lunes, 13 de septiembre de 2021

TOMORROWLAND. UNA PELÍCULA MENOR PERO DISFRUTABLE DE BRAD BIRD

TOMORROWLAND de Brad Bird - 2015 - ("Tomorrowland")

Brad Bird siempre ha sido un director genial. Desde sus inicios y por lo menos en lo que a cine de animación se refiere (suya es la maravilla de "El Gigante de Hierro" y las preciosas "Los Increíbles" y "Ratatouille"). 

Fuera de esta animación ha dirigido la solvente cuarta entrega de la saga de "Misión Imposible" (de la que ya hablaré cuando toque hablar de dicha saga) y esta "Tomorrowland" que hoy comento y que, aún siendo estrictamente controlada por la Disney en todo momento (lo que se nota), es digna. 

Brad Bird no habrá tenido demasiada libertad con ella y posiblemente quede en su filmografía como un simple encargo y, desde luego, no tiene nada que hacer frente a obras como las mencionadas "El Gigante de Hierro" o las aportaciones del director a Pixar, pero lo cierto es que entretiene y arranca sonrisas. 

"Tomorrowland", que al parecer está basada en una de las zonas en las que se divide el parque "Disneyland", es bastante simplona en su mensaje: es una película a favor del optimismo y contra cualquier pesimismo con mensaje ecologista lleno de buenas intenciones que a veces cae ligeramente en el panfleto. Es cierto. Sin embargo, este mensaje tampoco se hunde por otra parte en la ñoñería y tanto la trama como los personajes están bien delineados y desarrollados (a pesar de alguna laguna puntual).

Del Brad Bird de siempre quedan en "Tomorrowland" su humor inteligente y chorra (los robots sonrientes son geniales), su pasión por la ciencia ficción "clásica", que es constantemente homenajeada, y su sentido de la aventura cargada de ritmo (la película no cansa en ningún momento y sus escenas de acción son imaginativas y algunas desternillantes). 

Los actores también están bien en sus papeles. Es cierto que "Tomorroland" tiene demasiados dejes Disney (impuestos a lo bestia, insisto: se nota), pero dentro de las porquerías que hay por ahí en el cine más familiar, brilla con luz propia por lo digna que resulta. Una obra menor de Brad Bird, desde luego, pero disfrutable.

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