Escritor. Creador de la tira cómica "Coaching para esclavos". Cinéfilo, melómano y superdotado con TDAH. Hablo por aquí de películas, series, libros o cómics que me gustan. También estoy en Twitter (@torres_criado), en IG (josetorrescriado) y en Bluesky (@josetorrescriado.bsky.social).
lunes, 9 de diciembre de 2019
LA GUERRA DE LAS GALAXIAS. EL COMIENZO DE LA LEYENDA
Hablar de "La Guerra de las Galaxias" y de todo lo que conllevó y aún conlleva su estreno nos daría para varios blogs, por lo que voy a ser breve y conciso en el comentario de hoy.
El joven George Lucas, que había dirigido hasta entonces el filme de ciencia ficción "THX 1138" (que se estrelló comercialmente) y la comedia nostálgica juvenil "American Graffiti" (un gran éxito), se lanzó a rodar su proyecto más querido con muy poca confianza por parte de los productores e incluso de la crítica, que le auguraba un nuevo y estrepitoso fracaso para su nueva incursión en el cine de ciencia ficción.
Lucas cobró una miseria por escribir y dirigir la película, pero, a cambio de esto, en el estudio le dieron (convencidos totalmente de que su obra no llegaría lejos) el control total sobre la comercialización de todos los productos derivados de ella.
Once millones de dólares terminó costando "La Guerra de las Galaxias"... Y recaudó nada más y nada menos que 460. Fue, además, la primera película de la historia que dio más beneficios fuera que dentro de las salas.
George Lucas terminó de alcanzar la fama con ella y se convirtió en uno de los más grandes reyes del merchandising de todos los tiempos y también de los efectos especiales tras la creación de la Industrial Light and Magic (por desgracia, ya no ha pasado de eso).
“Star Wars” ha creado todo un mundo, una mitología incomparable, novelas, series de televisión, cómics, parodias, videojuegos, juguetes, figuras de coleccionismo, ropa, alimentos.
Es verdaderamente interminable el material existente de esta saga fantástica que se hizo famosa en el mundo entero y que tal vez sea la más adorada de su momento junto a "Dune" y "Star Trek".
La película que hoy nos ocupa, la primera de una genial trilogía (posteriormente llegaría otra horripilante y detestable y una segunda algo mejor pero irregular) mezclaba con una habilidad y un encanto sin par la fantasía épica más clásica (desde el siempre referente "El Señor de los Anillos" hasta los mitos de Homero o los nórdicos), el peplum, el western, las películas de piratas y los filmes de samurais ("La fortaleza escondida" de Akira Kurosawa fue una clarísima inspiración para Lucas).
Lo envolvía todo en un fondo futurista cargado de un romanticismo tremendamente evocador y además animado por unos efectos especiales más que solventes, por unos magníficos escenarios y por una imaginativa galería de personajes humanos, cibernéticos y alienígenas de toda clase y condición.
Su historia era simple: una lucha más del bien contra el mal con unos personajes ciertamente muy arquetípicos y definidos. Sin embargo, tenía también un encanto sin par. Era una "space-opera" perfectamente consciente de serlo, y sin prejuicios.
Su reparto, acertadísimo, contaba con unos tremendamente carismáticos actores casi desconocidos (exceptuando a Alec Guinness y a Peter Cushing) que dieron vida a unos protagonistas que ya son parte indisoluble de la cultura norteamericana moderna.
Por desgracia, únicamente Harrison Ford tuvo una carrera perdurable (ni Mark Hamill ni Carrie Fisher lograron despuntar en la interpretación más allá a pesar de las esperanzas que se tenían puestas en ambos, aunque el primero haya tenido una carrera notable en el doblaje y aunque ambos hayan vuelto para la nueva trilogía).
"La Guerra de las Galaxias" sigue siendo hoy una joya del cine de ciencia ficción, al igual que sus dos continuaciones: "El Imperio contraataca" y "El retorno del Jedi".
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