Kevin McDonald, además de películas de ficción, se ha ido labrando poco a poco una interesantísima carrera como documentalista. Ha buceado en figuras como las del artista chino Cai Guo-Quiang o la malograda Whitney Houston. También, en la del mítico y controvertido Bob Marley.
El documental "Marley", de 2012, me ha apasionado, me ha dejado completamente anonadado. Es aquí la primera vez que la familia del gran artista jamaicano da el permiso para utilizar todo el material sobre su vida y su obra que aparece en la película, que es un repaso exhaustivo de más de dos horas sobre todo lo que le aconteció.
Kevin McDonald sabe tomar todo este material y completarlo con entrevistas a todos los que rodearon a Marley (familiares, amigos, miembros de su banda, ex compañeros musicales, diversos expertos, otros artistas y otros famosos...) y dotarle de una continuidad y un ritmo magistrales para conseguir que las mencionadas más de dos horas de metraje se pasen en un vuelo.
Multitud de asuntos se concentran en la obra: música por supuesto, pero también conflictos artísticos varios, política, rastafarismo, mestizaje, racismo, familia, enfermedad, muerte, amistad, pobreza, elitismo, sexo, machismo, droga, marginación, memoria histórica o una visión crítica de los fenómenos de masas.
Y todo ello por medio de las mencionadas entrevistas, imágenes de archivo, conciertos (cómo no), panorámicas (sobre todo de la amada Jamaica del cantante) y documentos hasta ahora inéditos. La banda sonora, por supuesto, maravillosa.
Pero hay algo que hace todavía más grande a "Marley": el hecho de que no es un simple documental que se limite a alabar al personaje que homenajea.
Bob Marley es mostrado como un grandísimo de la música mundial, como un hombre que supo salir de la marginación de un barrio chabolista y romper con el racismo hacia los mestizos, como un patriota conscuente que no quiso abandonar su país en pos del Sueño Americano, como un conversador abierto con su propia casa abierta a todos, como un filántropo preocupado por la pobreza y como un personaje que llegó a arriesgar su vida para poner un poco de orden en las luchas políticas jamaicanas, que llegaron a ser auténticas guerras fratricidas en las calles.
Y, sin embargo, y por medio de testimonios bastante duros hacia su persona (sus hijos no le ponen nada bien) descubrimos que también era, al parecer, un padre duro y rancio y bastante injusto que predicaba lo que no hacía, un machista que demasiadas veces no respetó a sus mujeres, un negligente en algunos aspectos de su vida y un inconsecuente en otros.
No sabemos si esto es verdad (como tampoco sabemos si es verdad mucho de lo bueno que dicen de él), pero, a través de personas que le conocieron, queda esbozado el Bob Marley más humano, el Bob Marley lleno de defectos.
"Marley" no es el documental de un dios perfecto, y esa es su principal valía final. Creo que éste es uno de los mejores que se han hecho en los últimos años sobre una gran figura de la música y de los cambios sociales del siglo XX.
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