VUELO 714 PARA SIDNEY de Hergé - De 1966 a 1967 - ("Vol 714 pour Sidney")
"Vuelo 714 para Sidney" es uno de los álbumes más raros de Tintín (posiblemente el que más) y uno de los que normalmente son más criticados. Primero, porque es desde "La estrella misteriosa" el primero que se sumerge en la ciencia ficción pura, algo que no se había dado casi nada en la serie, y segundo, porque tiene un desenlace bastante polémico que es incluso "anti-Tintín".
En este cómic Hergé se sumerge de lleno en la mitología extraterrestre de los "antiguos astronautas", que estaba muy de moda en la época y que decía que muchas civilizaciones antiguas habían sido edificadas o influidas por visitantes de otros planetas con tecnología que permitió construir monumentos como las pirámides.
El autor, que había intentando una versión previa de "Tintín y los Pícaros" (originalmente llamada "Tintín y los Bigotudos") que había abandonado momentáneamente, estaba ya en este momento perdiendo el interés en su personaje estrella, a pesar de que era en este preciso momento, valga la redundancia, cuando éste había alcanzado la fama mundial definitiva y era estudiado por académicos.
Hergé había pasado una larga depresión, estaba descontento con las limitaciones del medio del cómic y cada vez se sentía más atraído por el arte moderno, cada vez se tomaba más vacaciones y más largas y cada vez los álbumes de su reportero venían más espaciados en el tiempo: tanto que en su estudio llegó a haber temporadas enteras en las que sus trabajadores estaban literalmente sin hacer nada o haciendo muy poco (y esto, al estar en una profesión artística y creativa, generó incomodidad entre muchos ellos, como Bob de Moor).
Irónicamente, en medio de esta ola de desinterés, a Tintín le había salido una competencia muy dura: "Asterix" de René Goscinny y Albert Uderzo, cuyo éxito fulminante irritaba a Hergé. A pesar de todo esto, el cómic que nos ocupa fue otro éxito comercial.
Este "Vuelo 714 para Sidney" no obstante innova, como innovaba "Las joyas de la Castafiore": Tintín y sus amigos están en un entorno totalmente nuevo y en una aventura que nada tiene que ver con las anteriores en prácticamente todos los aspectos.
Tenemos acción incesante y una casualidad un tanto extraña que vertebra todo y que muchos fans interpretan como forzada, y tenemos el humor habitual que, en esta ocasión, cae bastante encima de Rastapopoulos, que vuelve de nuevo como el gran villano por excelencia junto a su habitual Allan Thompson y que aquí sin embargo es ridiculizado bastante, como si fuese Hernández y Fernández.
Luego, tenemos esa mencionada y polémica ciencia ficción presente, con extrañas esculturas y con incluso telepatía, y tenemos también un escenario muy pulp que recuerda a los de las películas de James Bond o a los de las novelas más exageradas de la Guerra Fría. El dibujo, como siempre, es una auténtica pasada: la representación de este escenario es deliciosa.
También nos encontramos con el retorno del carismático Piotr Pst como aliado y con un personaje nuevo ambiguo e insoportable, el millonario Laszlo Carreidas, sátira de este tipo de rico excéntrico y ególatra bastante acertada en todo su comportamiento irritante.
Finalmente, está ahí el desenlace de la trama, que comentaré en el espacio de los spoilers, que es verdaderamente, como he dicho, "anti-Tintín", lo que propició que voces críticas catalogasen a este cómic incluso como "una aventura inútil".
"Vuelo 714 para Sidney" me parece, ciertamente, un álbum más flojo que los anteriores. Pero oigan, que es que los anteriores son nada más y nada menos que "Las joyas de la Castafiore" y "Tintín en el Tíbet", y están ya antes de ellos otras tantas maravillas. Hergé aquí ya competía contra sí mismo y contra toda su maestría anterior, y eso es siempre muy difícil.
Sí estoy de acuerdo en que el susodicho final de este tomo es insatisfactorio y que no tiene nada que ver con el estilo de las aventuras de Tintín. En el espacio de spoiler, como he dicho, lo comento. Dejando esto a un lado, "Vuelto 714 para Sidney" me parece digno y, a la vez, inferior a muchos de los más grandes de su serie.
ESPACIO PARA SPOILERS: El final de esta aventura es claramente "anti-Tintín" porque tanto él como sus amigos no tienen demasiado que ver en su propia resolución: no solamente son usados por una inteligencia alienígena, sino que además su memoria es borrada (sólo Milú, que rompe la cuarta pared, recordará esta peripecia). Entiendo que no gustase a tantos fans de la saga en su momento y que hoy en día siga sin gustar. Hergé arriesgó aquí, lo cual es loable, pero las cosas le salieron bien solamente a medias.