miércoles, 10 de marzo de 2021

SAW III. SADISMO DESCEREBRADO, LÚDICO Y PALOMITERO SIN TRAMA DIGNA

SAW III de Darren Lynn Bousman - 2006 - ("Saw III")

Después de la mala “Saw II”, Darren Lynn Bousman repite como director y rueda, en apenas un año, la tercera entrega de esta saga entonces ya millonaria, y en ella logra rizar el rizo de lo grotesco y de lo violento y también de lo simple y de lo zafio. 

El “argumento” de “Saw III” importa muy poco: Jigsaw está vivo (o mejor dicho está muriéndose) mientras tiene secuestrada a una doctora que si no le mantiene con vida pierde la suya propia y mientras su víctima nueva lucha por superar una nueva serie de sádicas pruebas impregnadas de la más rancia moralina americana para redimirse de su vida "desaprovechada". 

La trama se limita a observar cómo ésta víctima va superando estas pruebas (en las que van muriendo otras personas de muy variadas formas) y cómo Amanda, la compañera de fechorías del antagonista/protagonista Jigsaw que conocimos en la anterior parte, se va volviendo cada vez más desquiciada (por supuesto, con vistas a un gran baño de sangre y vísceras). Nada más. 

“Saw III” es una película excusa (aún más que “Saw II”) donde ya se sabe todo desde el primer momento; una película excusa para mostrar un verdadero desparrame de violencia gratuita y estrambótica con la que el público pueda horrorizarse y/o reírse un rato entre palomita y palomita. 

Los diálogos son ya de pura risa (aunque los de las anteriores no estaban tampoco muy lúcidos), los personajes planos y pueriles hasta límites insospechados y los actores y las actrices malos con avaricia. 

La insulsa trama está para colmo llena de lagunas que, además, quedan bien a la vista en todo momento, mientras que el desenlace, buscando la sorpresa a toda costa (y fracasando estrepitosamente en esta búsqueda) es la improvisación más cutre, infantil y chapucera que he visto en mucho tiempo. 

Es “Saw III” además, en lo estético, un infumable videoclip de dos horas que atrapa irremisiblemente al espectador en el más irresistible sopor (aunque en la pantalla estén destripando vivo a alguien). 

Esta película fue además famosa en su día por tener algunas de las escenas más crudas y brutales de torturas y burradas que se habían podido ver entonces en circuitos comerciales (en circuitos comerciales). 

Desde una operación de cerebro montada en base a primeros planos en la que podemos ver el cráneo del paciente abierto en todo su esplendor hasta una máquina que desguaza cadáveres putrefactos de cerdos pasando por un potro donde a su “inquilino” se le doblan las articulaciones en ángulos imposibles o una máquina que arranca de un golpe las costillas. 

Hace muchos años, películas mejores o peores como “Holocausto caníbal” o “Braindead” impresionaban al público y revolvían las tripas, mientras que otras como “Perros de paja”, “La naranja mecánica” o “Saló o los 120 días de Sodoma” revolvían hasta las conciencias. 

Por desgracia, y como hemos observado miles de veces, la maquinaria de producción capitalista lo recicla todo, hasta lo a priori más escandaloso y polémico, para transformarlo en algo rentable y ya banal y superficial. 

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