OBJETIVO: LA LUNA de Hergé - De 1950 a 1952 - ("Ojectif Lune")
"Objetivo: La Luna" y "Aterrizaje en la Luna" fueron cómics visionarios que, como varias novelas de Julio Verne, se adelantaron a su tiempo. En este caso, Hergé se adelantó casi veinte años a la historia real y puso a Tintín y a sus amigos en un cohete y los llevó a la Luna, y la labor de documentación e investigación que realizó para lograrlo con el máximo realismo que se podía permitir en su tiempo fue titánica.
El autor fue ayudado y asesorado por sus amigos Bernard Heuvelmans y Jacques Van Melkebeke y, de nuevo, por su asistente Bob de Moor.
Durante la serialización de "Objetivo: La Luna", entre 1950 y 1952, Hergé creó los Studios Hergé en Bruselas, conformado por un grupo de expertos dibujantes para ayudarle con todo este proceso. El mencionado realismo que se obtuvo fue brutal, absolutamente espectacular y delicioso.
"Objetivo: La Luna" es posiblemente el álbum más "pausado" de Tintín: él, Milú y el Capitán Haddock se trasladan un tiempo a Syldavia, en donde el profesor Tornasol está desarrollando y construyendo el cohete de marras. Allí late una intriga y aparecen por supuesto Hernández y Fernández, pero en general esta intriga está incluso a veces en un segundo plano y la acción se centra en mostrarnos cómo el plan de Tornasol va a funcionar.
Hergé, haciendo gala de una maestría sin par, nos va a dar montones de explicaciones científicas y tecnológicas que, basadas todavía en algo no probado empíricamente (el ser humano no llegaría a la Luna hasta 1969), van a resultar apasionantes gracias a que él nos las va a ir mostrando por medio de los toques de la mencionada intriga y, sobre todo, por medio del humor.
En este cómic Tornasol, que resulta tener a veces muy mal genio, se enfada de verdad por primera vez, y, cabreadísimo en una escena absolutamente desternillante, nos va a ir mostrando cómo funciona la tecnología que les va a llevar a la Luna a él y a sus amigos mientras le larga una bronca al Capitán Haddock. Alguien menos hábil se habría limitado a explicarlo todo en páginas insoportables de datos, datos y más datos, y Hergé te da esos datos, sí, pero haciendo que te partas de la risa.
El protagonista principal de este cómic es el mencionado profesor Tornasol: dentro de que los personajes de Tintín no tienen pasado (salvo ligeramente Haddock) por decisión propia de Hergé para crear arquetipos aventureros reconocibles e instantáneos, aquí es él quien mueve la historia en prácticamente todos los aspectos. Además, entra en este arco uno de los grandes secundarios de Tintín, el ingeniero Wolf, que tendrá un papel básico en "Aterrizaje en la Luna", y vuelve el Coronel Boris como villano desde "El Cetro de Ottokar" totalmente resentido con el reportero (aunque también aparecerá del todo en la mentada "Aterrizaje en la Luna").
"Objetivo: La Luna" es un prólogo largo, sí, pero excelentemente ideado y conducido, que se lee con interés siempre, que tiene un dibujo absolutamente soberbio y que viene con todos los elementos tintineros incluidos. Conseguir algo así y triunfar en su tarea sólo está al alcance de genios.





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