momento).

Y volvió a conseguir, una vez más, ese maravilloso punto justo entre filme para niños (para niños serios e inteligentes) y filme para adultos (adultos serios e inteligentes también).


Es increíble que Pixar, en casi cada película, sepa transmitir el mismo mensaje con distintas y leves variantes (la importancia de la familia unida en nuestras vidas) sin caer en la ñoñería, en la palabrería barata, en la demagogia o en la apología a priori esperable del Sueño Americano. 

Sí, otra vez tenemos este asunto como tema central de "Buscando a Dory", pero está expuesto con limpieza, madurez impecable y gran lucidez.


Ahora toca pues eso mismo; buscar a Dory, el personaje más hilarante de la saga, y ya por fin profundizamos en su historia y en su pasado.

Tenemos aventuras frenéticas, un humor divertidísimo e inteligente, espacio para crítica ecológica y drama perfectamente desplegado y llevado, escenas de acción fantásticas e imaginativas, gags memorables, personajes henchidos de carisma (todos, tanto los viejos como los debutantes) y momentos dramáticos contenidos, delicados, emotivos, magníficos (es maravilloso el prólogo de la película).


El gran Andrew Stanton, uno de los grandes valores de la compañía, vuelve a su saga estrella lleno de fuerza y de ganas de hacer algo bueno y fresco, y lo vuelve a lograr. Le ayuda el co-director Angus McLane. 

Algo hay especial además en "Buscando a Dory": su mensaje a favor de la familia está ahí, pero lo amplia a la amistad: los amigos también son familia, como se afirma durante el metraje, y es una idea moderna (y más en los USA) y alejada de los tópicos de siempre que cada vez se abre más camino tanto entre nuestra sociedad como en los nuevos filmes comerciales (sin ir más lejos, es incluso el tema central de una saga tan "mainstream" como es la de "The Fast and The Furious").


viernes, 25 de octubre de 2019

BUSCANDO A NEMO. LA MADUREZ DEFINITIVA DEL ESTILO DE PIXAR


BUSCANDO A NEMO de Andrew Stanton y Lee Unkrich - 2003 - ("Finding Nemo")

Tal vez la película de madurez definitiva de Pixar, la que marcó las grandes pautas de trabajo del estudio en su primera etapa creadora sea "Buscando a Nemo"; lo afirmo sin menospreciar en absoluto a grandes obras anteriores ni a enormes filmes posteriores.

"Buscando a Nemo" conjuga a la perfección el sabor de la aventura animada clásica con un humor ya plenamente adulto (cargado de ironía, a veces surrealista, a veces tierno) y con una trama que es apta para el disfrute de cualquier edad. 


Sí, películas como "Toy Story" y su secuela o "Bichos" o "Monstruos S.A." ya tenían esta "marca de la casa", pero en esta obra estas características aparecen más potenciadas que nunca.

Tenemos acción, tenemos comedia, tenemos diálogos chispeantes, tenemos una parte incluso de drama perfectamente integrada en el conjunto (la introducción del filme pone los pelos de punta en toda su pasmosa sencillez) y tenemos también gags absolutamente memorables y, por supuesto, un mensaje a favor del buen trato a los animales que aboga por la no utilización de peces como mascotas (mensaje que se une a otros ya esperables como los que apuestan por la amistad, la fraternidad, la colaboración entre razas diferentes, la responsabilidad...).


La galería de personajes de "Buscando a Nemo" es, por otra parte, inolvidable (como las otras galerías de personajes de Pixar, claro).

Todos representan a tipos humanos perfectamente reconocibles y cautivan tanto a los niños como a los adultos y, en especial, uno se convirtió por méritos propios en el más mítico del filme y en un icono de la compañía: el del pez cirujano Doris, entrañable, divertidísimo y absolutamente delirante en su amnesia constante y en su vagar sin sentido por las aguas.

Desde luego que este personaje se ha transformado en un símbolo de la falta de memoria y de las personas olvidadizas.


Por supuesto, el aspecto visual de la película no se puede olvidar: es precioso, sencillamente precioso; las escenas del mar (al parecer los animadores tomaron clases de buceo para poder ver un arrecife desde todos sus ángulos y huecos) son completamente soberbias en su realista y hermoso diseño, mientras que la animación es un prodigio de representación de los movimientos de los animales a los que el filme retrata.

"Buscando a Nemo" es un clásico instantáneo, una película que alegra cualquier día triste y que nunca se cansa nadie de disfrutar. Su segunda parte, de la que hablaré mañana, fue también genial.


miércoles, 23 de octubre de 2019

BETTY BOOB. UN LOCO VIAJE A UNA NUEVA VIDA DE SUEÑOS CUMPLIDOS


"Betty Boob" es una joyita magistral y maravillosa. Así empiezo la reseña. Pero es que lo merece este cómic de la francesa Vero Cazot (al guión) y la canadiense Julie Rocheleau (al dibujo). De esta última conozco una obra que tiene muy buena pinta: "La cólera de Fantomas".

El homenaje a Betty Boop, el mítico y entrañable personaje "flapper" de Grim Natwick y Ted Sears, está bien claro y presente en todo momento, pero el juego de palabras que se propicia con él es también clave.


La protagonista es una chica que ha sido mastectomizada. Esto le ha destrozado la vida. Su novio la ha dejado, su trabajo ha empezado a ir muy mal y la depresión la ha golpeado con saña y sin miramientos. Sin embargo, cuando hay puertas que se cierran, hay otras que se abren.

"Betty Boob" es un cómic mudo. O prácticamente mudo. Sus diálogos son escasísimos y cortos: estrictamente están los necesarios. Y fin.


Cazot y Rocheleau nos sumergen en una historia maravillosa de dolor y de autosuperación, de valentía y de amor propio que nos lleva por un periplo tremendamente alocado, lleno de color y musicalidad, que se funde casi con el realismo mágico y que evoca a unos años veinte románticos y llenos de promesas.

Cazot delinea perfectamente la aventura de la protagonista para, con una economía narrativa perfecta, contarla con lo mínimo. Rocheleau sabe plasmarla en un dibujo absolutamente soberbio, tierno, loco, lleno de detalles, con un colorido explosivo y exquisito. El trabajo conjunto de ambas es envidiable.


Las páginas de "Betty Boob" se devoran. Y no solamente porque su ritmo sea endiablado, sino porque su trama engancha desde un primer momento, y conmueve a golpes de dureza pero también de pura maravilla cotidiana.

El drama de las mujeres que sufren una mastectomía es retratado sin paliativos, pero también se deja claro que la vida sigue, y que está llena de posibilidades.


Es además "Betty Boob" un canto a la variedad de los cuerpos, femeninos y masculinos. Pechos grandes y pequeños, figuras delgadas y gruesas, penes grandes y chiquitines. Todo es bello. Todo es hermoso. Todo es sexy.

No me explayo más porque no quiero desvelar más, valga la redundancia, del argumento de esta obra conmovedora y hermosa. ¡Vayan a comprarla! ¡Ya! No se arrepentirán.


lunes, 21 de octubre de 2019

¿PROBLEMAS PARA INICIARTE EN EL JAZZ? TED GIOIA TE ENSEÑA A EMPEZAR DESDE CERO


El norteamericano Ted Gioia es uno de los más famosos historiadores musicales de su país, además de músico y crítico de jazz y escritor de libros sobre diversas disciplinas artísticas relacionadas con el sonido.

El jazz es, tal vez, junto con la llamada música clásica, uno de los estilos más difíciles de abordar para alguien que sea principiante. El material que hay de ambos, tanto histórico como actual, es abrumador, y las dos son músicas profundamente "intelectuales". Empezar en ellas sin una mínima guía puede ser verdaderamente terrorífico.


En "Cómo escuchar Jazz" Ted Gioia elabora un manual, también ensayo, que comienza en los fundamentos de esta música, tanto sonoros como históricos, y que termina en la actualidad, en las controvertidas escuelas que la enseñan.

Dirán que hay miles de libros como éste. Sí, es cierto. Pero muchos de ellos son también, incluso estando orientados a iniciados, tremendamente esnobs tanto en sus planteamientos como en sus conclusiones.

"Cómo escuchar Jazz" es todo menos elitista. Y Gioia se podría permitir serlo, dada la carrera que tiene a sus espaldas, pero si algo es este crítico musical es humilde, cercano y comprensivo.


Este libro suyo es una gozada. Su autor es un profesor abierto, amable, divertido, pero también, sobre todo, apasionado. Es consciente de que abordar el jazz puede ser una tarea titánica, y se aleja de las cátedras, de las píldoras doradas, para simplemente iniciar a quien lo desee en algo que ama con locura.

Empieza desde cero. Analiza en los primeros capítulos las particularidades del ritmo en el mundo del jazz, y también las de su famosa improvisación, y luego trata su estructura. Desmonta tópicos, aclara conceptos y explora polémicas.


Seguidamente, en la otra mitad de los capítulos, viaja hacia los difusos orígenes del jazz y escala por su evolución hasta nuestros días: cómo empezó todo en Nueva Orleans, cómo pasó luego a Chicago, a Nueva York y a Kansas City, cómo llegaron las eras del swing y del bebop y cómo se fusionó todo luego en las vanguardias y en las fusiones, valga la redundancia.

Finalmente, profundiza en varias de las grandes figuras del jazz (y pide perdón por haberse dejado otras cuantas debido al poco espacio): en sus estilos, en lo que aportaron, en lo que significaron tanto a nivel musical como a nivel social, porque el jazz, como todo arte, está profundamente enraizado en su momento y en su mundo.


Estas figuras son Louis Armstrong, Coleman Hawkins, Duke Ellington, Billie Holiday, Charlie Parker, Thelonious Monk, Miles Davis, John Coltrane y Ornette Coleman. Faltan, sí, muchos. Pero los que están, están, y son imprescindibles.

Ted Gioia además recomienda audiciones concretas en cada capítulo, para que los lectores de su libro tengan ejemplos prácticos siempre a mano con los que ilustrar y completar sus explicaciones.

Y, al final de "Cómo escuchar Jazz", deja, por si fuese poco, un total de 150 nombres de músicos de este estilo contemporáneos a los que seguir: todos ellos nuevos innovadores, o fusionadores, o vanguardistas.


Un comentario especial merece el análisis que realiza Gioia también en los capítulos finales de las escuelas de jazz, que hoy son numerosas y están bastante de moda. ¿El jazz puede enseñarse? ¿Se pueden dar clases de algo que supuestamente es improvisación? No se pierdan sus argumentaciones: les sorprenderán.

"Cómo escuchar Jazz" es un libro excelente tanto para los que como he dicho busquen iniciarse en esta música que nunca deja de generar posibilidades creativas como para los que son sus seguidores experimentados. Está lleno de matices, de anécdotas y de descubrimientos.


sábado, 19 de octubre de 2019

VENECIA. JIRO TANIGUCHI EXTRAE LA POESÍA DE UN SIMPLE LIBRO DE VIAJES


El 11 de febrero de 2017 murió Jiro Taniguchi a los 69 años. Se nos fue uno de los más grandes autores japoneses de cómic. Y una de sus últimas obras fue esta "Venecia" que hoy comento, un trabajo de encargo al que imprimió su sello personal.

Este libro de ilustraciones, a caballo entre el álbum y el cómic, nace de una iniciativa de la casa Louis Vuitton: enviar a artistas de diferentes discicplinas a ciudades de culturas diferentes de las suyas a elaborar un libro de viaje.


Entre estas creaciones se encuadra "Venecia", un homenaje al enclave italiano al que fue enviado Taniguchi. Muchos tal vez la despreciarán por ser una obra de encargo. Yo creo que es fantástica.

En este libro y cómic encontramos a un turista japonés que, en la ciudad de los canales, va en busca de las huellas de su familia. Concretamente, de la de su abuelo, que fue artista en dicho lugar en los años treinta del siglo XX.


Creo que todo creador se prueba a sí mismo en muchas ocasiones cuando se enfrenta a una obra que es un mero encargo; a una obra en la que tiene que trabajar con un material previo que puede que no sea a priori de su agrado. Y creo que de este tipo de obras salen muchas veces joyas inesperadas.

En "Venecia" el autor japonés vuelve a tratar algunos de sus asuntos habituales: las relaciones familiares, la unión entre generaciones, el paso del tiempo, el recuerdo. Todo mientras su protagonista, simplemente, pasea. Como en "El paseante", valga la redundancia. Y como en "Barrio Lejano" o "El almanaque de mi padre".


"Venecia", libro corto, escueto, pero lleno de preciosas estampas coloreadas, es una delicia para la vista. Los textos son mínimos, poéticos. Sugieren mucho, y se combinan a la perfección con las imágenes.

La pequeña historia familiar del protagonista es la punta del iceberg de muchas sensaciones que esconden el misterio de otra historia más grande y que el lector deberá reconstruir mientras él mismo pasea por Venecia, por sus lugares emblemáticos y por sus callejones más coquetos.


No es un cómic al uso, ni un libro al uso: es casi una guía poética de viajes. De poética cotidiana como sólo sabe hacerla Taniguchi.

No se dejen engañar: aunque sea un trabajo de encargo para Louis Vuitton, "Venecia" es una obra más de este gran autor que nos dejó hace tan poco tiempo. Merece la pena perderse por el itinerario que recorrió en 2013 y revivir sus sensaciones.