domingo, 31 de enero de 2021

SUEÑO DEL FEVRE. LA ADAPTACIÓN AL CÓMIC DE LOS VAMPIROS DE GEORGE R.R. MARTIN

SUEÑO DEL FEVRE de Daniel Abraham y Rafa López - 2010 - ("Fevre's Dream")

George R.R. Martin es esencialmente famoso por su larga (e inacabada) saga "Canción de Hielo y Fuego" (conocida ya más como "Juego de Tronos" a causa del éxito de su serie). Sin embargo, tiene, antes de su epopeya estrella, novelas fantásticas como "Refugio del viento" o "Sueño del Fevre".

Estas dos novelas las he comentado en este blog y hoy reseño la adaptación al cómic de la segunda mencionada, que es una historia de vampiros ambientada en el Mississipi en 1857 y de los años posteriores, en los que la esclavitud iba a ser por fin abolida.

Este cómic, de idéntico título, ha sido escrito por Daniel Abraham, famoso novelista, guionista y productor de series estadounidense y escritor de "The Expanse" junto a Ty Franck (ambos usando el seudónimo conjunto de James S.A. Corey). El dibujo ha corrido a cargo del español Rafa López.

Con las adaptaciones de novelas a cómic suele ocurrir que se suelen ver eclipsadas por la mencionada novela, valga la redundancia. Suele ocurrir también, no obstante, que animan a quien las lee a afrontar la obra original o a interesarse por su autor o autora.

Daniel Abraham adapta bien la historia base, con ritmo, aunque lo cierto es que se pierde bastante de la psicología de los personajes de la novela. Es normal, por otra parte, en el trasvase de medio. 

Igualmente, hay que decir que capta perfectamente la esencia de "Sueño del Fevre" y que no se deja nada de lo importante de la obra en el tintero, mientras que elige las escenas que traen los mejores diálogos para que sean las centrales, las más potentes (George R.R. Martin es un dialoguista genial: creo que es lo que se le da mejor como escritor, y con diferencia).

Rafa López cumple con solvencia a los lápices y ambienta muy bien la trama y, sobre todo, crea unas portadas magníficas y con un genuino sabor de clásico del cómic y de la literatura de terror y de aventuras: lo más destacado de todo el apartado gráfico.

El resto es lo que ya hemos conocido en la novela: acción, sangre, personajes carismáticos (mucho: otro de los grandes méritos de Martin) y una alegoría social certera sobre la explotación. Los vampiros actúan como un símbolo de esta explotación y los humanos, que se esclavizan entre ellos de forma clasista y brutal, no son mejores por el simple hecho de no beber sangre.

También es "Sueño del Fevre", dentro de este contexto, una fábula muy bella sobre la amistad y sobre la fraternidad entre personas diferentes y entre seres de diferentes especies.

Conserva este cómic el defecto del libro, igualmente: su desenlace es precipitado. De repente, todo corre que se las pela y acaba demasiado deprisa y dejando bastante cosas abiertas (y al ser esto una adaptación, la sensación está todavía más acentuada).

Antes que este cómic recomiendo leer la novela. Eso desde luego. Pero, una vez leída, creo que es interesante volver a ver a los personajes ya dibujados y en otro medio diferente.

sábado, 30 de enero de 2021

MUERE OTRO DÍA. LA DESPEDIDA DE LA SAGA ANTES DEL REINICIO NO PUDO SER PEOR

MUERE OTRO DÍA de Lee Tamahori - 2002 - ("Die another day")

Tristemente, tras el gran filme que fue "El mundo nunca es suficiente", el que le siguió y el que cerró la primera y larguísima saga de James Bond definitivamente hasta su reinicio (todo recomenzaría con el "Casino Royale" del actual 007, Daniel Craig), fue una de las mayores bazofias perpetradas por el clan de los Broccoli junto a "Moonraker": "Muere otro día". 

Inexplicablemente, se olvida en este filme el drama psicológico del anterior y se vuelve a aplicar una buena parte de la fórmula de la era de Roger Moore (acción frenética y delirante y mucha comedia) para desarrollar una historia ridícula con personajes planísimos y con escenas de acción vergonzosas. 

El encargado de dirigir "Muere otro día" es el habitualmente mediocre Lee Tamahori, que entrega la primera película de la gran franquicia de EON que se mueve a ritmo videoclipero: cualquier escena es buena para colocar un flash, una aceleración gratuíta, un zumbido o una distorsión... Que, abusivos y burdos, entorpecen la narrativa además de vulgarizarla notablemente (no hay lugar para el más mínimo suspense o misterio porque todo se justifica mediante un flashback o con una dislocación de la imagen o con un salto de escena absurdo). 

Para colmo, la trama es predecible desde el primer hasta el último momento por su linealidad e infantilidad (todo en ella se vislumbra a leguas) y sobre todo por el villano de opereta que la articula (y una vez más se vuelve al megalómano excéntrico y gesticulador incansable, completamente descolocado en el año 2002), el Coronel Moon, un militar corrupto de Corea del Norte que se opera para cambiar su rostro y transformarse en el magnate de los diamantes Gustav Graves. 

Interpretado por dos actores diferentes (Moon es Will Yun Lee y Graves es Toby Stephens), es éste un atangonista previsible, aburrido, sin relieve, sin personalidad y sobreactuado por ambos actores, que se limitan o a permanecer helados (Yun Lee) o a poner muecas sin cesar (Stephens).

Por otra parte, Pierce Brosnan está ya acomodadísimo en su rol, que interpreta con abulia y sin mucho esmero (como le ocurría ya al último Roger Moore), mientras que la chica Bond de turno es una Halle Berry (en aquellos momentos disparada vertiginosamente hacia la gran fama) que no aporta absolutamente nada a la trama y que únicamente se dedica a lucir cuerpo y a propinar golpes (para colmo, su papel es larguísimo para lo poco que tiene que ofrecer su personaje). 

Los secundarios siguen por desgracia la misma línea de los caracteres principales: el aliado del villano, Zao (Rick Yune) es un gorila tópico, mientras que la otra chica Bond, Miranda Frost (Rosamund Pike) ofrece una subtrama de traición al agente 007 muy mal desarrollada y tremendamente predecible. 

Para terminar, las escenas de acción, montadas a ritmo videoclipero (horrendas) resultan por lo general ridículas y, algunas, hasta provocan la vergüenza ajena (una huida de un palacio de hielo que se derrite, Bond surfeando por un tsunami con paracaídas, Bond en el Aston Martin invisible...). 

Únicamente es salvable de "Muere otro día" su genial prólogo en Corea del Norte y sus completamente inesperados títulos de crédito, en los que 007 es torturado y vejado por sus enemigos. El resto, puede ir directo a la basura.

Fue una verdadera lástima que la película que homenajeaba los cuarenta años de existencia del espía británico en su versión cinematográfica fuese tan increíblemente patética. 

Como curiosidad, hay que mencionar que, debido al cuarenta aniversario del estreno de "007 contra Dr. No", "Muere otro día" esconde un homenaje a cada una de las películas de la saga oficial de EON (Halle Berry surge de las aguas como la mítica Ursula Andress y más tarde casi la mata un láser al estilo de "James Bond contra Goldfinger", Bond escapa de una avalancha como en "007 al Servicio Secreto de Su Majestad", los diamantes son armas destructoras como en "Dimantes para la eternidad" -además de que Moon se opera el rostro como Blofeld en aquella-, el palacio de hielo del filme recuerda a la base de Stromberg en "La espía que me amó", Bond vuelve a pelear con un villano por su paracaídas imitando el horrendo prólogo de "Moonraker", el clímax en el avión es muy parecido al de "007: Alta tensión", Bond es relegado de su puesto por segunda vez tras "Licencia para matar"...). 

"Muere otro día" fue la última película que protagonizó Pierce Brosnan y la que cerró la interminable y ya casi absurda en su continuidad saga de 007, que recomenzaría de nuevo con la mencionada "Casino Royale" de Daniel Craig, que por suerte insuflaría mucho aire fresco a una fórmula ya agotadísima hasta lo idiota.

HAGO UNA PAUSA AQUÍ PORQUE LLEVO TRES SEMANAS DEDICADAS A JAMES BOND Y CON ESTA PELÍCULA CIERRO LA LARGA PRIMERA SAGA DEL PERSONAJE HASTA SU REINICIO CON DANIEL CRAIG. 

EL MES QUE VIENE COMENTARÉ LAS DOS VERSIONES ALTERNATIVAS DE LAS AVENTURAS DEL AGENTE Y, EL SIGUIENTE, LA MENCIONADA SAGA DE CRAIG

viernes, 29 de enero de 2021

EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE. EL JAMES BOND DE BROSNAN ALCANZA LA MADUREZ

EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE de Michael Apted - 1999 - ("The world is not enough")

"El mundo nunca es suficiente" es la consagración de Pierce Brosnan como James Bond y la mejor película sin ninguna duda que protagonizó como el espía británico. 

Michael Apted, cineasta irregular pero capaz, cuando quiere, de entregar clásicos como "Quiero ser libre" o "Gorky Park" u obras muy dignas ("Gorilas en la niebla", "Nell", "Enigma"...), se encarga ahora de la dirección del nuevo filme de los Broccoli para relatar, con pulso y equilibrando perfectamente la acción con el romance y el suspense, una trama en la que el agente 007 se ve, además de en su misión, involucrado en un atormentado y ambiguo trío pasional con el villano de turno (un genial y muy pulp e inspirado Robert Carlyle) y con su amante y también chica Bond (una igualmente genial y esplendorosa Sophie Marceau). 

El de Carlyle es el primer antagonista (y el último por desgracia) con presencia y verdaderamente aprovechado de la era Brosnan, Viktor Renard Zokas, un terrorista inmune al dolor que, paradógicamente, mantiene una relación de tintes masoquistas con su mencionada amante Elektra King, hija de un millonario que fue secuestrada por él y que ha desarrollado un poderoso Síndrome de Estocolmo hacia su persona. 

Mientras, James Bond, inmerso en otro juego con Elektra que se le diluye con su aventura de turno, se muestra por primera vez desde "Licencia para matar" atormentado, sorprendiendo al espectador y enseñando una cara amarga y triste que en la era Brosnan (que por cierto muestra aquí su gran capacidad actoral, más acaparada por la acción en los dos filmes anteriores) era impensable (desde la mencionada última película de Timothy Dalton el protagonista de la franquicia estrella de EON no se comportaba de manera sombría y 100% humana).

No sólo deslumbran, además, los tres protagonistas principales del filme: M, por primera vez en la saga, muestra su cara desolada (y la gran Judi Dench la borda), desarrollando una importancia clave en la trama que la sitúan, dentro del trío pasional mencionado, como la gran aliada de Bond junto al mafioso ruso Valentin Zukovsky de Robbie Coltrane, que vuelve desde "Goldeneye" y que realiza un papel muy destacado como comparsa (también ambigua) de los héroes. 

Ya la segunda chica Bond de la historia, la doctora Christmas Jones (una solvente Denise Richards), se muestra menos desarrollada en líneas generales (tal vez quede ensombrecida por el enorme peso de los demás personajes) aunque efectúa con dignidad su papel de aliada femenina de 007. 

Dejando a un lado los excelentes personajes, no desmerecen tampoco, sin embargo, en el filme, las escenas de acción, frenéticas e imaginativas por vez primera en la etapa de Pierce Brosnan (genial la lucha de Bond y Christmas para desactivar la bomba en la mina o la loca huida de ésta). 

"El mundo nunca es suficiente", que dividió como siempre a los fans del espía, que la adoraron y la odiaron a partes iguales, es la última gran película de la saga hasta la llegada del "Casino Royale" de Daniel Craig; una fascinante cinta de acción sobre el odio y el resentimiento y sobre el amor y el dolor y sus muchas veces peligrosas relaciones. 

Como nota triste, hay decir que Desmond Lewelyn murió en un accidente automovilístico al poco de estrenarse este filme dejando un enorme vacío en la saga que fue cubierto por el ex "Monty Phyton" John Cleese, que fue llamado R.

jueves, 28 de enero de 2021

EL MAÑANA NUNCA MUERE. ENTRETENIDA PERO MEDIOCRE Y SIN NADA QUE APORTAR

EL MAÑANA NUNCA MUERE de Roger Spottiswoode - 1997 - ("Tomorrow never dies")

Dirigida ahora por el mediocre Roger Spottiswoode (tiene en su filmografía una maravilla llamada "Bajo el fuego" pero casi la totalidad del resto de su producción se compone de bazofias como "Socios y sabuesos", "Air America", "¡Alto!, o mi madre dispara" o "El Sexto Día"), la segunda película de Pierce Brosnan como James Bond, "El mañana nunca muere", volvió a ser un gran éxito comercial como el de su irregular debut, aunque artísticamente sí resultó ser ya completamente fallida y anodina. 

La fórmula de "Goldeneye" se repitió, pero retornando a los villanos megalómanos que con Roger Moore habían desaparecido poco a poco y a la idea de decantar la balanza por la acción y la aventura en detrimento del espionaje y del suspense (lo cual también es característico de la mayor parte de la era del mencionado Moore). Estos dos hechos fueron los que lastraron casi por completo este filme.

Ahora el antagonista de turno era el multimillonario Elliot Carver (Jonathan Pryce), que quería provocar una nueva gran guerra entre potencias valiéndose de la manipulación por medio de los medios de comunicación, su principal negocio. 

Pryce como Carver no funcionaba, y no por ser él un mal actor, sino porque su a veces excesivo megalómano estába ya fuera de lugar en la segunda mitad de la década de los noventa y porque sus frases y poses típicas de excéntrico quedaban bastante ridículas e incluso, por breves momentos, vergonzosas. 

Por otro lado, Bond se enfrentaba a él en una trama tremendamente lineal y sin sorpresas cimientada en escenas de acción muy espectaculares (como la caída libre desde el cartel del rascacielos de Carver o la posterior escapada en moto) pero nada más. 

Sí destacaban las dos chicas Bond de la ocasión, la mujer de Carver que tuvo una vieja historia con el agente 007 (una excelente Teri Hatcher que, sin embargo, desaparece demasiado pronto de la trama y que podría haber dado mucho más juego) y la agente china Wai-Lin, que, tras ser su rival en un primer momento, colaboraba mano a mano con el espía británico (y que fue otra excelente Michelle Yeoh que, además, mostró una gran química con Brosnan en las escenas de acción, a las que puso su particular homenaje al cine de artes marciales -se volvió además a mostrar decorados orientales, que desde "Octopussy" no se prodigaron en la saga-). 

A pesar de esto, los demás secundarios resultaron ser en general endebles: el principal secuaz de Elliot Carver, Mr. Stamper (Götz Otto) no dejaba de ser el clásico gorila de aire nórdico y frío sin mucho papel aparte de propinar golpes, mientras que el agente de la CIA Jack Wade (de nuevo Joe Don Baker) repite como el olvidable aliado secundario cómico de Bond y vuelve a la carga con sus chistes tontos (por suerte por última vez).

No hay mucho más que decir de esta película salvo que sus aciertos, si bien son grandes (sobre todo las chicas Bond) son pocos, mientras que sus fallos son también grandes y bastantes. 

"El mañana nunca muere" es esencialmente entretenida y no llega a ser una bazofia como por ejemplo lo es "Moonraker" o la posterior "Muere otro día", pero sí que pasa completamente sin pena ni gloria en una filmografía a la que no tiene nada que aportar (lo que ocurre también, por ejemplo, con "Octopussy" o con "Panorama para matar").

miércoles, 27 de enero de 2021

GOLDENEYE. PIERCE BROSNAN SE ESTRENA COMO 007 CON UN GRAN ÉXITO COMERCIAL

GOLDENEYE de Martin Campbell - 1995 - ("Goldeneye")

Tras el fracaso (injustísimo) que supuso "Licencia para matar", la saga de James Bond estuvo tan paralizada que, de hecho, incluso estuvo a punto de desaparecer. 

Durante los años ochenta, el agente 007 había ido siendo poco a poco derrocado en las taquillas por otros personajes de acción y de aventuras como Indiana Jones, John McClane (de "La Jungla de Cristal"), Martin Riggs y Robert Murtaugh (de "Arma Letal") o Axel Foley (de "Superdetective en Hollywood").

Fue una década de grandes sagas comerciales que arrasaron en las salas y, mientras Roger Moore era demasiado mayor e incluso patético en sus últimos filmes, Timothy Dalton era demasiado serio y brutal y carecía de la vena cómica que otros como los mencionados Indiana Jones o John McClane tenían (esta vena fue una clave básica de éxito de muchas epopeyas de acción de esta época). 

Con semejante panorama, Albert R. Broccoli por fin se retiró de la producción de su saga estrella y se la entregó definitivamente a su hija Bárbara y a su hijastro Michael G. Wilson, que esperaron, desde el fracaso de "Licencia para matar", cuatro largos años para volver a arriesgarse a proyectar un nuevo filme de James Bond. 

Los cambios que experimentó la saga fueron a todos los niveles: Timothy Dalton no continuó como protagonista (al parecer él tampoco lo deseaba) y fue Pierce Brosnan su sucesor, Robert Brown tampoco fue ya M y su papel pasó a la genial Judi Dench (se deja ligeramente ver en esta nueva etapa que el anterior M, el de Bernard Lee y Brown, o "murió" o "se jubiló"), Moneypenny es ahora la solvente Samantha Bond y el director elegido para el nuevo filme del agente británico, "Goldeneye", ya no es el agotado John Glenn, sino el solvente creador de cintas de acción y de aventuras Martin Campbell (que repetiría con los Broccoli en "Casino Royale", ya con Daniel Craig como Bond). 

Únicamente el eterno Desmond Llewelyn repitió como Q hasta su muerte en 1999 en un accidente de tráfico (tras lo que fue sustituído por el ex "Monty Phyton" John Cleese, que se llamaría R), mientras que desgraciadamente Felix Leiter, de nuevo completamente desaprovechado por EON, no aparecería en esta etapa tras haber perdido una pierna en "Licencia para matar" (aunque tampoco es esto una excusa para desechar a este personaje, ya que en la saga de las novelas le ocurría lo mismo y continuaba con sus misiones en silla de ruedas y usando una prótesis). 

Este último hecho, por supuesto, volvió a disgustar mucho a los fans de las mencionadas novelas, en las que Leiter era un secundario muy importante (aunque EON lo rescataría de nuevo y por suerte en la etapa de Daniel Craig).

"Goldeneye" cuenta con unos personajes muy bien ideados y con carisma y, además, con unas escenas de acción verdaderamente destacadas y que, espectaculares por todo lo alto, no resultan ridículas como las protagonizas por el Bond del último y a veces patético Roger Moore (aquí especialmente brilla uno de los mejores prólogos de la saga, el de la escena del puenting en la presa rusa, y una persecución en tanque verdaderamente divertida). 

Sin embargo, "Goldeneye" se muestra irregular en lo que a personajes secundarios se refiere: el villano informático Boris Grishenko (Alan Cumming) no deja de ser un informático tópico (gafotas, estrambótico y siempre haciendo comentarios supuestamente chistosos sobre sexo) y el general renegado Ourumov (el alemán Gottfried John) tampoco deja de ser el militar helado y sin escrúpulos clásico, mientras que el primer aliado de turno de Bond, el agente de la CIA Jack Wade (curiosamente interpretado por Joe Don Baker, que fue también el villano Brad Whitaker de "007: Alta tensión") es bastante insufrible como secundario cómico sin mucha gracia (para haber colocado a este tontorrón personaje, los Broccoli podrían haber rescatado a Felix Leiter). 

Sí se salva, en cambio, el segundo aliado de 007, el mafioso ruso Valentin Zukovsky (muy bien interpretado por un solvente Robbie Coltrane).

Sin embargo, "Goldeneye" tiene, sobre todo, un enormísimo fallo: la relación que tendría que existir entre James Bond y su viejo amigo el agente 006, relación de lealtad y amistad traicionada, está pésimamente explotada en el filme y logra lastrarlo completamente. 

El personaje de Sean Bean, lleno de posibilidades, viene por desgracia muy diluido y sembrado de lagunas (en realidad, no queda claro del todo el porqué de su actuación) y su pasado junto a Bond apenas aparece esbozado en el prólogo. 

Una verdadera lástima, ya que el primer filme de Pierce Brosnan como Bond podría haber sido un gran enfrentamiento entre agentes y no pasa de ser una película esencialmente digna y divertida. 

"Goldeneye" fue un enorme éxito de taquilla que revitalizó por completo la saga estrella de Albert R. Broccoli, que falleció al año siguiente de su estreno.

martes, 26 de enero de 2021

LICENCIA PARA MATAR. EL BOND VENGATIVO Y VIOLENTO INJUSTAMENTE OLVIDADO

LICENCIA PARA MATAR de John Glenn - 1989 - ("Licence to kill")

Si "007: Alta Tensión" fue un experimento muy irregular, "Licencia para matar", la última película de la franquicia de los Broccoli que dirigió John Glenn, fue el excelente filme que sentó las bases definitivas de lo que fue el efímero James Bond de Timothy Dalton, el Bond violento, brutal, hierático y vengativo que acababa de manera bestial con sus enemigos y que, por desgracia, no fue más allá de esta película (Daniel Craig recogió el testigo mucho tiempo después). 

El agente 007 está verdaderamente desconocido en esta cinta en la que, para vengar el asesinato y la violación de la mujer de Felix Leiter y la tortura de éste, elimina de manera completamente despiadada a los responsables y se pone en contra de su propio jefe M y de su país, que le exige que se dedique a otra misión. 

Timothy Dalton, ya plenamente cómodo en su papel, borda a este Bond y, literalmente, se come la pantalla en la que es una de las mejores interpretaciones del espía británico de EON. 

Lo mismo se puede decir de su enemigo de turno, el gran Robert Davi, que da vida magistralmente a Franz Sánchez, un señor de la droga tan brutal como el protagonista del filme y que se erige como uno de los villanos más despreciables y odiosos de la historia del agente, villano algo olvidado que ha de ser constántemente reivindicado y que está al mismo nivel de terrible carisma de otros como el Dr. No, Goldfinger, Blofeld, Scaramanga o Tiburón (sólo que éste ya no es un megalómano o un asesino pulp, sino un mafioso con los pies en la realidad -es lo que ganan los antagonistas de la desgraciadamente cortísima etapa de Timothy Dalton-).

Por otro lado, los secundarios tampoco desmerecen de los dos personajes principales: Felix Leiter, de nuevo David Hedison (extrañamente el Leiter de "Vive y deja morir" -recordemos que hasta la fecha siempre había estado interpretado por diferentes actores en cada filme-), por fin goza del protagonismo que se merecía; el que es el mejor amigo (y casi único) de Bond es brutalmente torturado por Sánchez y su mujer es violada y asesinada en el mismo día de la boda de ambos, por lo que la misión principal de 007 en este filme no es otra que la de vengarles a los dos, para lo cual va a hacer absolutamente todo lo que está en su mano, incluida la utilización de cualquier método sádico. 

Lo mismo se puede decir de Q y de Moneypenny, que se erigen como los aliados del protagonista en esta ocasión, aliados que, después de tantos años de trabajar con él, son incapaces de no ayudarle en su venganza a pesar de que ha desobedecido las órdenes de M (que le comprende pero que no puede hacer nada por su causa salvo desearle suerte) y de que se ha convertido en un proscrito dentro del Servicio Secreto Británico. 

Por último, Carey Lowell, la chica Bond de turno, es, de nuevo, otra mujer independiente que colabora con el agente y que le ayuda en su vendetta de una manera activa, mientras que los numerosos secuaces de Sánchez (entre los que está un jovencísimo Benicio del Toro) se suelen alejar de lo estrambótico para retratar a simples mafiosos repugnantes y crudos.

Las escenas de acción también son destacadas, especialmente la persecución final y la venganza de Bond, mientras que la violencia en el filme supera la vista en todos los anteriores, y con creces (y eso que en su día "007 contra Dr. No" fue acusada de violenta). 

La esposa de Felix Leiter es como he dicho violada y asesinada y a él un tiburón le devora una pierna, Sánchez le arranca el corazón a uno de sus enemigos, uno de sus secuades muere en una cámara de descompresión, James Bond ejecuta sus venganzas a sangre fría... Entre otras cuantas cosas totalmente nuevas en la saga.

Queda en el filme ya un poco fuera de lugar la exótica base pulp (con mago fraudulento incluido) en la que Sánchez ejecuta sus conspiraciones, pero es lo único que desentona del sobrio y violentísimo conjunto. 


"Licencia para matar" es una maravilla que, por desgracia, no sirvió para que Timothy Dalton (que tenía un contrato para por lo menos un filme más con los Bróccoli) continuase siendo el protagonista de la franquicia estrella de EON: fue un fracaso comercial y, hasta casi seis años después, la saga, que estuvo a punto de darse por cerrada de forma definitiva, no pudo reactivarse (lo hizo con "Goldeneye" y con Pierce Brosnan haciendo de 007). 

Es tremendamente triste e injusto que precisamente dos de los mejores Bond de la historia (George Lazenby y Dalton) y dos de sus películas ("007 al Servicio Secreto de Su Majestad" y "Licencia para matar") fuesen tan mal valorados en su día. Por suerte, hoy ambos (y los filmes mencionados) han sido reivindicados y alzados al estatus del culto.

lunes, 25 de enero de 2021

007: ALTA TENSIÓN. LLEGA EL CAMBIO RADICAL DEL JAMES BOND DE TIMOTHY DALTON

007: ALTA TENSIÓN de John Glenn - 1987 - ("The Living Daylights")

Tras "Panorama para matar" la fórmula del James Bond de Roger Moore ya estaba demasiado agotada y los Broccoli se enfrentaban a un posible descalabro con su sucesor. Por ello, se intentó volver al 007 de Sean Connery y de George Lazenby, al 007 más serio de las novelas de Ian Fleming. 

Timothy Dalton, el elegido finalmente para suceder a Moore, fue este 007 serio y, además, el más violento y brutal de todos hasta la llegada del actual Daniel Craig, 007 cuya segunda película, por desgracia, fue un fracaso comercial que le impidió prolongarse más allá de dos cintas (tras él, llegó el más convencional Pierce Brosnan). 

Dalton, no tan olvidado como George Lazenby pero sí ensombrecido por Connery, Moore e incluso por el mismo Brosnan, hizo propio a un James Bond como he dicho violento, brutal, vengativo, muy serio e hierático, mucho menos mujeriego y que incluso llegaba a desobedecer las órdenes de M y a asesinar de manera bestial a sus enemigos. 

Este James Bond gustó a los fans de las novelas de Fleming, pero suscitó reacciones tanto de amor como de odio entre los fans de las películas, ya que el cambio de registro del agente británico había sido tremendamente abrupto e inesperado. Las dos únicas películas que protagonizó fueron la comentada hoy y la mencionada "Licencia para matar".


"007: Alta tensión"
abre una nueva etapa para el espía estrella de EON en todos los aspectos: supone el debut de Dalton como protagonista y el de la solvente Caroline Bliss como la nueva Moneypenny, es la última misión del personaje con la Guerra Fría de por medio (por consiguiente, también la última aparición del ambiguo General Gogol de Walter Gotell) y es la película que presenta la nueva fórmula de la saga, fórmula que, sin renunciar a la acción frenética y a la exhibición de efectos especiales, vuelve a dejar de lado la pura aventura que Roger Moore había asentado para centrarse mucho más en las tramas de suspense clásicas. 

Tal vez por resultar un experimento total y además muy arriesgado, sea "007: Alta tensión" (de nuevo dirigida por John Glenn) una película tan irregular (no lo sería la que le siguió, la mencionada y genial "Licencia para matar" -la breve consagración de Dalton en su papel-). 


James Bond se enfrenta ahora a la organización terrorista SMERSH (la "SPECTRA original" de las novelas de Fleming) y a dos villanos que suponen todo un soplo de aire fresco en la saga: el fanático de la estrategia militar Brad Whitaker (divertidísimo Joe Don Baker) y el traicionero y conspirador sin dignidad Georgi Koskov (un excelente Jeroen Krabbe). 

Ambos suponen, como he dicho, un soplo de aire fresco porque no son ya megalómanos millonarios, sino verdaderas sabandijas patéticas que se sirven de las trampas y de la falsedad para hacerse de oro a costa de los bandos enfrentados en la Guerra Fría. 


No son villanos especialmente carismáticos, pero sí bastante despreciables (de manera consciente) y adecuados a unos nuevos tiempos en los que la vieja idea de dominar el mundo se va dejando de lado a favor de otras más realistas y posibles. 

La chica Bond de turno también es destacada y lo mismo se puede decir de la mayoría de los secundarios. Maryam d'Abo interpreta muy bien a Kara Milovy, la violoncelista rusa engañada por Koskov, una chica Bond frágil pero no tonta y bastante independiente a pesar de enamorarse perdidamente de su ocasional aliado británico (ya el machismo se había ido de la saga de manera definitiva), mientras que John Rhys Davies hace un excelente papel como el General Ruso aliado de Bond Leonid Pushkin y Andres Wisniewski hace lo propio con el letal asesino Necros. 


También hay que decir que "007: Alta tensión" contiene escenas de acción que, siendo espectaculares por todo lo alto (la mejor, el combate final en el avión contra Necros), escapan, por fin y con limpieza, de la ridiculez que habían alcanzado en la era de Roger Moore.

Ya en la parte negativa del filme, hay que comentar que Felix Leiter (ahora John Terry), que vuelve a colaborar con Bond después de seis películas y trece años sin aparecer en la saga, lo hace sin pena ni gloria por culpa de la maldita manía de los Broccoli de no otorgarle el protagonismo que tiene en las novelas de Ian Fleming, que es mucho (aunque esto quedaría parcialmente subsanado en "Licencia para matar"). 


Sin embargo, sin ninguna duda lo peor de "007: Alta tensión" es el hecho de que, cuando en anteriores entregas no había ocurrido esto (por lo menos de manera tan descarada), en ésta los rusos aparecen diabolizados como en tantas tristes películas de acción la década de los ochenta, especialmente cuando Bond viaja a la Afganistán dominada (con afganos prisioneros, torturados o ejecutados sin cesar por soviéticos monstruosos) y colabora con los rebeldes en una guerra abierta en el desierto que recuerda demasiado y peligrosamente a la de la patética "Rambo III", película que vería la luz al año siguiente, 1988. 

"007: Alta tensión" es, como he dicho, un irregular experimento, y además arriesgado, que intentó con un éxito medio instaurar al agente británico serio de Timothy Dalton.

domingo, 24 de enero de 2021

PANORAMA PARA MATAR. EL TARDÍO Y YA NECESARIO ADIÓS DE ROGER MOORE

PANORAMA PARA MATAR de John Glenn - 1985 - ("A view to a kill")

A "Panorama para matar" le ocurre lo que a "Octopussy": es un filme básicamente divertido, pero su fórmula es incapaz de provocar ninguna sorpresa y se muestra ya agotada (demasiado). 

Roger Moore, con 58 años, está más ridículo que nunca como galán y héroe de acción, y su papel, para colmo, prosigue (y se cierra) en la comicidad a la que se abandonó definitivamente tras la genial "Sólo para sus ojos". 

La última película del "James Bond cómico", de nuevo dirigida por John Glenn, vuelve a centrarse más en la pura aventura dejando a un lado el espionaje y vuelve a presentarse cargada de escenas de acción muy espectaculares pero, en líneas generales, ya muy vistas. 

Los villanos de turno de 007 son excelentes, eso sí, pero la trama de su periplo es predecible y carente de sorpresas. "Panorama para matar" es, como "Octopussy", una cinta irregular con unos méritos y unos defectos bastante acusados.

Como he comentado, Bond se enfrenta ahora a unos antagonistas geniales: a Max Zorin, un genio psicópata producto de un experimento genético nazi que fue criado por los rusos (el pulp sigue bien presente en la saga) y a su amante May Day, una asesina fría y despiadada que además es una máquina sexual. 

Max es un magnífico Christopher Walken que borda a un megalómano psicótico ejemplar (en mi opinión, el mejor villano de la franquicia desde Francisco Scaramanga junto al Aristóteles Kristatos de "Sólo para sus ojos") y May Day es una igualmente genial Grace Jones que también borda su papel de criminal ambigua y devorahombres. 

Desgraciadamente, salvo estos dos inolvidables personajes, lo que queda de la galería deja bastante que desear: Roger Moore (ya interpretado descaradísimamente por extras en muchísimas escenas) está cansado, acomodadísimo y muy aburrido de su demasiado extendido papel (de hecho, no iba a rodar esta película, pero los Broccoli le convencieron mientras contrataban a Timothy Dalton para sustituirle).

Por otra parte, la chica Bond de turno (la guapísima Tanya Roberts) pasa por el filme sin pena ni gloria debido a su papel sin demasiado relieve y el aliado del espía, el agente británico Sir Godfrey Tibbett (Patrick Macnee), es más un secundario cómico que, además, tiene una importancia nimia.

Finalmente, la trama esconde pocos secretos destacables y las escenas de acción que la mueven tampoco presentan sorpresas. Algunas resultan divertidas (como la huida de la mina o el combate final en el Golden Gate de San Francisco), pero otras son, en la línea de muchas de "Moonraker" y de varias de "Octopussy", ridículas ("deslumbran" especialmente la persecución en el camión de bomberos o la carrera en el taxi parisino partido por la mitad). 

"Panorama para matar" es una película tremendamente irregular que sobraba completamente (por lo menos protagonizada por Moore) y que por fin le despide de su papel estrella. 

También se despidió con este filme otra enorme habitual de la saga: Lois Maxwell, que también tenía 58 años, que no había faltado a una sola aventura del agente británico de EON como Moneypenny y que sería sustituída por Caroline Bliss en "007: Alta tensión".