martes, 19 de diciembre de 2023

UN BUEN AÑO. UNA FOTOGRAFÍA PRECIOSA Y UNA TRAMA ANODINA Y PREDECIBLE

UN BUEN AÑO de Ridley Scott - 2006 - ("A good year")

Después de "El reino de los cielos", Ridley Scott seguía sin hilar fino. Al año siguiente de este estreno, en 2006, presentó una de sus películas mas anodinas y olvidables: "Un buen año", basada en la novela homónima del británico Peter Mayle. 

No se puede decir estrictamente que sea una película terrible, porque no trata al espectador como a un imbécil y porque ni sus diálogos ni su trama dan vergüenza ajena, pero es tan simple, tan predecible, tan inocua y finalmente como he dicho tan olvidable que... Pues eso, uno la termina de ver y al día siguiente ya no se acuerda de ella. 

Rusell Crowe, actor fetiche del director desde hace bastante tiempo, da vida en esta ocasión al clásico corredor de bolsa frío y deshumanizado al que sólo le interesa el trabajo y el dinero que, de repente, hereda la casa de su fallecido tío Henry en Francia, una mansión en el campo rodeada de viñedos y cerca de un idílico y luminoso pueblecito. 

El corredor de bolsa no parece tener tiempo ni para el amor, ni para la amistad, ni para el simple y llano disfrute de la vida, las pasiones de su tío, muy querido por él en el pasado, y de repente conoce a una guapísima camarera del pueblo interpretada por Marion Cotillard. Se imaginan lo que viene. No tienen ni que ver la película para adivinar su final: con esta sinopsis vale sobradamente.

Hay en "Un buen año", además, otra trama más que tiene que ver con el pasado de Henry (Albert Finney) pero que también es bastante olvidable y que sirve para rellenar huecos en la principal y para muy poquito más. 

Eso sí, la fotografía es preciosa, los parajes naturales son magníficos y el retrato de la campiña francesa es para comérselo (dan ganas de meterse en los viñedos y liarse a mascar uvas). Pero ya está: preciosa a nivel visual, como todo lo de Ridley Scott, a nivel argumental "Un buen año" es un "casi nada", una película típica y tópica, ni mala ni buena, cien por cien predecible desde el primer minuto y que parece ser más un drama rutinario de "encuentros de uno mismo" que una obra del director de "Alien" o "Blade Runner". Y nada más hay que decir.

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