martes, 24 de marzo de 2020

BLACK MIRROR TEMPORADA II: UN REGRESO POR TODO LO ALTO


BLACK MIRROR. TEMPORADA II de Charlie Brooker - 2013 - ("Black Mirror")

Pienso que "Black Mirror" es una serie que ha muerto de éxito y que sus últimas temporadas son una floja repetición de conceptos ya manidos dentro de su mitología.

La segunda de estas temporadas, sin embargo, mantiene todavía el nivel, y bien alto. Si bien no tiene la fuerza arrolladora para crear sorpresa de la primera (cosa que es normal, porque aquella nos pilló a todos completamente desprevenidos), sigue presentando tres capítulos con una tremenda capacidad para, a través de un realismo monstruoso y un humor negrísimo, corrosivo, brutal y sin concesiones, poner a parir a las redes de comunicación de masas de todo tipo y volver a esbozar un retrato de una humanidad sin humanidad, presa de la alienación de las redes sociales, de las emociones prefabricadas, del amarillismo más barato, de la desinformación y del miedo y de la moral más discutible.


Charlie Brooker vuelve a presentar tres historias ambientadas, respectivamente, en un futuro cercano dominado por la tecnología punta que sin embargo no sirve para unir a las personas (como "Tu historia completa" de "Black Mirror I"), en un futuro de aire distópico (como "15 millones de créditos" de "Black Mirror I") y en un presente ya más reconocible (aunque dibujado con un toque rocambolesco) como la fulminante y debastadora "El himno nacional" de la primera temporada de la serie. Los capítulos nuevos se titulan "Ahora mismo vuelvo", "Oso Blanco" y "El momento Waldo".


-AHORA MISMO VUELVO

"Ahora mismo vuelvo" es el episodio que inicia la serie y posiblemente sea el más flojo (sobre todo porque el gran nivel de los otros no le hace bien). 

No quita esto que sea un destacado retrato de los peores males que puede traer el hecho de que, tras nuestra muerte, nuestra huella siga viva en Internet. Porque... ¿Qué pasa con lo que dejamos en la red cuando dejamos este mundo? ¿Seguimos vivos en nuestro Facebook, en nuestro Twitter o en nuestro Blog? ¿Quién puede utilizar nuestro digamos "material" y para qué? 


En un futuro cercano, tras la muerte de una persona, sus seres queridos pueden solicitar una suerte de "recuperación" de esta persona que se basa en una reconstrucción robótica (sin inteligencia y sin sentimientos pero tremendamente real) realizada por medio de todos los rastros que dicha persona ha dejado en la red. 

¿Imagináis que vuestra pareja muere pero podéis seguir hablando con ella con un programa que reproduce su voz aunque ya no esté viva? ¿Imagináis que vuestro padre fallece y que podéis "contratar" una suerte de replicante suyo sin vida pero que parece vivo? ¿Qué efecto causaría esto en vuestra existencia cotidiana? ¿Seríais capaces de amar como placebo a un ser que sabéis que no existe realmente? Y sobre todo... ¿Quién ofrece estos servicios y se beneficia de ellos? La reflexión está servida.


-OSO BLANCO

Del capítulo "Oso Blanco" no voy a decir apenas nada porque es mejor afrontarlo sin saber
absolutamente nada, valga la redundancia, de él. 

Sólo voy a comentar que lo que empieza como una suerte de homenaje distópico a obras tan variadas como los filmes de zombies, de asesinos en serie o de género post-apocalíptico termina con uno de los finales más sorprendentes que he visto en bastante tiempo. 


En sus primeros treinta minutos no me gustó nada este episodio: pensé directamente que era una porquería y que Brooker ya había caído en los tópicos. Nada más lejos de la realidad: véanlo hasta el final y después reflexionen sobre su modelo ideal de administración de justicia y de servicio al bien común y sobre su concepción del espectáculo. 

"Oso Blanco" no les dejará indiferentes: es una pequeña joyita inesperada que no empieza como tal. Dénle una oportunidad y termínenlo.


-EL MOMENTO WALDO

"El momento Waldo" es, creo, el mejor capítulo de "Black Mirror II". Ambientado ya en nuestra realidad, narra la historia de un cómico que encuentra el éxito dando vida a un oso digital llamado Waldo que se dedica a putear a todo bicho viviente en la televisión (sobre todo a los políticos, por supuesto) y que, cómo no, dice veinte millones de guarradas y palabrotas por minuto y enseña cada dos por tres su culo y su miembro viril. 

Charlie Brooker se ceba aquí con los medios de comunicación de masas y destripa sin piedad a sus gerifaltes criticando con humor sardónico sus artimañas para conseguir audiencia a toda costa, el espectáculo chabacano y poco inteligente ofrecido para idiotizar a las personas, la elaboración de la información más amarilla y desvirtuada posible y la manipulación más descarada y aceptada por todos de buen grado en pos del cachondeo y el buenrollismo más pacato y cutre. 


Y nadie se libra: ni los peces gordos de la televisión con su falta total de escrúpulos, ni sus estrellas que se dejan convertir en marionetas por dinero y éxito, ni los políticos para los que lo único que vale es conseguir votos sea como sea ni tampoco el "pueblo" que se deja aborregar de buen grado por cualquier personajillo graciosete de tres al cuarto. 

Y de fondo, y es lo que hace más redondo a este capítulo, una historia tristísima de desamor y de fracaso.

"Black Mirror II", con una estética fría que reproduce la alienación que quiere transmitir pefectamente y animada por unos actores geniales (todos y todas), vuelve a crear un efecto desasosegante en el espectador y vuelve a presentarle una propuesta crítica valiente y sin concesiones para la reflexión sobre el camino por el que nos está llevando la supuesta era de la comunicación y de la tecnología desbocada.


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