Como tantas veces, el tener un mayor presupuesto no es sinónimo de tener una mejor película. "The Punisher" de 2004 supuso el reinicio de las aventuras cinematográficas del antihéroe de Marvel tras la bazofia que protagonizó Dolph Lundgren en 1989 y fue igual de mala que ésta y, para colmo, el nuevo Punisher, al que dió vida Thomas Jane, era incluso menos violento que el de Lundgren.
Frank Castle es un antihéroe, un ser brutal sediento de venganza que suele utilizar métodos expeditivos para conseguir lo que quiere: es cierto que el personaje de esta película es ligeramente más violento que otros de la casa de Marvel que compartieron cartelera en el cine o en los videoclubs con él (los X-Men, Spiderman, Los Cuatro Fantásticos...), pero no es suficiente porque ni es contundente, ni da miedo, ni apenas sangra ni causa que otros sangren ni su sed de venganza es potente y despiadada.
El Punisher de Thomas Jane es el más flojito de los cuatro que hasta ahora hemos tenido en el cine y en las series, y es imperdonable porque el personaje, aunque físicamente sí se parezca al del cómic, no es el del cómic lo mire por donde uno lo mire.
Dejando esto a un lado (muy importante ya de por sí para los fans de las aventuras del Castigador en las viñetas), la película vuelve a tener un guión tonto, aburrido, predecible y con diálogos que dicen poco o que directamente son malos.
Las escenas de acción son sosas (y para colmo el Punisher de turno como he señalado no es lo violento que tendría que ser) y ni siquiera un buen reparto entre el que destaca John Travolta como el malvado Howard Saint (un villano interpretado con solvencia pero al que le falta más presencia y malevolencia como rival del antihéroe) y en el que hay secundarios como Rebeca Romijin-Stamos, Will Patton o Ben Foster ayuda a levantar un conjunto que al día siguiente de su visionado ya se ha olvidado.
"The Punisher" de 2004, dirigida por Jonathan Hensleigh, un director mediocre, es la visión más increíblemente sosaina que se podía dar de un personaje de la casa Marvel que es de todo menos precisamente sosaina. Falla esto y encima falla el guión: o sea, que falla todo.
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