viernes, 17 de mayo de 2019

SOLANIN. LOS JÓVENES JAPONESES ANTE LA DESINTEGRACIÓN DEL MUNDO DE SUS PADRES


SOLANIN de Inio Asano - De 2005 a 2006 - ("Soranin")

Inio Asano es un autor complejo y completísimo, y su reconocimiento fuera de Japón es, pienso, totalmente merecido. Aunque las constantes de sus obras suelen repetirse en casi todas ellas (las relaciones humanas en el Japón moderno), algunas son más oscuras y metafóricas y otras más puramente realistas.

El cómic que le hizo famoso en occidente fue el inclasificable y personalísimo "Buenas noches, Punpun", aunque ya se habían publicado otros antes como el críptico "Nijigahara Holograph".


Otras creaciones suyas, sin embargo, son más "accesibles" a una primera lectura, y no por ello dejan de ser estimulantes y maravillosas. Un ejemplo es "La chica a la orilla del mar". Y otro, esta joya que hoy comento: "Solanin".

"Solanin" es una historia normal y corriente de unos jóvenes japoneses normales y corrientes. No tiene metáforas ni símbolos, como otras de Asano, ni tampoco elementos surrealistas, terroríficos o fantásticos. Es un fragmento de vida puro y duro. Y pone los pelos de punta.

Todos nos hemos sentido alguna vez como los protagonistas de este manga. Chicas y chicos que se acercan a la treintena, que han terminado sus carreras, que experimentan las frustraciones de sus primeros trabajos y que se enfrentan a una edad "adulta" que no ha colmado sus expectativas.


Estamos ante una obra de esas que se llaman "generacionales". Lo es: Inio Asano ha retratado como nadie a los jóvenes de su generación (él nació en 1980 y "Solanin" se empezó a publicar en 2005).

En las últimas décadas, Japón, el considerado uno de los paraísos asiáticos, ha cambiado mucho. La brecha generacional es inmensa, y el "trabajo para toda la vida" ya no es seguro como lo era antes. Los jóvenes del país se encuentran ante una crisis enorme y no tienen los viejos referentes de antes: la familia, la comunidad, que por otra parte tampoco eran una panacea.

El capitalismo entró por la puerta grande tras la Segunda Guerra Mundial pero muchas viejas tradiciones continuaron presentes en la sociedad nipona, que, al llegar a principios de siglo, se encuentra más perdida que nunca (como las de todo el mundo, en gran parte).


Sorprende lo identificados que nos podemos sentir leyendo "Solanin". Meiko, la protagonista, abandona su trabajo, aburrido y frustrante, y se lanza a la incertidumbre de la libertad (y no dice nada a sus padres en un principio, porque en Japón dejar un trabajo es un pecado mortal).

Sus amigos, como ella, están también en la cuerda floja. O no saben qué hacer con sus vidas, o trabajan para mantenerse en oficios que no les llenan, o se aferran a relaciones o a costumbres caducas. Es el crepúsculo que todos hemos vivido en esa extraña época que se abre cuando terminamos los estudios.


Hay, sin embargo, salidas. Una de ellas, el arte. La música. El viejo grupo de rock que juntos tratan de sacar adelante.

"Solanin" es un cómic precioso. Hay momentos que verdaderamente duelen. Es vida en estado puro, vida en la ciudad de nuestros días, deshumanizada y a la vez fascinante. 


Sus personajes somos todos nosotros, tratando de orientarnos en la vorágine capitalista y consumista delirante en la que nos ha tocado vivir y enfrentándonos a la vez a la desintegración del viejo mundo de nuestros padres, con sus cosas buenas (la seguridad laboral) y sus cosas malas (la falta de libertad, una de esas en las que nuestra generación sí que sale ganando).

No se me ocurre mejor obra para comenzar a leer a Inio Asano, un autor de los grandes, de los personales, de los que sabe aportar siempre variantes interesantes a los asuntos que le obsesionan.


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