domingo, 1 de noviembre de 2020

LA MALDICIÓN DE BLY MANOR. UN GIRO DE FLANAGAN HACIA EL INTIMISMO

LA MALDICIÓN DE BLY MANOR de Mike Flanagan - 2020 - ("The Haunting of Bly Manor")

Me gustan las series que arriesgan. Me gustan también las series que exploran en cada temporada un concepto diferente. Como ésta.

"La maldición de Hill House" me pareció una de las grandes revelaciones del último cine de terror. Mike Flanagan supo jugar sus cartas y hacer de los tópicos y de los lugares comunes del género recursos novedosos y cargados de buen hacer.

Ahora, tras aquel éxito, ha vuelto con "La maldición de Bly Manor", la segunda temporada de esta serie, que adaptará al parecer historias diferentes ambientadas en diferentes casas embrujadas.

Hay algo importante que pienso que hay que tener en cuenta referente a ella: se trata de una temporada diferente. Con una trama diferente y, lo que es más importante, con un estilo diferente.

Lo valoro. Lo prefiero, también. Ha sido criticada por esto por algunos, pero pienso que nos encontramos otra vez ante la historia de siempre: una secuela de cualquier tipo va a ser siempre mirada con lupa cuando su antecesora ha sido exitosa o rompedora. Si trae lo mismo, la van a putear. Si trae algo nuevo, la van a putear. Le pasó a "True detective" antes, por ejemplo.

"La maldición de Bly Manor" no es "La maldición de Hill House". Y no lo pretende en ningún momento. Mike Flanagan se apoya en las constantes de la anterior (historia de terror ambientada en una gran mansión en la que la sugerencia es la clave para crear desasosiego) para ofrecer algo totalmente nuevo.

Se basa en varios trabajos de Henry James, en su esencia general, y se inspira una vez más en "Otra vuelta de tuerca" para ofrecer una historia intimista de relaciones personales. Sólo que aquí estas relaciones cobran más importancia que el mismo terror en sí.

Un cambio arriesgado. Insisto: lo agradezco. Para ver una fotocopia de "La maldición de Hill House" descafeinada o repetida prefiero que haya riesgo. Y además, creo que Flanagan triunfa.

"La maldición de Bly Manor" es una bella historia de amor, de anhelos, de relaciones familiares, de unión entre seres humanos. Está llena de situaciones románticas, de momentos intimistas, de escenas delicadas acompañadas de una fotografía cálida y onírica.

Hay miedo también, desde luego. Y hay varios sustos que me hicieron saltar en el sofá (créanme que los hay, y algunos elementos también verdaderamente escalofriantes). Y, por supuesto, está la marca de la casa: el uso del escenario y de sus recovecos para poner de los nervios (ya saben a qué me refiero).

Los personajes llevan todavía más peso que en la anterior temporada, y los diálogos son bellos e inteligentes, y las interpretaciones magníficas y muy sentidas (con muchos actores y actrices repitiendo en papeles diferentes y con idéntico carisma).

También solventa el único error que tuvo la primera serie: su final. Aquí el último capítulo lo cierra todo con coherencia, con lógica, sin caer en soluciones manidas y chapuceras propias del terror más barato (fue el problema del último y horrible episodio de la anterior, que casi la tiró por los suelos).

"La maldición de Bly Manor" es menos impactante pero más coherente que "La maldición de Hill House". Es también menos original, pero está mejor cerrada. Ambas forman un díptico. 

Es de lo que se trata. Y espero que haya una tercera y una cuarta entregas de esta franquicia si sigue Mike Flanagan haciendo las cosas tan bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario