EL CASTILLO DE DRAGONWYCK de Joseph L. Mankiewicz - 1946 - ("Dragonwyck")
Todos los genios tienen sus comienzos, y no tienen por qué ser necesariamente buenos. El enorme Joseph L. Mankiewicz, antes de entregar sus grandes obras maestras y de regalarnos una de las más grandiosas filmografías de la historia del cine, debutó en 1946 con esta "El castillo de Dragonwyck", que, a pesar de contar con un excelente reparto y una cuidadísima ambientación que alterna lo glamuroso y lo siniestro sin fisuras, se muestra como una película muy irregular en todos los sentidos y lastrada por una gran multitud de asuntos que intenta tratar sin centrarse en ninguno (aparte, es otro vehículo para la exaltación del Sueño Americano maniqueo a más no poder).
La película narra la historia de una bondadosa joven que abandona su lugar de nacimiento, el campo, para vivir en el castillo que da nombre al filme y casarse con un primo bastante disoluto y finalmente diabólico.
Por medio de esta trama se articula una intriga algo predecible en la que se mezclan como he señalado un montón de asuntos: la lucha entre la rectitud moral personificada en la religión cristiana y la depravación que trae la frivolidad de la riqueza, la contraposición entre la humildad campesina y la hipocresía de las clases altas, la lucha de clases entre los ricos terratenientes y los agricultores, el asesinato, la drogadicción (metida con calzador y sin saber muy a cuento de qué)... Y, a su vez, hay una mezcla de géneros en el filme completamente heterogénea que no termina tampoco de cuajar porque Mankiewicz no se decanta por ninguno: hay comedia romántica, hay filme romántico a secas, hay cuento gótico, hay thriller, hay historia de fantasmas, hay drama social... Y no hay nada de todo esto a la vez.
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