MEMORIAS DE UN CARACOL de Adam Elliot - 2024 - ("Memoir of a Snail")
Desde 2009, desde su inolvidable "Mary and Max", estaba esperando que Adam Elliot volviese a regalarnos un largometraje, y por fin, quince años después, tenemos ya "Memorias de un caracol", en la que vuelve a la animación en stop-motion con plastilina, que ha perfeccionado a niveles espectaculares después de ocho años de trabajo.
En "Memorias de un caracol", leo que inspirado en su propia vida, Elliot narra la historia de dos huérfanos australianos que, tras quedarse en este estado, son separados para ser entregados a dos diferentes familias de acogida.
Repite la estética que hizo famoso al director en su debut, que aquí ya es una absoluta delicia (y en aquella ya lo era también). El nivel de detalle alcanzado tanto en los personajes como en los objetos y escenarios es espectacular, y en la expresividad de los primeros y en el ambiente sepia de los últimos, que otorga a la película un aura estética única, perfectamente reconocible como propia ya de su autor.
Repiten también los seres perdidos, aquí incluso más que en la anterior obra. Adam Elliot nos habla de dolor emocional puro, de alienación sentimental, de adicciones y vicios para llenar la soledad. No obstante, también lo hace de amor, de amistad, de comprensión y de valores de profunda humanidad.
"Memorias de un caracol", anclada en el simbolismo del animal que está en su título, presente con sus espirales por todas partes, es una película también de fondo optimista, a pesar de contar con montones de momentos de pura negrura.
Si hay algo que le puedo poner como "pero" al filme es que se muestra a veces algo repetitivo en esta mencionada negrura: llega un momento en el que Elliot, pienso, abusa de colocarle baches en el camino a los protagonistas y cae en la reiteración. No obstante, sabe salir de ella también cuando empieza a viciarse.
"Memorias de un caracol" es una joyita que vuelve a confirmarnos que su autor es uno de esos hoy escasos artesanos de la animación independientes, que va por su cuenta y que trabaja a contracorriente unas producciones que se toman el tiempo que necesiten para cocerse a fuego de arte lento. No se pierdan ni "Mary and Max", si no la han visto todavía, ni esta maravilla que hoy nos ocupa.
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