miércoles, 10 de diciembre de 2025

LAS JOYAS DE LA CASTAFIORE. EL FASCINANTE TRAMPANTOJO SATÍRICO DE HERGÉ

LAS JOYAS DE LA CASTAFIORE de Hergé - De 1961 a 1962 - ("Les bijoux de la Castafiore")

Sólo un genio como Hergé es capaz de, después de entregar un álbum tan emocional y tan intenso como "Tintín en el Tíbet", sacarse de la manga uno como "Las joyas de la Castafiore", que es en sus palabras "una vaga trama detectivesca", una "antiaventura" en las de muchos críticos, que no tiene nada que ver con lo que hemos encontrado hasta ahora en la serie. 

Estamos ante una "intriga brillante", cómica en una grandísima parte, ligera en forma pero llena de mensajes de calado y homenaje al estilo de historias "noir" de Agatha Christie o de Arthur Conan Doyle (pero con el inconfundible toque de Tintín y sin asesinatos o crímenes de gravedad de por medio).

Hergé cambia radicalmente de estilo y nos regala un puro divertimento, una broma casi, sin viajes, sin aventuras, sin verdaderos villanos, y con un humor que está como he dicho constantemente presente. Y, sin embargo, todo este giro de volante radical viene con su sátira social de casi siempre: ahora la prensa, sobre todo la amarilla, y los nuevos medios de la época como la televisión, son puestos en la picota, y también el racismo, en este caso contra el pueblo gitano.

Hay una visita inesperada y loquísima de la cantante Bianca Castafiore en Moulinsart (que por supuesto desquicia al Capitán Haddock, con el que empieza un juego que según varios críticos tiene implicaciones sexuales frustradas) y alguien le roba a ésta unas valiosas joyas. Todo coincide con el hecho de que cerca del lugar se ha instalado temporalmente un campamento gitano y con el otro hecho de que los paparazzis andan detrás de una supuesta historia de amor entre la Castafiore y Haddock que desean con fervor y que están dispuestos a inventarse si es necesario.

Se imaginan lo que ocurre: llegan los prejuicios contra los mencionados gitanos, a los que se les endosa el robo prácticamente desde el primer momento (y Hergé es especialmente hábil aquí haciendo que quien lee el álbum lo llegue a pensar realmente, cuestionándole sus propios prejuicios y su propia visión de su "realidad").

"Las joyas de la Castafiore", con protagonista coral además (y con montones de personajes de Tintín que, como en "Stock de coque", se reúnen) no te deja descansar, no obstante. Aunque todo se desarrolle en el mismo lugar va a haber peripecias sin parar, malentendidos sin parar, juegos de lenguaje y de significados y crítica social irónica disparada por todas partes. 

El dibujo acompaña: primeramente, el propio Tintín rompe la cuarta pared en la portada. Luego, llega a ser extrañamente recargado y hasta oscuro en algunos momentos, tanto para el canon de Hergé que muchos estudiosos de su obra han llegado a decir que casi se rompe aquí la Línea Clara.

"Las joyas de la Castafiore" es, pienso, el último gran álbum de Tintín. Los dos que quedan son buenos (hay un tercero, "Tintín y el Lago de los Tiburones", que es álbum oficial pero que es también la traslación a cómic de la película del mismo nombre) pero no son ya tan perfectos como éste o como "Tintín en el Tíbet". 

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