viernes, 30 de agosto de 2019

EL ÚLTIMO ENCUENTRO. LOS RESTOS DE LA VIEJA EUROPA AL DESNUDO


El húngaro Sándor Marai me parece un escritor básico para entender la tumultuosa historia de la Europa central y del Este desde que el Imperio Austrohúngaro se disolvió tras la Primera Guerra Mundial hasta la caída de la Unión Soviética a finales de los años ochenta y principios de los noventa.

Nació en 1900 en el mencionado Imperio Austrohúngaro (en Kosice, la que hoy es la segunda ciudad más poblada de Eslovaquia) y en su adolescencia vio como caía dicho imperio tras la mencionada Gran Guerra y cómo todo su viejo mundo se desmoronaba.


Pronto estuvo sin embargo viajando por toda Europa y conviviendo con las vanguardias de la París de los años veinte y pronto se hizo famoso como escritor y pensador.

Instalado en Budapest a partir de 1928, se tuvo sin embargo que comer con patatas tanto a los nazis como a los soviéticos. Su inmensa fama le salvó de represalias grandes de ambas dictaduras, pero no de la censura ni del boicot.


El régimen comunista te tachó de "burgués" y su obra empezó a ser atacada, y él se tuvo que exiliar en 1948 en Suiza y en Italia y posteriormente en los Estados Unidos, en Nueva York (luego se trasladaría al país italiano de nuevo para vivir once años en Salerno, desde 1968 hasta 1979, tras lo cual se instalaría definitivamente en San Diego, California).

El 22 de febrero de 1989, tras perder en un año y medio a su mujer, a su hijo y a sus tres hermanos, se suicidó disparándose en la cabeza. Varios meses después, caía el Muro de Berlín. Fue un hecho histórico que no llegó a ver por poco y que le habría alegrado.


Hay en la obra de Sándor Marai un poso de melancolía siempre presente dentro de una tensa tranquilidad. Siempre está a punto de ocurrir algo brutal, pero no ocurre, y pasamos al siguiente capítulo. Es pura adicción.

Pocos escritores dominan el "tempo" como él. Y a partir de un argumento que muchas veces es nimio (un divorcio, una relación familiar podrida, una amistad desgastada) crea un universo inmenso de sentimientos ocultos, de emociones a punto de estallar.

Todo ello en el marco que ha caracterizado a la mayor parte de sus obras: el de la decadencia de la burguesía húngara, que representa a la decadencia de todo un imperio y de toda una vieja concepción existencial y moral de Europa.


"El último encuentro", de 1942, es una novela apasionante. Es una de las más famosas de Marai junto con la también inmensa "Divorcio en Buda".

En ella, un viejo militar húngaro, Henrick, está esperando, en su viejo castillo, la visita del que fue su mejor amigo, Konrad, también militar. Hace cuatro décadas que no se ven, pero tienen algo que no resolvieron en su día pendiente de cerrar.

En la primera parte de la novela, se presenta al primero y a su mundo: su vejez, su vida hasta ese momento, su existencia acomodada pero hastiada en su castillo. En la segunda, llega el amigo esperado, y comienza la conversación de ambos, que es más bien un largo y espléndido monólogo del primero de ellos.


La intriga es agudísima y tensa. Como en tantas novelas de Marai, todo está a punto de estallar en medio de la tranquilidad más lánguida. El estilo es suave, elegante, melancólico. Las palabras están todas escrupulosamente elegidas.

Sándor Marai nos engancha como en un thriller y construye un mundo gigantesco de sentimientos, de contradicciones, de frustraciones vitales, de traiciones cotidianas, de alegrías y de tristezas, de clasismo, y también dos personajes perfectamente redondeados que terminan doliendo de verdad.


Bajo todo esto, como en una película de Luchino Visconti, late un mundo que se hunde poco a poco, que ya no es lo que era, cuyos códigos dejan de golpe de ser válidos. No es casualidad, pienso, el que los dos personajes sean militares.

"El último encuentro" es una obra melancólica, romántica, bellísima en la forma y en el fondo, y salvo algún pasaje con homofobia que contiene (recordemos que la novela fue publicada en 1942), sus asuntos básicos son extrapolables a muchos contextos y relaciones personales.

Creo que Sándor Marai ha estado un tiempo bastante olvidado y creo que ha de ser reivindicado como se merece. Novelas sin aristas, redondas, como ésta, lo atestiguan.


1 comentario:

  1. Muy de acuerdo contigo, una novela magnífica, aunque no he leído más de su autor. Me apunto la de "Divorcio en Buda".

    Saludos.

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