Si "Enemy" es la irregular (desde mi punto de vista por lo menos lo es), "Prisioneros" es la genial. En el año 2013, como comenté ayer, Denis Villeneuve entregó estas dos películas radicalmente diferentes en género y en estilo que fueron estrenadas prácticamente a la vez.
Las comparaciones son odiosas porque si bien la primera es un experimento y los experimentos siempre se agradecen (sobre todo cuando son arriesgados), es también un experimento bastante fallido y demasiado críptico y pretencioso.
La segunda es ya un thriller de corte realista más convencional, pero convencional no quiere decir "malo" en absoluto y mucho menos "más vulgar", porque es un thriller del todo maravilloso.
Jake Gyllenhaal está aquí otra vez repitiendo con el director y lo hace de nuevo genial, y le acompaña un Hugh Jackman protagónico absolutamente fantástico que se come la cámara sólo con su desvalida y a la vez fuerte aparición.
Denis Villeneuve elabora una trama negra moral que disecciona con enorme lucidez si el fin justifica siempre los medios y que bucea en otros asuntos como la violencia, la tortura, el tomarse la justicia por la propia mano, la cultura norteamericana de las armas y de la mencionada violencia o el fanatismo religioso y moral.
Todo ello está expuesto y resuelto con limpieza, con cabeza, sin discursitos baratos, sin juicios tontos o maniqueos, sin "americanismos" (aunque Villeneuve es canadiense la película es norteamericana y susceptible de caer en lo de siempre).
Como todo buen thriller, "Prisioneros" es, detrás de su trama, un retrato de la sociedad hipocondriaca de nuestros días, con sus miedos, con sus traumas personales, con sus problemas familiares, con las frustraciones vitales de sus miembros y con sus envidias y sus primeros pasos hacia el crimen.
Narrativamente la película está además resuelta con una maestría inmensa: se despliegan todos los datos poco a poco pero siempre con ritmo incesante; todo está perfectamente acompasado para coger al espectador del cuello y no soltarlo ni un segundo.
La tensión es fina desde un prólogo que ya presagia una deliciosa tormenta narrativa, los giros de guión son los correctos siempre y también están siempre correctamente colocados y administrados, y las escenas dramáticas y de violencia ponen los pelos de punta y duelen de verdad (en especial una que los que han visto la película recordarán bien), amén de un desenlace genial que se queda marcado en la retina y que es un prodigio de posibilidades argumentales bien explotadas.
"Prisioneros" es otra película fantástica de uno de los directores más prometedores que tenemos hoy. Para mi, además, es de las absolutamente imprescindibles de su filmografía.
Comparto. Para mi es una maravilla. El mismo año además dirigió Enemy, es decir, BRILLANTE director.
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