lunes, 30 de noviembre de 2020

EL LUGAR QUE NOS PROMETIMOS. UN FLOJO MAKOTO SHINKAI BUSCANDO SU IDENTIDAD

EL LUGAR QUE NOS PROMETIMOS de Makoto Shinkai - 2004 - ("Kumo no Muko, Yakusoku no Basho")

Él ha rechazado repetidas veces la etiqueta con mucha humildad, pero lo cierto es que ya se le conoce como "el nuevo Hayao Miyazaki". 

Makoto Shinkai es uno de los animadores japoneses de moda, autor también de cómics y escritor de novelas. Y creo que, aún teniendo personalidad, está algo sobrevalorado. Aún teniendo personalidad y aún siendo un autor indiscutible con una mirada propia: eso no se lo quita nadie y sería del todo injusto negarlo. 

Su primera película, que tuvo buenas críticas, es esta "El lugar que nos prometimos" de 2004, que a mi me paree una obra bastante infumable, un tostón de los gordos. Posteriormente vendrían otras mucho mejores, eso sí, como "5 centímetros por segundo", "El jardín de las palabras" o el "bombazo" de "Your name". 

Pero esta primera película suya es mala, se pongan como se pongan los fanáticos del director. Mala por pedante, mala por pretenciosa y mala por tener una narración confusa que afecta a un ritmo que se torna inexistente. 

"El lugar que nos prometimos" viene a ser una suerte de ensayo de la filmografía posterior del autor. En ella, se introduce por primera vez en un largometraje en sus asuntos habituales: el amor, el desamor, la pérdida, el paso del tiempo, la muerte, la amistad, los sueños, los recuerdos, las frustraciones emocionales, el azar, la culpa y las promesas. 

Hay elementos en ella de prácticamente todas sus películas posteriores, y hay una raíz principal que está claramente en la mencionada "Your name". 

Pero aquí, tal vez por ser un debut, Shinkai no hila nada fino. La trama, en la que yo veo una clara referencia a dramas asiáticos como el de la separación de Corea del Norte y Corea del Sur, empieza con un sustrato político y distópico que luego olvida bastante y se centra en una historia de amor y amistad a través del tiempo. 

Se olvida del primer asunto tras dibujarlo, y el segundo lo expone, como he dicho, de forma liosa, con una narrativa retorcida, encadenando escenas que cuesta a veces hasta ubicar, y con un ritmo nulo.

Para colmo, en lo que se refiere a este segundo asunto o grupo de asuntos, todo es pura pretenciosidad, pura poesía forzada, barroquismo en los diálogos y lirismo intimista metido con calzador. 

Makoto Shinkai se estaba formando una personalidad como autor, y aquí estaba claramente experimentado, como tantos experimentan en sus primeras obras. Y bueno, es fallida, e insoportable. A mi por lo menos se me hizo eterna, interminable, incapaz de arrancar un interés aparte de su maravillosa animación. 

Porque, eso sí, ésta es de diez, y los escenarios, y el tratamiento de la luz, y la belleza del conjunto. Pero la animación no lo es todo. 

"El lugar que nos prometimos" me parece un rollo patatero sobrevalorado de un autor al que se le ha colocado con demasiada rapidez una etiqueta exagerada que ni siquiera él mismo había pedido. Sus siguientes obras, por suerte, irían mejorando de forma notable.

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