Desde que empecé con este blog, sólo había comentado una obra de Junji Ito, que además, para colmo, era menor: su adaptación de "Frankenstein". Algo bastante injusto con lo que he querido terminar hoy.
"Uzumaki" es posiblemente la creación más famosa de este autor japonés. Es también, y eso es seguro, una de las mejores.
Publicado en serie entre 1998 y 1999, fue un gran éxito inmediato en Japón desde el primero de sus números y se convirtió en un cómic icónico en el país desde los siguientes. Ha tenido una película, muchas ediciones y está esperando una serie animada.
"Uzumaki" es, aparte de un "in crescendo" fabuloso desde el terror más sugerente hasta el más delirante y desbocado, un compendio que retrata en sus páginas varios tipos de historia de este género, del que toca toda clase de palos.
Junji Ito tiene una capacidad increíble, que ha demostrado en otras obras suyas, para extraer, de un simple concepto, todo un mundo. Aquí, hablamos de las espirales. Desde esta figura, tan simple como compleja, que está presente en muchísimas culturas del planeta (incluida la nipona) desde el nacimiento de los primeros artes humanos, extrae todo un teatro del horror que va ascendiendo desde la obsesión por dicho concepto hasta el puro delirio de manicomio.
El autor empieza como he dicho con la sugerencia, con pequeñas historias cotidianas donde algo terrible y surrealista se cruza en el camino de gente normal y corriente. Termina con un festival del puro absurdo terrorífico.
Vamos a tener terror cotidiano y terror relacionado con los muertos, vamos a tener terror enlazado con las fuerzas de la naturaleza y terror emparentado con los lugares abandonados, y vamos a tener desde fantasmas a puro gore pasando por pasajes post-apocalípticos o verdaderamente "lovecraftianos".
Los personajes de "Uzumaki", gente cualquiera de clase media que vive en un pequeño pueblo costero llamado Kurouzu, se enfrentan a cosas que no entienden, a fuerzas más poderosas que la humanidad y que nos ponen, como en los relatos de por ejemplo el mencionado H.P. Lovecraft, ante el vacío de estar solos en el universo y de ser sujetos movidos por el azar de sus incomprensibles y oscuras mareas.
Mientras tanto, Junji Ito retrata, a su vez, problemas contemporáneos como la pobreza de las familias desestructuradas de Japón, el acoso escolar, el egoísmo vecinal o las peores pasiones humanas, que se desatan en los tiempos de crisis.
El dibujo es una pasada. La imaginación de Ito es absolutamente desbordante: en cada capítulo es capaz de rizar el rizo de lo enloquecido y de lo repugnante para sorprendernos con un engendro o un concepto dislocado todavía más retorcido que el anterior.
Cada página de "Uzumaki" es una delicia primorosa del dibujo. Y no solamente las puramente terroríficas: la ambientación del pueblo de Kurouzu, realista, sombría, llena de lugares cotidianos perfectamente reconocibles pero de los que asoman esquinas sugerentes o rincones que dan muy mal rollo, pone ya de por si los pelos de punta.
Se le puede achacar a este manga unos personajes muy planos (que yo creo que lo son para que el lector se meta todavía más dentro de ellos) y un desenlace que puede que deje que desear (y aparte queda su polémico epílogo, que a muchos no gusta, y lo puedo entender).
A mi tampoco me convence del todo el final de "Uzumaki", ciertamente: lo reconozco. Sin embargo, es la única pega que le pongo a este gran clásico indiscutible del cómic de terror. Y no lo lastra en absoluto.
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