TERMINATOR: GÉNESIS de Alan Taylor - 2015 - ("Terminator: Genisys")
Hay sagas que no se deberían tocar a no ser que vayan a tocarse bien. "Terminator: Salvation" no era perfecta, pero por lo menos trataba de mostrar algo que en su franquicia no se había visto demasiado: el futuro post-apocalíptico en el que los humanos luchaban contra las máquinas.
Esta cuarta entrega de la saga no tuvo la acogida esperada y la siguiente, "Terminator Génesis", volvió a ser otra (otra más) fotocopia del esquema de road-movie de acción de la primera y la segunda partes.
Todo lo que se construyó en "Terminator: Salvation" se fue al carajo, y además sin explicaciones. Los personajes, las líneas abiertas: todo es ignorado y pasamos a nueva entrega y listos. Ahí, a lo cutre.
"Terminator Genesis" es una cinta que hace aguas por todas partes y que se carga otra vez más la esencia de la franquicia. Como "Terminator" va de viajes en el tiempo, pues se puede reiniciar cada película con excusas baratas y fin. Y te lo comes con patatas.
Vayamos por partes: "Terminator Genesis" tiene una primera media hora más o menos digna. Al César lo que es del César.
Hay homenajes a las anteriores entregas (sobre todo a las dos primeras), hay mucha nostalgia de los años ochenta (es la moda, ya saben), hay muchos guiños y recuperaciones con cariño de personajes míticos y hay escenas de acción solventes.
Después, todo cae poquito a poquito. Llega un villano horrible que se carga la esencia de la saga (de verdad que me parece lo peor de la película con diferencia), llegan diálogos y chistes tontitos, llega un atascamiento de los personajes protagonistas, que dejan de avanzar y de desarrollarse de golpe, y llegan las incoherencias argumentales a go go y los acontecimientos metidos con calzador (por la cara, vaya).
Y termina la película y uno se ha quedado con cara de pasmarote por no haber visto más que un refrito de cosas que ya hemos visto en cuatro películas previas, refrito que además está notablemente infantilizado.
Esta cuarta entrega de la saga no tuvo la acogida esperada y la siguiente, "Terminator Génesis", volvió a ser otra (otra más) fotocopia del esquema de road-movie de acción de la primera y la segunda partes.
Todo lo que se construyó en "Terminator: Salvation" se fue al carajo, y además sin explicaciones. Los personajes, las líneas abiertas: todo es ignorado y pasamos a nueva entrega y listos. Ahí, a lo cutre.
"Terminator Genesis" es una cinta que hace aguas por todas partes y que se carga otra vez más la esencia de la franquicia. Como "Terminator" va de viajes en el tiempo, pues se puede reiniciar cada película con excusas baratas y fin. Y te lo comes con patatas.
Vayamos por partes: "Terminator Genesis" tiene una primera media hora más o menos digna. Al César lo que es del César.
Hay homenajes a las anteriores entregas (sobre todo a las dos primeras), hay mucha nostalgia de los años ochenta (es la moda, ya saben), hay muchos guiños y recuperaciones con cariño de personajes míticos y hay escenas de acción solventes.
Después, todo cae poquito a poquito. Llega un villano horrible que se carga la esencia de la saga (de verdad que me parece lo peor de la película con diferencia), llegan diálogos y chistes tontitos, llega un atascamiento de los personajes protagonistas, que dejan de avanzar y de desarrollarse de golpe, y llegan las incoherencias argumentales a go go y los acontecimientos metidos con calzador (por la cara, vaya).
Y termina la película y uno se ha quedado con cara de pasmarote por no haber visto más que un refrito de cosas que ya hemos visto en cuatro películas previas, refrito que además está notablemente infantilizado.
Porque "Terminator Genesis" tiene otro fallo de bulto: en aras de llegar a todos los públicos, termina siendo una película de acción con toques cómicos, lo cual es imperdonable.
"Terminator" y "Terminator II. El juicio final" eran películas violentas, fatalistas, crudas, odas a la esperanza también pero sin ñoñerías y sin toques humorísticos. Incluso la tercera y la cuarta parte mantenían este punto serio. Pero esta quinta tiene personajes que hacen chistes, una historia de amor muy tonta y casi pastel, secundarios graciosetes y el mítico T-800 no para de hacer bromitas todo el metraje.
Esta cosa, señoras y señores, no es "Terminator". Ni de lejos. Mal, muy mal. Lo más gracioso de todo esto es que todavía queda otra bazofia por delante de esta cosa: "Terminator: Dark Fate", que es hasta peor. De ella hablaré mañana.
Y ahora, dos SPOILERS para los que han visto la película:
1-Me parece horrible que John Connor, un personaje mítico, sea el villano de esta secuela. Se cargan a un personaje básico de mala manera, lo transforman porque sí en un maloso de opereta y se pasan por el forro su esencia y la de toda la saga. Fatal. Verdaderamente vergonzoso, por lo menos para mi. Ya sólo esto lastra a toda la película.
2-El desenlace en plan comedia romántica y familiar me parece absolutamente vomitivo. De maldita pena.
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