EL PINGÜINO de Lauren LeFranc - 2024 - ("The Penguin")
"El Pingüino", creada por Lauren LeFranc, es una de esas series escasas que, derivadas de una gran superproducción anterior de éxito, sabe perfectamente ofrecer algo totalmente nuevo pero con todos sus pies dentro de su universo, al que en ningún momento esquiva o falta al respeto.
Volvemos al mundo de "The Batman" para retomar al villano que da nombre a la serie, uno de los principales del superhéroe de DC, en una fantástica trama negra que tiene lugar inmediatamente después de los acontecimientos de dicho filme.
Colin Farrell es de nuevo este Pingüino, y si en la película estaba del todo espectacular, aquí directamente está del todo soberbio. Él, embutido en su maquillaje que le hace prácticamente irreconocible, es junto a una también excelsa Cristin Milioti toda la serie. Ambos conforman un tandem de seres destrozados inolvidable, y ambos estremecen, dan pena y dan miedo. Porque son dos protagonistas tan monstruosos como humanísimos en los que, y eso es lo más inquietante, nos podemos reconocer en nuestras peores etapas.
La trama básica de "El Pingüino" no es nueva y puede ser hasta esperable: sí, la hemos visto mil veces. El ascenso de alguien en el mundo de las mafias que implica las caídas de otras personas. Pero dentro de esto sabe desmarcarse perfectamente y usar los tópicos de su género como eso, como simples tópicos sobre los que apoyarse para lanzar una trama llena de sorpresas y con un retrato de personajes secundarios espectacular.
Las mencionadas sorpresas son constantes. Hay giros del todo inesperados, y los que te hueles te crean una inquietud magníficamente medida que los convierte en sorpresas desasosegantes, valga la redundancia, a todos los efectos.
El tema central es la ambición desmedida y la búsqueda del poder a toda costa, pero alrededor giran desde las relaciones familiares diversas hasta la amistad pasando por los complejos físicos, la injusticia, el peso del trauma y del pasado, la locura, la violencia urbana de los USA o la denuncia social del sistema neoliberal.
Los secundarios, por otra parte, también están espectaculares, como he señalado. Todos tienen carisma, todos están magníficamente interpretados y todos aportan un punto clave al retrato de seres que pueblan esta Gotham a la que da gusto volver (en especial el de Rhenzy Feliz, que está del todo inolvidable en su actuación).
Finalmente, la ambientación sabe ser perfectamente coherente con lo que se espera de la ciudad del hombre murciélago y a la vez tomar su propio camino con respecto a la de la película de la que viene, en la que era especialmente oscura y lluviosa.
Los ocho capítulos que tiene esta serie corta nos los vamos a beber, literalmente. Es toda ella una obra maestra fulminante y la génesis perfecta de un villano estremecedor e inolvidable.
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