sábado, 31 de agosto de 2019

NI PUTA GRACIA. UNA INESPERADA VUELTA DE TUERCA AL HUMOR ABSURDO


El alemán Joscha Sauer, muy conocido en su país, empezó su andadura con las viñetas en su página Nightlustig.de ("Nightlustig" viene a ser algo así como, efectivamente, "Ni puta gracia") y, poco a poco, fue haciéndose un hueco en diversos diarios con sus delirantes tiras hasta llegar a la fama.

"Ni puta gracia", que en España hemos podido tener en unos cuantos tomos recopilatorios (aunque hay mucho, muchísimo más material en alemán y en la propia web del autor esperando a llegar aquí), es una serie de viñetas de humor completamente absurdo, a veces muy negro, a veces hasta surrealista e incluso dadaísta.


Joscha Sauer (creo que su apellido es un "apodo", ya que "Sauer" en alemán significa "ácido" o "agrio") se apoya, en cada una de sus viñetas, en una situación que ya de partida es absurda para darle, dentro de ella, otra vuelta de tuerca aún más absurda.

En su mundo sin sentido interactúan a menudo, dentro de una cotidianeidad chorra, los humanos con los animales antropomorfos, los seres mitológicos y los objetos animados.


Hay varios cánones que se suelen repetir: los cocodrilos, los yetis, las jirafas, los lemmings, los pingüinos, los médicos, los payasos, las cebras, los dinosaurios, los muñecos de nieve y hasta la misma Muerte.

El dibujo de Sauer es sencillo y "naif", redondito, entrañable, y sus personajes parecen estar siempre en un estado alucinado que fuerza todavía más la predisposición a la risa.


Las situaciones son delirantes, y en una sola viñeta Sauer sabe exprimir por completo un gag independiente que suele ser descacharrante.

La gran mayoría de ellos son como he dicho directamente absurdos, pero otros son negrísimos, y alguno hay que es políticamente muy incorrecto y con un toque claro de crítica social.


Puedo hablar y hablar sobre este humor que se sale una y otra vez por la tangente, pero creo que lo mejor que puedo hacer para explicar su efectividad es dejar fotos aquí de algunas de las mejores creaciones de este autor de Frankfurt.

"Ni puta gracia" no cansa. Aunque hay mejores y peores chistes (lo cual es normal en una producción extremadamente amplia, de periodicidad semanal y hasta diaria en algunos periódicos, valga la redundancia), la gran mayoría consiguen sacar auténticas carcajadas.


En Alemania, Joscha Sauer se ha hecho tan famoso que el merchandising de sus tiras está por todas partes y, además, se ha puesto en marcha una serie de animación sobre sus locos gags.

Aquí, tendremos que esperar a que lleguen más tomos recopilatorios de los que hay. Si se los pueden agenciar, se los recomiendo encarecidamente: les darán muchas horas de risas y risas. Y si saben o estudian alemán, no dejen de visitar su página.


viernes, 30 de agosto de 2019

EL ÚLTIMO ENCUENTRO. LOS RESTOS DE LA VIEJA EUROPA AL DESNUDO


El húngaro Sándor Marai me parece un escritor básico para entender la tumultuosa historia de la Europa central y del Este desde que el Imperio Austrohúngaro se disolvió tras la Primera Guerra Mundial hasta la caída de la Unión Soviética a finales de los años ochenta y principios de los noventa.

Nació en 1900 en el mencionado Imperio Austrohúngaro (en Kosice, la que hoy es la segunda ciudad más poblada de Eslovaquia) y en su adolescencia vio como caía dicho imperio tras la mencionada Gran Guerra y cómo todo su viejo mundo se desmoronaba.


Pronto estuvo sin embargo viajando por toda Europa y conviviendo con las vanguardias de la París de los años veinte y pronto se hizo famoso como escritor y pensador.

Instalado en Budapest a partir de 1928, se tuvo sin embargo que comer con patatas tanto a los nazis como a los soviéticos. Su inmensa fama le salvó de represalias grandes de ambas dictaduras, pero no de la censura ni del boicot.


El régimen comunista te tachó de "burgués" y su obra empezó a ser atacada, y él se tuvo que exiliar en 1948 en Suiza y en Italia y posteriormente en los Estados Unidos, en Nueva York (luego se trasladaría al país italiano de nuevo para vivir once años en Salerno, desde 1968 hasta 1979, tras lo cual se instalaría definitivamente en San Diego, California).

El 22 de febrero de 1989, tras perder en un año y medio a su mujer, a su hijo y a sus tres hermanos, se suicidó disparándose en la cabeza. Varios meses después, caía el Muro de Berlín. Fue un hecho histórico que no llegó a ver por poco y que le habría alegrado.


Hay en la obra de Sándor Marai un poso de melancolía siempre presente dentro de una tensa tranquilidad. Siempre está a punto de ocurrir algo brutal, pero no ocurre, y pasamos al siguiente capítulo. Es pura adicción.

Pocos escritores dominan el "tempo" como él. Y a partir de un argumento que muchas veces es nimio (un divorcio, una relación familiar podrida, una amistad desgastada) crea un universo inmenso de sentimientos ocultos, de emociones a punto de estallar.

Todo ello en el marco que ha caracterizado a la mayor parte de sus obras: el de la decadencia de la burguesía húngara, que representa a la decadencia de todo un imperio y de toda una vieja concepción existencial y moral de Europa.


"El último encuentro", de 1942, es una novela apasionante. Es una de las más famosas de Marai junto con la también inmensa "Divorcio en Buda".

En ella, un viejo militar húngaro, Henrick, está esperando, en su viejo castillo, la visita del que fue su mejor amigo, Konrad, también militar. Hace cuatro décadas que no se ven, pero tienen algo que no resolvieron en su día pendiente de cerrar.

En la primera parte de la novela, se presenta al primero y a su mundo: su vejez, su vida hasta ese momento, su existencia acomodada pero hastiada en su castillo. En la segunda, llega el amigo esperado, y comienza la conversación de ambos, que es más bien un largo y espléndido monólogo del primero de ellos.


La intriga es agudísima y tensa. Como en tantas novelas de Marai, todo está a punto de estallar en medio de la tranquilidad más lánguida. El estilo es suave, elegante, melancólico. Las palabras están todas escrupulosamente elegidas.

Sándor Marai nos engancha como en un thriller y construye un mundo gigantesco de sentimientos, de contradicciones, de frustraciones vitales, de traiciones cotidianas, de alegrías y de tristezas, de clasismo, y también dos personajes perfectamente redondeados que terminan doliendo de verdad.


Bajo todo esto, como en una película de Luchino Visconti, late un mundo que se hunde poco a poco, que ya no es lo que era, cuyos códigos dejan de golpe de ser válidos. No es casualidad, pienso, el que los dos personajes sean militares.

"El último encuentro" es una obra melancólica, romántica, bellísima en la forma y en el fondo, y salvo algún pasaje con homofobia que contiene (recordemos que la novela fue publicada en 1942), sus asuntos básicos son extrapolables a muchos contextos y relaciones personales.

Creo que Sándor Marai ha estado un tiempo bastante olvidado y creo que ha de ser reivindicado como se merece. Novelas sin aristas, redondas, como ésta, lo atestiguan.


martes, 27 de agosto de 2019

MONSTRUOS UNIVERSITY. DIVERSIÓN Y NOSTALGIA ESTUDIANTIL


La primera película larga de Dan Scanlon para Pixar, empresa para la que realizado numerosas colaboraciones y cortometrajes, fue "Monstruos University", la tardía precuela de "Monstruos S.A.".

Aunque no tiene el poder de sorpresa que tenía su antecesora, esta historia que cuenta cómo se forjó la amistad de Sully y Mike en sus tiempos universitarios es una película divertidísima y como siempre portadora de un humor tanto para los más pequeños como para los adultos.


Usando el estilo de esos nostálgicos años ochenta que tanto está de moda ahora, "Monstruos Universitry" narra cómo los dos protagonistas principales de la primera entrega se conocieron cuando eran estudiantes de "asustadores de niños humanos" y también cómo algunos de los principales secundarios de aquella llegaron a ser lo que en aquella eran.

Se echa en falta ciertamente el tono de parábola social simple pero efectiva que tenía "Monstruos S.A." sobre el "Mercado del Miedo", pero, y a pesar de ser menos redonda, esta película cumple como otro de los títulos indiscutiblemente divertidos de Pixar.


Los nuevos personajes tienen muchísimo carisma, tanto los principales como los secundarios (y la galería de monstruos vuelve a ser una delicia de la imaginación), mientras que la animación ha mejorado hasta llegar a ser fabulosa y el nivel de detalle de los escenarios y de los referidos personajes es precioso.

Las escenas de acción son fantásticas (todas las de las pruebas especialmente) y los golpes de humor vuelven, como he mencionado, a ser por suerte para todos los públicos en el mejor de los sentidos.


La parodia de la clásica "película juvenil de iniciación" cumple, y todos los tópicos y clichés del "género" son homenajeados con gracia y cariño. El mensaje vuelve a resaltar los valores humanos de la amistad y la fidelidad a las ideas propias sin caer en la moralina.

"Monstruos University" es una más que digna secuela. No es de las mejores obras de Pixar y es cierto que en comparación con su predecesora se queda un poco atrás, pero cumple de sobra en líneas generales.


lunes, 26 de agosto de 2019

MONSTRUOS S.A. UNA METÁFORA DEL MERCADO DEL MIEDO AJENO


Junto al de los juguetes con vida de la saga de "Toy Story", el de "Monstruos S.A." es uno de los mejores mundos que la compañía de Pixar ha creado nunca.

Estuvo dirigida por Pete Docter, que posteriormente se encargaría de maravillas como "Up" y "Del revés", Lee Unkrich, que haría lo propio con "Buscando a Nemo", "Toy Story III" y "Coco", y David Silverman, formado en "Los Simpson" y que dirigiría su película grande en 2007.


Este inolvidable filme propone una reinvención total en clave de comedia seria del "trabajo" de esos famosos y temidos monstruos que a todos nos asustaron cuando éramos pequeños y que temíamos que se escondiesen en el armario o debajo de la cama: estos monstruos en realidad tienen miedo a los niños y se ganan el pan "jugándose" sus vidas para traer a su mundo la energía que necesita para funcionar, que proviene precisamente de los gritos de estos niños.

"Monstruos S.A." es una clásica historia de valores humanos como la amistad y la confianza (motores de la trama) o la integridad pero que también propone una crítica a un mundo que se sustenta en la mentira y en la corrupción y que vive del miedo ajeno para poder obtener ganancias.


Demuestra esto una vez más que, aunque no en todas sus películas, en muchas de ellas Pixar ofrece mensajes tanto para los niños como para los adultos (en "Monstruos S.A." creo que queda clarísima la "suavizada" -evidentemente- pero seria visión de un mercado que se nutre del sufrimiento -¿El de las armas? ¿El de la droga? ¿El del periodismo alarmista? Ahí queda la metáfora...-).

Por supuesto, la animación es fantástica y tanto los personajes como los escenarios están cargados de buen hacer y de inventiva: es una delicia observar la gran cantidad de imaginativos monstruos que pasean por el filme.


La pareja protagonista, la niña Boo o los villanos de la función quedan para la historia de Pixar como algunos de sus personajes más carismáticos. 

Y no hay que olvidar el humor paródico pero tremendamente inteligente (marca de la casa, para niños y adultos, ya saben) que desprende "Monstruos S.A.", que además tiene escenas de acción absolutamente geniales (especialmente, esa inolvidable batalla final en el laberinto de las puertas es vibrante y divertidísima y debería tener un lugar de honor en las mejores antologías de escenas de este tipo). Otro triunfo de Pixar. Mañana, su precuela.


viernes, 23 de agosto de 2019

SOY DE PUEBLO. CÓMO SOBREVIVIR EN LA CIUDAD A GOLPE DE RISAS


La ilustradora y creadora de cómics Raquel Córcoles creó a Moderna de Pueblo, su personaje más famoso, en el año 2010. Daba también nombre a su blog y se convirtió pronto en un fenómeno viral que le permitió saltar a sus propios álbumes en 2012.

Fue en aquel año cuando publicó "Soy de pueblo", el primero de ellos y el que inauguraba la lista de cómics protagonizados por esta chica rubia con gafas de sol permanentemente puestas que puede que en algunos momentos sea un trasunto de ella misma.


Si por algo creo que han triunfado los cómics de Moderna de Pueblo es por su cercanía y por su capacidad de burlarse de las pamplinas de nuestra vida diaria con un toque tanto irónico como tierno, el cual es a veces difícil de conseguir.

"Soy de pueblo" narra, en divertidísimas páginas que en ocasiones vienen sin viñetas delimitadas, la vida de una chica de Reus que se muda a Madrid y que vive un buen montón de aventuras cotidianas en las que, esencialmente, se pone a parir al mundo del postureo.


Raquel Córcoles, según la divertida máxima de que la ciudad y el pueblo se distinguen por tener o no tener Corte Inglés (en realidad Reus tiene un poco más de 100.000 habitantes; no creo que sea un "pueblo" en absoluto), va trazando en sus capítulos comparaciones entre ambos ambientes.

Ninguno sale bien parado: la cultura de las apariencias es un elemento vital tanto del pueblo como de la ciudad. La forma de vestir importa, y también la forma de relacionarse y la forma de estar en las redes sociales.


Se satiriza especialmente a toda clase de personajillos que se mueven en los mundos de la cultura alernativa (posteriormente, en su álbum "Cooltureta", Córcoles ampliaría este asunto). Desde los cinéfilos a los DJ o los gurús de la moda pasando por los habituales listillos de la vida nocturna.

También se satiriza con humor la penuria de compartir piso: las manías de los compañeros, los consejos pesados de los padres sobre esta vida, los problemas del día a día.

Igualmente, se ponen en la picota los trabajos basura: esos puestos absurdos llenos de promesas, esos becariados eternos o esos curros de mera supervivencia horribles y desesperantes.


Finalmente, hay un hueco para el amor en los tiempos de las redes sociales y las aplicaciones. Para el amor y para el simple sexo. Todo desprejuiciado, cachondo, tierno pero lleno de ironía y destacando el hecho de que vivimos en un mundo donde todo cambia sin parar.

Por supuesto, también hay bromas bastante afiladas destinadas a toda esa gente que por vivir en una gran ciudad se ve superior a los que viven en provincias y lo demuestran sin cesar.


Cuando la protagonista se muda por segunda vez desde Madrid a Londres para pasar una temporada en la capital inglesa, se vuelve a sentir tan "de pueblo" como cuando se mudó de Reus a la segunda.

"Soy de pueblo", el pistoletazo de salida de este entretenidísimo y desternillante personaje que es Moderna de Pueblo, es un cómic extremadamente divertido, que no deja de sacar sonrisas y en el que todos nos vamos a sentir indentificados muchas, muchísimas veces.


jueves, 22 de agosto de 2019

REFUGIO DEL VIENTO. GEORGE R.R. MARTIN, LISA TUTTLE Y LA LUCHA DE CLASES


Como dije cuando reseñé la espléndida "Sueño del Fevre", creo que George R.R. Martin tiene unas cuantas novelas fantásticas escritas antes de embarcarse en la titánica labor de "Canción de Hielo y Fuego" que han quedado bastante olvidadas (injustamente).

Otra de ellas es la que comento hoy, "Refugio del viento", la cual escribió junto a la norteamericana Lisa Tuttle, una autora muy reconocida pero que en España, por desgracia, no ha sido tratada como se merece.


"Refugio del viento" es en realidad una colección de tres novelas cortas publicadas por los dos autores entre 1976 y 1981: "Tormentas", "Un-Ala" y "La Caída". Las tres están ambientadas en el mismo mundo y siguen a los mismos personajes a través del tiempo, y las tres plantean dilemas sociales muy interesantes.

Esta obra literaria, como también lo hacen en gran parte las de la saga de "Juego de Tronos", habla de la lucha por la igualdad y contra el clasismo y, también, del acaparamiento de poder y de la corrupción.


El universo que imaginan y crean Martin y Tuttle es aquí absolutamente fascinante e inimitable: idean un planeta cubierto en su mayor parte por agua y en el que la humanidad vive en unos cuantos archipiélagos diseminados.

Los mares de este planeta están llenos de monstruos y, además, los vientos y las tormentas son habituales. Hay personas aguerridas que se atreven a viajar en barco, pero sólo un grupo social puede cruzar entre las islas sin enfrentarse a un grandísimo peligro de muerte: los alados.


Esta clase hereda unas alas ancestrales y misteriosas de generación en generación y se encarga de volar entre todos los reinos para llevar los mensajes de uno a otro. Esta clase, también, se cree superior a las demás, a los "atados a la tierra", y además es inamovible: solamente por herencia se puede acceder a unas alas, por lo cual el tránsito hacia ella es del todo imposible.

En este contexto, Martin y Tuttle articulan, a lo largo de tres tramas alargadas en el tiempo, la lucha de clases que se produce cuando una chica llamada Mari, la protagonista, rompe las reglas de los alados.


"Refugio del viento", llena de acción, escrita en un estilo ágil y directo, nos habla de poder, de lucha por la igualdad, de democracia, de violencia, de odio, de hipocresía, de frustración vital.

Su personajes están muy bien construidos, su ambientación muy conseguida y su halo mítico es romántico y evocador. Fue, por cierto, adaptada también al cómic.

Creo que, como la buena fantasía, esta novela escrita a dos manos por dos grandes autores de su género es capaz de hablar de nuestro mundo actual con unos paralelismos acertadísimos que, por estar situados en un universo ficticio, nos permiten reflexionar sobre las injusticias que cometemos.


miércoles, 21 de agosto de 2019

LA TORTUGA ROJA. LÍNEA CLARA FRANCO-BELGA + STUDIO GHIBLI


"La tortuga roja" es el primer largometraje del ilustrador holandés Michael Dudok de Wit (que tiene un Oscar por su cortometraje animado "Padre e hija", por cierto), y es una co-producción francesa, belga y japonesa nada más y nada menos que auspiciada por el Studio Ghibli y que tuvo como colaborador y director artístico al gran Isao Takahata, tristemente ya fallecido.

Ahí queda todo dicho. Y no es para menos además: el filme es una joya, una de las obras maestras animadas de los últimos años sin ningún género de dudas.


Se trata de una película de animación tradicional (con efectos en 3D muy bien colocados y que nunca avasallan) y que además es muda. 

La historia que narra, la de un náufrago que arriba a una isla muy particular, es un prodigio de economía y delicadeza narrativa, valga la redundancia, y también de inteligencia: logra transmitir una gigantesca cantidad de sentimientos sin necesidad de colocar ni un solo diálogo. 


El tono es minimalista: las acciones más cotidianas y las más increíbles definen a los personajes y despliegan sus vivencias y sus significados. No hay una sola laguna: todo está escrupulosamente construido. 

El paisaje, que cobra vida como un personaje más que termina de redondear a los protagonistas del relato, es también minimalista en su concepción: se trata de una isla en la que la interacción con el medio es constante.


Esta isla, que parece varada en el tiempo y en el espacio, funciona como un símbolo, pienso, abierto a muchas interpretaciones. No es baladí que el relato esté ambientado en un tiempo histórico completamente indefinido: no se muestra prácticamente nada de cómo era la embarcación original del náufrago y tampoco su mundo o su vida anterior.

El diseño del filme, de línea clara (el estilo franco-belga clásico baila muy bien con el japonés), está cargado de lirismo (impresionante además el uso del color y de la luz).


Es éste un filme sencillo pero como he dicho muy simbólico y abierto a montones de interpretaciones que habla de la soledad, de la vida en sociedad y de la construcción de una nueva, del amor, de las relaciones familiares, de la vida en la naturaleza, del paso del tiempo, de la llegada de la madurez y del enfrentamiento con la vejez y la muerte.

"La tortuga roja" es una obra maestra, como he dicho antes. Indiscutible y que, para variar y por desgracia, no tuvo el recibimiento comercial en las salas que se merecía en su momento.


lunes, 19 de agosto de 2019

EL CUARTO MANDAMIENTO. EMPIEZA EL CALVARIO DE ORSON WELLES


La historia de la filmografía de Orson Welles es, desgraciadamente y en una parte importante, la historia de un buen número de obras inacabadas y, sobre todo, de proyectos frustrados. 

Después de haber cambiado el cine para siempre con la genial y polémica "Ciudadano Kane", el director se lanzó a rodar, basándose en la novela homónima de Booth Tarkington, "The Magnificent Ambersons" (traducida en España como "El cuarto mandamiento").


Fue ésta su primera película frustrada. Originalmente, duraba 131 minutos, pero por exigencias comerciales de la RKO, la productora que la produjo, valga la redundancia, se quedó en apenas 88. 

Orson Welles declaró que los 45 minutos que se suprimieron guardaban precisamente el núcleo principal de la trama del filme y que sin ellos nada tenía sentido. Incluso, según dijo, la parte final de la obra no fue ni siquiera rodada por él, sino por un sustituto no acreditado impuesto por los que ponían la pasta.

Para colmo de males, esto no sirvió ni siquiera para que la película tuviese éxito en las taquillas: fue un sonado fracaso. 


La historia de las desventuras de "El cuarto mandamiento" es verdaderamente triste, porque la película tanto en lo visual como en lo argumental apuntaba maneras y guardaba toda la calidad y toda la inventiva propia de Orson Welles.

El filme narra la historia de los miembros de una familia de los USA de principios del siglo XX, los Ambersons que le dan su título original, historia que es un retrato más, como lo era "Ciudadano Kane", de la idiosincracia norteamericana y de otro Sueño Americano frustrado.


El poder, la hipocresía, la represión sexual y amorosa, el clasismo, el machismo, el oscurantismo de una sociedad moralmente atrasada y podrida, la intolerancia, la llegada de la industrialialización y sus consecuencias y por supuesto el poder destructor del dinero aparecen retratados en su máximo esplendor crítico.

Los diálogos son lúcidos, la trama es minuciosa y está llena de grandes escenas dramáticas y los actores están excelentes.


Desgraciadamente, los últimos veinte minutos de la cinta son un despropósito. De repente, Orson Welles no está. Es bien cierto, como dije: lo quitan de en medio y, de golpe y porrazo, una historia brutal y socialmente crítica se convierte en una historia de humildad y superación con uno de los "happy end" más chorras y forzados del cine norteamericano.

Realmente, la productora metió un patón gigantesco y se cargó todo el proyecto. Welles tenía razones sobradas para quejarse.

"El cuarto mandamiento", una prometedora obra, termina siendo nada, pero nada de nada. Para tirarse de los pelos. Y lo peor es que sentó un precedente en lo que iba a ser la carrera futura de este gran y frustrado director, castigado por la industria por ser un atrevido visionario.