EL EMPECINADO de Gol y Agustín Garriga - 2019 - ("El empecinado")
Después del excelente "Numancia" (que comento en este blog también) he podido leer un nuevo tomo de la colección de Cascaborra Ediciones dedicada a la Historia de España: "El Empecinado".
Con este cómic he aprendido, de partida, de dónde viene la palabra que le da nombre a este famoso guerrillero: era el apelativo que se daba a los naturales del pueblo de Castrillo de Duero, en la provincia de Valladolid, a causa del río Botijas que lo bañaba, famoso por llevar grandes cantidades de pecina (el cieno en descomposición).
Allí nació Juan Martín Díez, uno de los peores granos en el culo que tuvieron los franceses durante la Guerra de la Independencia. Gracias a él, el adjetivo "empecinado" es sinónimo de firmeza, obstinación, tenacidad, cabezonería.
Campesino humilde, formado en las armas en la Guerra del Rosellón, combatió a las fuerzas napoleónicas con pandas de guerrilleros que, expertos en el abrupto y difícil paisaje castellano, les dieron mil quebraderos de cabeza.
Juan Martín Díez era carismático y fuerte, y tan inteligente, escurridizo y perfecto conocedor del terreno que nunca pudo ser capturado por los franceses, que eran considerados en su momento los poseedores del más fuerte y mejor formado y equipado ejército de toda Europa.
Sin embargo, una vez acabada la guerra, y a pesar de la fama que le precedía por sus hazañas patrióticas, fue ahorcado por el decepcionante y tiránico rey Fernando VII, al que se enfrentó cuando abolió la Constitución de Cádiz.
Miguel Gómez Andrea, conocido como Gol, firma el guión de este cómic y Agustín Garriga el dibujo, que recrea la época con tanta épica como realismo y que está lleno de detalles y espléndidamente ambientado.
Llevado con gran ritmo, "El empecinado" sintetiza muy bien todo el periplo de este héroe hasta su asesinato y además maneja una gran cantidad de hechos históricos y de personajes bien delineados y que no crean confusión. Tanto las causas como las consecuencias y el contexto de Juan Martín Díez quedan perfectamente claras.
Es, también, un retrato alejado de maniqueísmos. La época es la que es, y el protagonista es una figura histórica más con sus luces y sus sombras. Era patriota y religioso, pero también constitucionalista en un tiempo extremadamente convulso en el que serlo podía llevar a cualquiera a la horca (de hecho, a él le llevó).
También era pendenciero y machista: nunca trató bien a las mujeres con las que estuvo y era famoso por ser un irredento mujeriego, valga la redundancia, que especialmente fue muy desconsiderado con su esposa.
Sin embargo, también se enfrentó cara a cara un rey y a las grandes instituciones de su momento, que, tras la expulsión de los franceses de España, aprovecharon para volver a agarrarse a sus privilegios y fallaron al pueblo que tantas esperanzas había puesto en ellas.
"El Empecinado" es un cómic histórico muy destacado que homenajea a una figura básica del panteón de héroes español. Lo hace como he dicho retratando sus claroscuros, con la épica del momento (que la hubo, como en toda guerra) y también con el horror de ese mismo momento (que lo hubo, como en toda guerra).
Con este cómic he aprendido, de partida, de dónde viene la palabra que le da nombre a este famoso guerrillero: era el apelativo que se daba a los naturales del pueblo de Castrillo de Duero, en la provincia de Valladolid, a causa del río Botijas que lo bañaba, famoso por llevar grandes cantidades de pecina (el cieno en descomposición).
Allí nació Juan Martín Díez, uno de los peores granos en el culo que tuvieron los franceses durante la Guerra de la Independencia. Gracias a él, el adjetivo "empecinado" es sinónimo de firmeza, obstinación, tenacidad, cabezonería.
Campesino humilde, formado en las armas en la Guerra del Rosellón, combatió a las fuerzas napoleónicas con pandas de guerrilleros que, expertos en el abrupto y difícil paisaje castellano, les dieron mil quebraderos de cabeza.
Juan Martín Díez era carismático y fuerte, y tan inteligente, escurridizo y perfecto conocedor del terreno que nunca pudo ser capturado por los franceses, que eran considerados en su momento los poseedores del más fuerte y mejor formado y equipado ejército de toda Europa.
Sin embargo, una vez acabada la guerra, y a pesar de la fama que le precedía por sus hazañas patrióticas, fue ahorcado por el decepcionante y tiránico rey Fernando VII, al que se enfrentó cuando abolió la Constitución de Cádiz.
Miguel Gómez Andrea, conocido como Gol, firma el guión de este cómic y Agustín Garriga el dibujo, que recrea la época con tanta épica como realismo y que está lleno de detalles y espléndidamente ambientado.
Llevado con gran ritmo, "El empecinado" sintetiza muy bien todo el periplo de este héroe hasta su asesinato y además maneja una gran cantidad de hechos históricos y de personajes bien delineados y que no crean confusión. Tanto las causas como las consecuencias y el contexto de Juan Martín Díez quedan perfectamente claras.
Es, también, un retrato alejado de maniqueísmos. La época es la que es, y el protagonista es una figura histórica más con sus luces y sus sombras. Era patriota y religioso, pero también constitucionalista en un tiempo extremadamente convulso en el que serlo podía llevar a cualquiera a la horca (de hecho, a él le llevó).
También era pendenciero y machista: nunca trató bien a las mujeres con las que estuvo y era famoso por ser un irredento mujeriego, valga la redundancia, que especialmente fue muy desconsiderado con su esposa.
Sin embargo, también se enfrentó cara a cara un rey y a las grandes instituciones de su momento, que, tras la expulsión de los franceses de España, aprovecharon para volver a agarrarse a sus privilegios y fallaron al pueblo que tantas esperanzas había puesto en ellas.
"El Empecinado" es un cómic histórico muy destacado que homenajea a una figura básica del panteón de héroes español. Lo hace como he dicho retratando sus claroscuros, con la épica del momento (que la hubo, como en toda guerra) y también con el horror de ese mismo momento (que lo hubo, como en toda guerra).
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