miércoles, 29 de diciembre de 2021

EL RETORNO DEL REY. EL ÉPICO CIERRE DE LA GRAN SAGA DE LA FANTASÍA ÉPICA

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY de J.R.R. Tolkien - 1955 - ("The Lord of the Rings: The return of the King")

Inicialmente llamado por Tolkien "La Guerra del Anillo", "El retorno del Rey" (título final a pesar de que el autor pensaba que revelaba demasiado de la historia) comprende los dos últimos volúmenes de los seis de su obra magna (estos dos volúmenes iban a llamarse "Guerra del Anillo" y "El final de la Tercera Edad", respectivamente).

Los defectos de "Las dos torres", el que creo que es el libro más flojo de la trilogía, aparecen aquí subsanados: la acción se dispara hacia la resolución final, los diálogos dejan de ser tan excesivamente engolados y exaltaos (aunque algunos quedan) y las dos tramas separadas se van uniendo poco a poco y recuperando el ritmo.

Sigo prefiriendo como conjunto "La Comunidad del Anillo" por su combinación perfecta de libro de viajes, de aventura, de drama y de descripción de un mundo, pero "El retorno del Rey", leído ahora, a mis treinta y ocho años de edad, me sigue pareciendo una gran experiencia épica.

De un lado los hobbits Merry y Pippin junto a Aragorn, Gandalf, Legolas y Gimli y junto a otros caracteres como Theoden, Eomer, Eowyn o Faramir, viven la brutal batalla final contra las fuerzas de la oscuridad de Sauron en Gondor.

Del otro, Frodo, Sam y Gollum se terminan de adentrar en lo más profundo de Mordor para, aprovechando que está en guerra con la mencionada Gondor y que por ello tiene muchas extensiones desiertas, acabar de una vez y para siempre con el poder del Anillo Único.

Me ocurre aquí justo al revés que en "Las dos torres": mi parte preferida del libro es la primera, la que transcurre en Gondor. Es un segmento más largo que el otro, lleno de potencia, de emoción y de escenas inolvidables.

Tolkien destapa aquí sus mejores esencias y despliega con todo detalle un combate épico de corte homérico entre el bien y el mal que ha sido imitado y parodiado hasta la saciedad.

Los buenos están desesperados pero van a resistir hasta el final y les cueste lo que les cueste. Los malos, en cambio, están creídos de su fuerza y de la oscuridad que traen con ellos y esto les puede costar la perdición.

La atmósfera de fin del mundo y de fatalidad está conseguida a la perfección, y las escaramuzas y batallas a las puertas de la ciudad, unidas a escenas de locura como las de Denethor y Faramir, crean uno de los momentos conjuntos más sombríos, heroicos y míticos de la historia de la literatura de fantasía.

No olvido, por supuesto, la mejor escena de este momento: la dejo como plato fuerte. Sí, es la escena de Eowyn: un giro de empoderamiento femenino que, como comenté en la reseña de "La Comunidad del Anillo" (en esta etiqueta la tenéis) no era muy habitual en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX y menos en un género que solía estar acotado en su mayor parte a los lectores varones. Absolutamente inolvidable.

La otra parte del libro, si bien no es tan espectacular, sí me resulta igualmente querida y tiene momentos geniales. Conserva, además, todo ese a veces olvidado poder de Tolkien para retratar ambientes sombríos, agobiantes, terroríficos incluso, y, también, para desarrollar giros inesperados de personajes como Gollum, que son la prueba fehaciente de que no todos sus caracteres eran buenos o malos sin escalas de grises.

Queda comentar el epílogo de "El Señor de los Anillos", uno de los más largos de la historia y uno de los extensos pasajes de este libro que todavía sigue dividiendo a sus fans. Para algunas personas es innecesario; para otras, es el ideal.

Yo creo que este epílogo de tantos capítulos es necesario. Recordemos que, además de ante un relato épico y de aventuras, estamos ante un mundo en construcción y, dentro de este mundo, estamos ante el fin de una era.

Tolkien necesita cerrar esta era en la que la Tierra Media, a pesar de haberse salvado del terror de Sauron, experimenta cambios que son tristes. Esto desmonta también el mito de que en el universo de este escritor todo es alegría y finales brillantes: el desenlace de "El Señor de los Anillos" es una despedida que en demasiados momentos de alegre tiene poco.

También, da fe, en los capítulos del retorno a la Comarca, de cómo los cuatro hobbits que partieron de ella siendo débiles han vuelto convertidos en cuatro personajes fuertes y valientes. Se completa el periplo, el viaje de iniciación, y este viaje trae con ellos sus mejores versiones.

Con "El retorno del Rey" termina el libro de fantasía más decisivo de la historia de la literatura fantástica moderna. Sus copias, parodias, imitaciones o directos clones siguen llegando todavía.

Tras el éxito masivo de esta obra, Tolkien empezó a trabajar en una secuela llamada "La nueva sombra" que iba a estar protagonizada por Eldarion, el hijo de Aragorn. No le cuajó demasiado y no la terminó, aunque sí que acabó otros cuentos y otras historias y sí que siguió desarrollando su universo hasta su muerte, a los 81 años, en 1973. 

Su hijo, Christopher Tolkien, publicó en 1977 "El Silmarillion", su gran testamento y el gran libro de historia y mitología de su mundo. En los próximos meses pretendo releerlo y comentarlo por aquí.

 

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