"Dunkerque" es la película "menos Nolan" de Christopher Nolan hasta ahora, o así por lo menos lo veo yo.
Las críticas se dividen en este tipo de obras, y esto se agudiza por el hecho de que es además el primer filme bélico del autor, un género que no había tratado hasta ahora.
Yo veo "Dunkerque" sobre todo como una experiencia sensorial, y creo que es exactamente lo que pretende ser.
La Segunda Guerra Mundial nos la han contado ya mil veces desde miles de puntos de vista (mucho menos que la Primera, interesantísima también y menos tratada en el cine y en la ficción en general, no sé por qué), y Nolan no pretende narrar otra vez ni una historia patriotera de superación en batalla, ni una que nos vuelva a explicar de nuevo el contexto sociopolítico del momento, ni una que nos narre cómo marchó la guerra hasta su desenlace, ni una que homenajee a las víctimas del holocausto de los nazis.
Lo que pretende, pienso yo, simple y llanamente, es rodar una suerte de filme de acción bélico. "Dunkerque" narra lo que fue la batalla en esta ciudad del norte de Francia durante los primeros años de la contienda como si fuese una enorme secuencia única, y lo consigue.
Los más puristas del género tal vez se sientan indignados, pero lo cierto es que creo que deberían abrirse un poco más a las posibilidades que ofrece para mezclar estilos.
Posiblemente, esta película no pase a la historia ni como una de las grandes del mencionado género bélico ni tampoco como una de las mejores de la filmografía de su director. Sin embargo, solamente por su primera media hora ya merece la pena.
Es difícil, muy difícil, rodar una cinta de 107 minutos cuya espina dorsal es la acción. El retrato de personajes es mínimo (de hecho es que apenas hay), el patriotismo inglés da su grimita (como el norteamericano) y el retrato de los horrores de la guerra y sus egoísmos nos lo sabemos de memoria, pero Nolan no busca eso: busca tener al espectador agarrado al sillón y hacerle vibrar, y lo consigue de sobra.
Su primera media hora, ya lo he dicho, es un prodigio. Lo es porque es un prólogo enorme lleno de garra y potencia que lo agarra a uno ya no lo suelta. Y el resto, es idénticamente genial.
Las batallas aéreas de este filme son de las mejores que he visto rodadas nunca en un filme de guerra, y las escenas de combate ensambladas con un montaje frenético pero dinámico y siempre coherente son deliciosas.
La ambientación de matrícula de honor, así como los efectos especiales y el sentido del ritmo del relato. Y los actores excelentes todos, aún en sus pequeñas piruetas, porque el filme es de protagonista coral. Hay además escenas angustiantes que verdaderamente ponen los pelos de punta.
"Dunkerque" es y ha sido para mi eso mismo: una gran experiencia sensorial, una película arriesgada y diferente.
En parte, me recuerda, salvando las distancias, al concepto de la cuarta y polémica entrega de la saga de "Mad Max", que a unos encantó y a otros aburrió mortalmente: ambas regalan prácticamente una única secuencia de acción larga y en ella ponen toda la carne en el asador (aunque por ello también no tengan mucho tiempo para el desarrollo de los personajes).
En parte, me recuerda, salvando las distancias, al concepto de la cuarta y polémica entrega de la saga de "Mad Max", que a unos encantó y a otros aburrió mortalmente: ambas regalan prácticamente una única secuencia de acción larga y en ella ponen toda la carne en el asador (aunque por ello también no tengan mucho tiempo para el desarrollo de los personajes).