jueves, 13 de diciembre de 2018

POR QUÉ ESCRIBÍ "IMAGEN CORPORATIVA"


Me gusta el arte social. Me gusta el arte, de cualquier tipo, que revuelve algo, que señala injusticias, que trata de analizar nuestra realidad de una forma crítica. Y me gusta el terror. Creo que, como la fantasía, la ciencia ficción o el "noir", géneros que todavía a veces son arrinconados en un desprestigio absurdo, el terror esconde un racimo de posibilidades verdaderamente gigantesco para retratar el mundo que nos ha tocado vivir.

Si universos como el de "Star Trek" o "Juego de Tronos" son reflejos del nuestro con todas sus problemáticas (racismo, machismo, clasismo, guerra), si las mejores historias negras son una alegoría de lo más podrido que late en nuestro día a día, el terror es un espejo donde nos enfrentamos a nuestros miedos y es un vehículo excelente para hacer crítica social. Lo sabía Richard Matheson, lo sabía Oscar Wilde, lo sabía Mary Shelley y lo sabe Stephen King.

Una de las lacras más terribles que existen en nuestro mundo es la del acoso laboral, una lacra que, por suerte, cada vez está siendo más visibilizada y combatida desde todos los ámbitos. Especialmente durante los peores años de la crisis económica que nos hemos comido con patatas, se ha recrudecido: el miedo a perder el trabajo ha hecho de muchas personas no sólo maniquíes encerrados en cubículos que tratan de pasar lo más inadvertidos posibles en su oficina, sino auténticos matones de despacho especializados en tiranizar a sus compañeros.


En una época en la que los trabajadores quemados, las bajas por depresión y la ansiedad cotidiana con sus mil trastornos derivados están a la orden del día, pienso que el terror tiene mucho que decir. Porque una mansión abandonada es un lugar espeluznante, pero no lo es menos, sobre todo durante un contexto de crisis y post-crisis, un flamante y "cool" edificio de oficinas.

Cuando escribí "Imagen corporativa", mi primera novela corta, tenía presente que, más que nunca, Kafka estaba de plena actualidad. El mundo laboral se ha convertido en un auténtico infierno para miles de personas y creí necesario retratar sus miserias. Y me apoyé para ello en una estructura de cuento gótico clásico. Porque los poderes que no comprendemos pueden ser espectrales, pero también pueden ser sistemas económicos absurdos e inexplicables donde millones de personas inocentes se encuentran de un día para otro sin trabajo, sin autoestima, sin dinero, sin casa, sin nada.

"Imagen corporativa" es una historia de terror de oficina. De presencias fantasmales y de violencia, pero también de jefes despiadados, de compañeros trepas, de cobardes que callan ante la brutalidad. De vampiros del sistema, de golems alienados: en definitiva, de auténtico horror.


No sé si habré conseguido transmitir con este debut literario la desazón que quería transmitir. No sé tampoco si su alegoría habrá tocado a sus lectores, y si mi denuncia del "mobbing", ese verdadero monstruo que se extiende como una pandemia, ha sido lúcida y contundente. Sí puedo decir que me lo he pasado muy bien escribiendo esta obrita, y tengo que dar las gracias a El Transbordador por arriesgarse a publicarla y a todos los lectores que la han disfrutado, que me han aconsejado y que me han felicitado por ella.

José Torres Criado.

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