miércoles, 14 de febrero de 2024

TIBURÓN III: EL GRAN TIBURÓN. UN DESPROPÓSITO ABSURDO HECHO EN 3D

TIBURÓN III: EL GRAN TIBURÓN de Joe Alves - 1983 - ("Jaws III")

"Tiburón III", también conocida como "El gran tiburón" o "Tiburón 3D", intentó por lo menos, dentro de las secuelas de la saga, ofrecer algo nuevo en su parte técnica: el uso del 3D, un 3D bastante primigenio para lo que hoy se puede conseguir pero loable en su intento de dar una experiencia diferente (al público en la sala se le entregaban en aquel 1983 gafas de cartón desechables).

No obstante, esfuerzo aparte por tratar de conseguir esta experiencia inmersiva en la que algunos elementos "se salían de la pantalla", la película es un completo despropósito (aunque por lo menos, eso sí, no es un calco de la primera con algún elemento diferente como fue "Tiburón II").

El director ahora es Joe Alves, diseñador de producción en las dos antecesoras de la saga, y los nuevos protagonistas son los hijos de Brody, que ya son mayores y que están relacionados de una forma u otra, por supuesto, con el mundo marino. 

Sean Brody es John Putch y Michael Brody, que trabaja en el parque acuático SeaWorld, en el que se ambienta la historia, es nada más y nada menos que Dennis Quaid, que hace lo que puede con el papel que tiene.

Como es de esperar, el tercer tiburón blanco gigantesco de la saga se cuela en el mencionado parque marino y se arma una especie de "Parque Jurásico" acuático antes de "Parque Jurásico". 

La trama te la sabes de memoria a pesar de las novedades, los personajes son planitos y tópicos (desde los dos hermanos hasta los secundarios) y el terror olvida una vez más la sugerencia de la primera entrega para centrarse en la acción. Hay además alguna escena vergonzante y estúpida como la muerte absurda más comentada de la película, que propicia un deux ex machina de pura risa (quien la ha visto sabe a qué me refiero).

Pretensiones cero, eso sí, como la segunda entrega, pero diversión también cero: "Tiburón III" no tiene interés, ni ritmo, ni ningún aliciente salvo el completismo de sagas o, en su día, el 3D primigenio del que hace gala. No hay más que decir salvo que la cuarta parte es todavía peor. Mañana la comentaré.

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