domingo, 27 de octubre de 2019

TUMBITA. LAS AVENTURAS COTIDIANAS DE UN ENTRAÑABLE ESQUELETO


Antonio Vila López, más conocido como Tunet Vila, fue un famoso artista multidisciplinar de Barcelona con una vida de esas que podemos calificar de, cuanto menos, curiosa.

Además de dibujante y guionista de cómics, ejerció como decorador cinematográfico, actor (aparece en películas como "El retorno de Ringo" o "Kiss, Kiss... Bang, Bang"), bailarín, ilustrador y retocador de ediciones originales de cómics de Marvel para "adaptarlas" al mercado español.


Era además, según dicen, un pícaro redomado, alumno aventajado del famoso Vázquez, que llegó a ser desde traductor de inglés sin saber inglés bien del todo hasta traficante de objetos extraños (como féretros o tanques).

Murió el 12 de febrero de 2016, hace poco tiempo, y creo que su figura merece ser tenida más en cuenta de lo que es en la actualidad y más allá de las leyendas extravagantes y locas que se cuentan sobre él (de las que hay sobrados artículos en la red y hasta testimonios de Carlos Giménez, que le retrató en "Los profesionales" como Tony Tano).


Su carrera en el cómic, y en todo lo que hizo, es itinerante e irregular. Aparecen y desaparecen sus obras sin cesar. Destacan algunas que tuvieron cierto éxito como "Pito, el soldado pequeñito", "Humor sideral" o "Enigma en el espacio" (ninguna de ellas he podido leerlas).

Sin embargo, su creación más famosa, y la que ha sido recopilada en mejores condiciones, fue "Tumbita", ideada y dibujada en los años cincuenta, pero que no fue publicada hasta los setenta en las contraportadas de los comics de Marvel de Vértice.


Tumbita era un esqueleto que vivía en su tumba, en un cementerio, y que vivía, valga la redundancia, aventuras absurdas.

La base era macabra, pero en general el humor de la tira era amable, aunque de vez en cuando había alguna viñeta claramente negra y algunas otras que resultaban bastante gamberras y "picantes" (muy habituales del final del franquismo y de los primeros años de la democracia).


Era una tira llena de referencias y guiños culturales, muy divertida, y prácticamente muda salvo por diálogos muy escuetos y poco habituales y por los periódicos que solía leer el protagonista (muchas de sus aventuras empezaban así: con el simpático esqueleto leyendo un diario donde se le insinuaba alguna locura que acababa por cometer).

Había, de vez en cuando, personajes secundarios, como un esqueleto niño con un sombrero de marinero (homenaje al Pato Donald y a sus sobrinos) o una suerte de novia del protagonista, que llevaba un lacito.


"Tumbita" se publicó hasta 1982 en tiras que eran, a veces, rotuladas en azul en vez de en negro. Su finalización se debió al cierre de Vértice, no a falta de éxito, pues era muy reconocida en cómics, recopilatorios y suplementos de la época.

Circula una leyenda que dice que, según dijo el propio Vila, su esqueleto había sido vendido a Estados Unidos con el nombre de Mortimer, y que iba a ser escrito por Abel Julian y dibujado por Roger Raymond.


No he encontrado nada de esto por ninguna parte, y he leído reseñas en las que dicen que tampoco lo han hecho (lo cual es raro en la era de Internet).

"Tumbita" ha sido recopilada dos veces: en 1993 y en 2004. Esta última edición es más fácil de conseguir, y, aunque no tiene todo el material que hay de este divertido esqueleto, que es inmenso, es una muestra perfecta de lo que eran sus especiales aventuras.


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