"La Bella Durmiente" fue una de las películas más ambiciosas del estudio de Walt Disney a finales de los años cincuenta y demandó un proceso de trabajo verdaderamente largo y complicado en su momento.
El guión de la obra se escribió en 1951, las voces se grabaron en 1952, la animación se realizó entre 1953 y 1958 (y se rodaron escenas con actores reales para que sirviesen de soporte y de ayuda a los animadores) y la banda sonora, adaptada del ballet homónimo de Tchaikovsky, se grabó en 1957.
Por último, el artista Eyvind Earle pintó a mano los escenarios del filme y cada uno de ellos le llevó entre siete y diez días.
La estética de "La Bella Durmiente" es diferente a la de los filmes que Disney realizó hasta su año: está basada como he señalado en actores reales (la princesa Aurora está inspirada en Audrey Hepburn) y es más estilizada y "realista", mientras que los fondos, tan fantásticos como de aire siniestro algunos, son puras vidrieras medievales cargadas de bellos colores a veces crepusculares.
El filme es una maravilla que combina a la perfección el esperado romance, el humor marca de la casa y la pura aventura, y en este sentido es una de las películas más variadas de todas las que el estudio realizó en estos tiempos.
La historia es la que ya todos conocemos, y el mensaje, bueno, es "el de la casa" del momento: hay que casarse y tener hijos y lo de siempre para encajar en la sociedad bienpensante a toda costa (aunque la Princesa Aurora es ya algo más "independiente" que anteriores protagonistas Disney, se nota que los tiempos cambian, aunque lo hagan lentamente).
Pero se le perdona, en su día y hoy, porque la película es genial y no sólo en su estética. Los diálogos son encantadores, el humor es fino y divertidísimo, el romanticismo está perfectamente comedido para no llegar nunca a empalagar, los personajes son redondos (y en especial la inolvidable Maléfica, una de las mejores villanas Disney de la historia) y las escenas de acción de la lucha del Príncipe contra esta mencionada villana son magníficas (al parecer, eran descartes aprovechados de "Blancanieves y los Siete Enanitos" que en su día costaban demasiado tiempo y dinero realizar).
"La Bella Durmiente" fue según he leído un fracaso económico que dejó muy mal parado al estudio de Walt Disney, que tuvo que recuperarse con otras películas más comerciales, menos caras y laboriosas.
Sin embargo, poco a poco fue revalorizada como se merece, se volvió a estrenar en innumerables ocasiones y hoy es un clásico indispensable de su colección.
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