V DE VENDETTA de Alan Moore y David Lloyd - De 1985 a 1988 - ("V for Vendetta")
"V de Vendetta", otro de los grandes cómics de Alan Moore (dibujado espléndidamente por el gran David Lloyd), se ha convertido además en un icono cultural global debido a la máscara que ha hecho famoso a su protagonista y que ha sido utilizada por toda clase de grupos políticos y reivindicativos, normalmente como símbolo de rebeldía contra el sistema.
Iniciado en 1982 en la revista "Warrior" y cortado de golpe en 1985 tras el cierre de dicha revista, "V de Vendetta" fue retomada por suerte en 1988 gracias a DC Comics, donde pudo por fin terminar.
Los propios Moore y Lloyd, en prólogos de ediciones recopiladas posteriores, advierten de que el gran parón que tuvieron se hace de notar.
No parecen, a veces, demasiado contentos con la obra, y la tratan como una creación de juventud en la que reconocen errores. Yo, personalmente, veo un cómic genial y no noto los efectos de dicho parón.
"V de Vendetta" nace en un contexto muy especial para Inglaterra: el gobierno de Margaret Thatcher, que estuvo en el poder desde 1979 hasta 1990 y que vino marcado, entre otras cosas, por las represiones de libertades, por el empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores y por el ataque a colectivos como el homosexual.
El propio Alan Moore llegó a decir, durante los años ochenta, que pensaba en marcharse de su país con su familia. Un hombre que está arraigadísimo en su Northampton natal, de la que apenas sale, llegó a afirmar esto ante semejante panorama de negrura.
El autor de "Watchmen" y David Lloyd imaginan un futuro distópico ambientado a finales de la entonces lejana década de los noventa en el que, tras una guerra nuclear que no ha afectado a Inglaterra, este país se ha convertido en una brutal dictadura emparentada con las que imaginaron George Orwell o Ray Bradbury.
En este mundo, sin embargo, opera también un héroe anónimo, muy especial, que viste con una máscara de Guy Fawkes, un polémico y famoso personaje histórico que trató de volar en 1605 la Cámara de los Lores de Londres y que fue ahorcado por ello.
"V de Vendetta" es, entre otras muchas cosas, una obra anarquista. De qué tipo de anarquismo se trata podríamos estar discutiéndolo horas y días. Hay muchos libros y artículos mejores que el mío sobre ello. Pero V, su personaje, teoriza sobre esta ideología y la propone desde un punto de vista filosófico, moral, tal vez algo idealizado, pero lúcido.
También es este cómic una oda a la cultura. La cultura como arma contra la idiotización de la sociedad, en los años ochenta enganchada constantemente a la televisión, a los bares y al alcohol y bombardeada sin cesar por propaganda gubernamental.
Es un canto a la libertad, a la verdad, a la fraternidad y al pueblo anónimo que puede conseguir doblegar al poder si se atreve a pensar por sí mismo y si se levanta del cómodo pero alienante sofá.
Y es un cómic heroico, pero también muy, muy oscuro. La distopía que plantea es represiva y brutal sin concesiones: es violenta, es capitalista en su forma más agresiva, es racista, es machista, es homófoba y es personalista. En los ochenta en el Reino Unido, en pleno "tatcherismo", leer "V de Vendetta" tuvo que haber sido verdaderamente estremecedor.
Y es, también, una fabulosa historia de personajes. De personajes al límite y alejados de todo tópico posible.
Porque, mientras lo leemos, no podemos dejar de estar del lado de V y de su aliada Every Hammond. Y, sin embargo, V es un ser, además de misterioso, lleno de aristas oscurísimas. Hay escenas que le definen y que, dentro de su drama, ponen los pelos de punta.
Por otro lado, y esto hace a esta obra aún más grande, los opresores aparecen retratados con una humanidad tremenda. Incluso los peores de ellos. Moore no se limita a crear a nazis sin alma o enloquecidos: crea a personas de carne y hueso.
Porque los villanos de "V de Vendetta" también tienen miedo, y sueños, y también piensan que llevan la razón y que su ideología es la correcta y la única verdadera. Los hay más y menos malvados, los hay más y menos íntegros, pero todos se mueven en el caos del terror a que Inglaterra acabe igual de mal que han acabado muchos otros países a lo largo del resto del planeta.
El dibujo de David Lloyd y su color crean un ambiente aséptico y frío y a la vez onírico. En las viñetas, la realidad se sugiere a veces difuminada, como si fuese a disolverse. No se me ocurre mejor forma de retratar una distopía.
También, y esto fue iniciativa de Lloyd, "V de Vendetta" no utiliza ni bocadillos de pensamiento para los personajes ni tampoco efectos sonoros. Para Alan Moore la propuesta significaba un gran reto, pero aceptó, y esto le otorgó a la trama un acabado único, idóneo para la narración.
"V de Vendetta" es una obra maestra llena de referencias culturales (son constantes, y magníficas), sugestiva, que como todo lo de Moore no nos pone nada fácil, ni siquiera sus propios dilemas políticos.
Es épica y a la vez amarga, es pesimista y también está abierta a la esperanza, y es un retrato humano lleno de profundidad y de comprensión. Como "Watchmen", su complejidad hace que cada una de sus relecturas descubra más y más elementos nuevos.
En mi opinión, estamos ante otra obra imprescindible del creador de Northampton. Y además, para quien no la tenga todavía, está disponible en una gran cantidad de primorosas ediciones llenas de material extra de todo tipo.
Iniciado en 1982 en la revista "Warrior" y cortado de golpe en 1985 tras el cierre de dicha revista, "V de Vendetta" fue retomada por suerte en 1988 gracias a DC Comics, donde pudo por fin terminar.
Los propios Moore y Lloyd, en prólogos de ediciones recopiladas posteriores, advierten de que el gran parón que tuvieron se hace de notar.
No parecen, a veces, demasiado contentos con la obra, y la tratan como una creación de juventud en la que reconocen errores. Yo, personalmente, veo un cómic genial y no noto los efectos de dicho parón.
"V de Vendetta" nace en un contexto muy especial para Inglaterra: el gobierno de Margaret Thatcher, que estuvo en el poder desde 1979 hasta 1990 y que vino marcado, entre otras cosas, por las represiones de libertades, por el empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores y por el ataque a colectivos como el homosexual.
El propio Alan Moore llegó a decir, durante los años ochenta, que pensaba en marcharse de su país con su familia. Un hombre que está arraigadísimo en su Northampton natal, de la que apenas sale, llegó a afirmar esto ante semejante panorama de negrura.
El autor de "Watchmen" y David Lloyd imaginan un futuro distópico ambientado a finales de la entonces lejana década de los noventa en el que, tras una guerra nuclear que no ha afectado a Inglaterra, este país se ha convertido en una brutal dictadura emparentada con las que imaginaron George Orwell o Ray Bradbury.
En este mundo, sin embargo, opera también un héroe anónimo, muy especial, que viste con una máscara de Guy Fawkes, un polémico y famoso personaje histórico que trató de volar en 1605 la Cámara de los Lores de Londres y que fue ahorcado por ello.
"V de Vendetta" es, entre otras muchas cosas, una obra anarquista. De qué tipo de anarquismo se trata podríamos estar discutiéndolo horas y días. Hay muchos libros y artículos mejores que el mío sobre ello. Pero V, su personaje, teoriza sobre esta ideología y la propone desde un punto de vista filosófico, moral, tal vez algo idealizado, pero lúcido.
También es este cómic una oda a la cultura. La cultura como arma contra la idiotización de la sociedad, en los años ochenta enganchada constantemente a la televisión, a los bares y al alcohol y bombardeada sin cesar por propaganda gubernamental.
Es un canto a la libertad, a la verdad, a la fraternidad y al pueblo anónimo que puede conseguir doblegar al poder si se atreve a pensar por sí mismo y si se levanta del cómodo pero alienante sofá.
Y es un cómic heroico, pero también muy, muy oscuro. La distopía que plantea es represiva y brutal sin concesiones: es violenta, es capitalista en su forma más agresiva, es racista, es machista, es homófoba y es personalista. En los ochenta en el Reino Unido, en pleno "tatcherismo", leer "V de Vendetta" tuvo que haber sido verdaderamente estremecedor.
Y es, también, una fabulosa historia de personajes. De personajes al límite y alejados de todo tópico posible.
Porque, mientras lo leemos, no podemos dejar de estar del lado de V y de su aliada Every Hammond. Y, sin embargo, V es un ser, además de misterioso, lleno de aristas oscurísimas. Hay escenas que le definen y que, dentro de su drama, ponen los pelos de punta.
Por otro lado, y esto hace a esta obra aún más grande, los opresores aparecen retratados con una humanidad tremenda. Incluso los peores de ellos. Moore no se limita a crear a nazis sin alma o enloquecidos: crea a personas de carne y hueso.
Porque los villanos de "V de Vendetta" también tienen miedo, y sueños, y también piensan que llevan la razón y que su ideología es la correcta y la única verdadera. Los hay más y menos malvados, los hay más y menos íntegros, pero todos se mueven en el caos del terror a que Inglaterra acabe igual de mal que han acabado muchos otros países a lo largo del resto del planeta.
El dibujo de David Lloyd y su color crean un ambiente aséptico y frío y a la vez onírico. En las viñetas, la realidad se sugiere a veces difuminada, como si fuese a disolverse. No se me ocurre mejor forma de retratar una distopía.
También, y esto fue iniciativa de Lloyd, "V de Vendetta" no utiliza ni bocadillos de pensamiento para los personajes ni tampoco efectos sonoros. Para Alan Moore la propuesta significaba un gran reto, pero aceptó, y esto le otorgó a la trama un acabado único, idóneo para la narración.
"V de Vendetta" es una obra maestra llena de referencias culturales (son constantes, y magníficas), sugestiva, que como todo lo de Moore no nos pone nada fácil, ni siquiera sus propios dilemas políticos.
Es épica y a la vez amarga, es pesimista y también está abierta a la esperanza, y es un retrato humano lleno de profundidad y de comprensión. Como "Watchmen", su complejidad hace que cada una de sus relecturas descubra más y más elementos nuevos.
En mi opinión, estamos ante otra obra imprescindible del creador de Northampton. Y además, para quien no la tenga todavía, está disponible en una gran cantidad de primorosas ediciones llenas de material extra de todo tipo.
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