TINTÍN EN EL PAÍS DE LOS SOVIETS de Hergé - De 1929 a 1930 - ("Tintin au pays des Soviets")
Empiezo a comentar en este blog, uno a uno y poco a poco, a lo largo de este verano y posiblemente de parte de principios del otoño, los álbumes de Tintín. Los tres primeros, por cierto, no son en absoluto una representación de lo que acabaron siendo las aventuras del reportero aventurero creado por el belga Hergé (Georges Prosper Remi).
De la ideología de Hergé se ha hablado muchísimo y se siguen llenando hojas y hojas de debates: creo que a grandes rasgos se puede decir que evolucionó de un conservadurismo católico y colonialista inicial a una clara crítica social humanista.
En sus inicios, Tintín era un personaje paternalista, opresor de forma ingenua de pueblos de más allá de Europa que se burlaba de sus costumbres desde el eurocentrismo más rancio. Poco a poco, y lo iremos viendo, evolucionaría a ser un defensor de los oprimidos a la vez que el propio Hergé, que renegaría de varios de sus primeros cómics.
"Tintín en el País de los Soviets" fue publicada en el suplemento juvenil Le Petit Vingtième del periódico Le XXe Siècle entre el 10 de enero de 1929 y el 8 de mayo de 1930 para ser posteriormente recopilada completa en aquel 1930. El jefe de Hergé era el abate Norbert Wallez, de ideología ultraconservadora y simpatizante de los fascismos de la época, y exigía productos propagandísticos de su cuerda.
En este cómic, Tintín, desde el principio con su inseparable perro Milú, viaja a la Unión Soviética para informar al público belga de las barbaridades que cometía allí el dictador Iósif Stalin. Si bien Stalin era eso mismo, un dictador, y además un brutal asesino de masas, "Tintín en el País de los Soviets" es una mamarrachada destinada a burlarse del comunismo de forma infantil y a retratar una Rusia paupérrima donde los derechos humanos son violados cada segundo (que sí, que esto ocurría con Stalin en el poder, pero el retrato de este cómic es una tontería maniquea y simplona donde no se analiza nada ni se ofrece ninguna solución a esto).
La trama se limita a poner a Tintín viajando por tierras rusas y siendo perseguido por agentes estalinistas que tratan de matarle. En su camino, vamos viendo opresión y miseria por doquier. El estilo es el slapstick, el humor físico, que la mayoría de las veces es todavía bastante burdo (Hergé lo mejoraría muchísimo en el futuro).
Algún chiste aprovechable hay, como ese en el que Milú es perseguido por muchos animales que se burlan de él, pero poco, poquito más. El cómic es lineal, repetitivo y bastante aburrido.
Hergé no había estado nunca en la Unión Soviética y para esta obra se basó en el folleto "Descubriendo Moscú" de Joseph Douillet, un ex cónsul belga que había vivido en Rusia nueve años y que había sido testigo de su revolución y de su posterior nueva dictadura. Aunque muchas cosas que retrataba Douillet eran ciertas, el folleto era también totalmente insuficiente y el autor se inventó otras tantas de la cultura rusa.
El dibujo de Hergé, que trabajó a contrarreloj y sin saber de un día para otro cómo resolvería sus situaciones, es todavía muy tosco y bruto, aunque su dinámica ya funciona con bastante ritmo.
"Tintín en el País de los Soviets" fue el único de los álbumes de la colección del personaje que nunca fue adaptado a color, y el propio Hergé lo rechazó y lo catalogó como "un juego" y "una transgresión de juventud" e incluso se negó durante muchos años a que se reimprimiese (sólo cedió a ello en 1973 ante la gran cantidad de versiones piratas a precio de oro que circulaban en el mercado).
No hay comentarios:
Publicar un comentario