miércoles, 21 de agosto de 2019

LA TORTUGA ROJA. LÍNEA CLARA FRANCO-BELGA + STUDIO GHIBLI


"La tortuga roja" es el primer largometraje del ilustrador holandés Michael Dudok de Wit (que tiene un Oscar por su cortometraje animado "Padre e hija", por cierto), y es una co-producción francesa, belga y japonesa nada más y nada menos que auspiciada por el Studio Ghibli y que tuvo como colaborador y director artístico al gran Isao Takahata, tristemente ya fallecido.

Ahí queda todo dicho. Y no es para menos además: el filme es una joya, una de las obras maestras animadas de los últimos años sin ningún género de dudas.


Se trata de una película de animación tradicional (con efectos en 3D muy bien colocados y que nunca avasallan) y que además es muda. 

La historia que narra, la de un náufrago que arriba a una isla muy particular, es un prodigio de economía y delicadeza narrativa, valga la redundancia, y también de inteligencia: logra transmitir una gigantesca cantidad de sentimientos sin necesidad de colocar ni un solo diálogo. 


El tono es minimalista: las acciones más cotidianas y las más increíbles definen a los personajes y despliegan sus vivencias y sus significados. No hay una sola laguna: todo está escrupulosamente construido. 

El paisaje, que cobra vida como un personaje más que termina de redondear a los protagonistas del relato, es también minimalista en su concepción: se trata de una isla en la que la interacción con el medio es constante.


Esta isla, que parece varada en el tiempo y en el espacio, funciona como un símbolo, pienso, abierto a muchas interpretaciones. No es baladí que el relato esté ambientado en un tiempo histórico completamente indefinido: no se muestra prácticamente nada de cómo era la embarcación original del náufrago y tampoco su mundo o su vida anterior.

El diseño del filme, de línea clara (el estilo franco-belga clásico baila muy bien con el japonés), está cargado de lirismo (impresionante además el uso del color y de la luz).


Es éste un filme sencillo pero como he dicho muy simbólico y abierto a montones de interpretaciones que habla de la soledad, de la vida en sociedad y de la construcción de una nueva, del amor, de las relaciones familiares, de la vida en la naturaleza, del paso del tiempo, de la llegada de la madurez y del enfrentamiento con la vejez y la muerte.

"La tortuga roja" es una obra maestra, como he dicho antes. Indiscutible y que, para variar y por desgracia, no tuvo el recibimiento comercial en las salas que se merecía en su momento.


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