Después de su excelente versión de "Macbeth", Orson Welles repetía con su amado William Shakespeare y adaptaba otra de sus grandes obras, "Otelo".
Lo hacía, de nuevo, asediado por la falta de dinero y también de apoyo de productores potentes y se veía obligado una vez más a rodar en espacios reducidos en los que debía recrear supuestos grandes escenarios con medios técnicos exiguos.
A pesar de todo, entregó otra vez una obra genial. Pocos directores saben rodar una tragedia de este calibre en un, como he dicho, espacio tan pequeño y tan "cutre" (porque lo es, otra cosa es que Welles lo aproveche tanto y tan bien), usando con tal maestría el plano cerrado y la posición de los actores (al parecer por problemas técnicos hasta tuvo que verse obligado a grabar sonido e imagen por separado y por ello hubo de colocar a los intérpretes en muchas escenas de espaldas).
En fin, todo lo que tuvo que enfrentar en la mencionada "Macbeth" tuvo que enfrentarlo de nuevo aquí, y consiguió salir airoso como sólo un grande puede hacerlo.
"Otelo, el moro de Venecia", una de las obras más revolucionarias de William Shakespeare por presentar a un personaje "moro" (como el propio nombre de la obra indica) alejado de los estereotipos que primaban en la época en Europa (los personajes de piel oscura o relacionados con otras culturas o religiones solían ser villanos y malas personas "porque sí"), es llevado al cine con una gran fidelidad por el director de "Ciudadano Kane", que se reserva una vez más el papel principal y que lo interpreta como siempre, de forma soberbia y comiéndose la pantalla ya simplemente con su portentosa presencia. Los demás actores y actrices también están absolutamente inolvidables.
"Otelo", perfectamente rítmico, con garra de principio a fin, con un drama lleno de potencia, despliega con maestría y sin faltar en ningún momento a su espíritu la tragedia original de Shakespeare.
El asunto principal es el de los celos y la desconfianza, que transforman el amor más bello en puro odio y en miedo que se transfigura en terror total, pero alrededor de dicho asunto pivotan otros como la manipulación, el machismo o el racismo, algo verdaderamente, pienso, revolucionario en una obra que fue escrita alrededor del año 1603.
Los diálogos y la caracterización son un portento y complementan una de las mejores tragedias inspiradas en creaciones shakesperianas nunca llevadas al cine. Y van.
Este escritor inglés le debe bastante a directores como Orson Welles, embajador total de su universo en su paso al celuloide, o a Kenneth Branagh, Laurence Olivier o Akira Kurosawa. No se pierdan bajo ningún concepto este fabuloso "Otelo".
Tuve oportunidad de verla en cina hace años y salí fascinado, me parece, junto con "El proceso", una de las películas más injustamente despreciadas de Welles.
ResponderEliminarUn saludo.
Cine, perdón.
ResponderEliminarNo me atraen mucho estas pelis shakesperianas.......pero talento seguro que hay en ella.
ResponderEliminarUn saludo