martes, 11 de febrero de 2020

INCÓGNITO. ¿QUÉ LE PASARÍA A UN SUPERVILLANO EN PROTECCIÓN DE TESTIGOS?


Ed Brubaker es uno de los autores de cómic más afamados de hoy, y con toda la razón. Está, además, en el podio de los grandes del género negro, al que ha sabido insuflar un aire revitalizador total y absoluto en todo tipo de formatos.

Aparte de obras suyas indiscutiblemente imprescindibles como "Criminal", ha dejado impresa su huella en una gran cantidad de estilos, desde el superheroico ("Sleepers") hasta el terrorífico ("Fatale") pasando por el más puro heredero del relato "noir" clásico ("The Fade Out").


Incluso trabajando con personajes que no son suyos nos ha regalado sagas imprescindibles: sus aportaciones a superhéroes como Daredevil o el Capitán América, a los que ha sumergido en atmósferas negras manteniendo a la vez toda su esencia, son geniales.

"Incógnito" tiene un punto de partida muy sugerente: ¿qué pasaría si un supervillano acabase en Protección de Testigos y teniendo que trabajar para la policía?

Aquí Brubaker lo plantea y lo desarrolla a lo grande, en un mundo más de superhéroes de tono realista que, a lo largo de varias generaciones, se han ido asentando en la sociedad humana y forman ya parte indisoluble de ella.


El protagonista es Zack Aniquilante, que en el pasado fue un supervillano, un hombre brutal, un asesino, un ladrón, un terrorista. Hoy, lleva una vida de oficinista aburrida y es vigilado y a la vez protegido por las fuerzas de la Ley.

Brubaker puede que no cuente realmente nada nuevo en esta obra, pero la desarrolla con un estilazo y con sutiles pero claros toques de pulp que le vienen además como anillo al dedo.


En "Incógnito" estamos leyendo, en todo momento, un caso de Sam Spade o de Philip Marlowe, pero ajustado a nuestros días y a un mundo de personas con poderes.

Toda la fatalidad, todo el cinismo, todo el desencanto cotidiano de estos relatos está en esta obra, que además trata asuntos propios del género como la violencia, la corrupción, las alcantarillas de todo estado, la mencionada fatalidad o la imposibilidad de salir de un ambiente podrido.

Todo ello con personajes muy bien dibujados, con carisma, con claroscuros, que se alejan constantemente de lo tópico (a pesar de que reinventen estos tópicos). El criminal barato, el jefe mafioso, la detective de la policía, la "femme fatale", el vengador callejero, el amigo que se mete en líos... Todos están en "Incógnito" con una perfecta vuelta de tuerca ejecutada.


El dibujante, por si fuera poco, es un esplendoroso Sean Phillips que, coloreado por Van Staples, delinea una atmósfera urbana perfecta, muy reconocible para todo amante del género y conscientemente llena de referencias estéticas.

"Incógnito" está dividido en dos grandes sagas: la primera es, creo, mejor que la segunda, que para mi gusto se queda con algunos aspectos colgando. A pesar de ello, en general es un cómic brillante, original, imaginativo, lleno de sorpresas y de dilemas humanos cien por cien trabajados.


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