jueves, 24 de septiembre de 2020

LOS PERSAS. LA SORPRENDENTE EMPATÍA DE ESQUILO POR UN PUEBLO INVASOR

LOS PERSAS de Esquilo - 472 a. C - ("Πέρσαι")

Esquilo es el dramaturgo griego del Mundo Antiguo más importante junto a Sófocles y Eurípides, y, como de ellos, y por desgracia, tenemos muy pocas obras suyas conservadas.

De las alrededor de noventa que escribió, apenas nos han llegado completas siete. Son siete tragedias que pertenecieron a trilogías que se podían representar por separado pero que solían estar ligadas por hechos o por personajes comunes. 

Esquilo fue un gran maestro del retrato humano que se basó en mitos de su tiempo o en hechos históricos que vivió de cerca o directamente para pintar dilemas y sentimientos humanos de todo tipo (el principal, el sufrimiento, que lleva a sus personajes al conocimiento pero que muchas veces es injusto o heredado por malas acciones de otros -como familiares-). 

También, como en otras obras de la época, aparece a pesar de todo este sufrimiento el elemento de la justicia final de los dioses, vistos como árbitros del mundo (a veces severos, a veces implacables y a veces también justos y protectores).

De la misma manera, la política, en la que Esquilo al parecer estuvo muy implicado e interesado como ciudadano privilegiado de la "polis" griega (vivió en ciudades como su Eleusis natal, en la gran Atenas o en la siciliana Gela), está presente en todas sus obras (y aquí no voy a analizar nada más porque tengo que revisarlas todas para sacar mis conclusiones, así que hablaré de este asunto en la reseña de cada una de ellas).

Fue un renovador del teatro: a grandes rasgos, introdujo el uso de segundos y terceros actores en la escena pero sin disminuir la potencia del papel del coro, practicó el llamado "decoro trágico" (los personajes se expresaban según lo que eran, de una forma apropiada y realista) y aprovechó de forma revolucionaria los aspectos visuales que le ofrecía el espacio físico del teatro (contrastes de ropas y ambientes, contraposición de culturas diferentes, escenografía con significado...).

"Los persas" es la primera obra suya que se conserva completa. Esquilo, además de dramaturgo, fue también un destacado guerrero que luchó contra los mencionados persas en las batallas de Maratón y de Salamina (posiblemente, también en la de Platea).

Es ésta, según he leído, la obra teatral más antigua que se conserva y, también, la única que tenemos basada en un hecho histórico contemporáneo de su creador.

Era la segunda entrega de una trilogía. La primera se llamaba "Fineo" y la tercera "Glauco Potnieo". Posiblemente ambas estaban también relacionadas con las Guerras Médicas. 

De "Los persas" me sorprende muchísimo la empatía que Esquilo demuestra por este pueblo, que ha sido enviado a la guerra por su soberano, Jerjes, y que ha sido humillado y masacrado en el campo de batalla.

Al contrario de lo que podría pensarse, no es ésta una obra de propaganda. Hay una admirable labor de tratar de equiparar a los griegos y a los persas como simples seres humanos sometidos a los vaivenes de la existencia. 

Parece que, aún habiendo como he dicho combatido contra ellos, y aún habiendo estos invadido brutalmente su tierra, Esquilo trata de decir que, a pesar de las diferencias culturales, hay más en común entre ellos de lo que parece.

El mismo Jerjes, el orgulloso rey de Persia, es presentado como un ser derrotado que vuelve a su casa cubierto de harapos y completamente humillado ante su familia y ante su pueblo, y como responsable además de haber dejado una nación llena de viudas, de huérfanos y de padres y madres sin hijos.

También Darío I, el otro gran rey de esta nación, aparece en forma de fantasma para lamentarse por la derrota. Igualmente, Atossa, su viuda, sufre al ver el desastre, mientras que el coro está compuesto por nobles ancianos que al final de su vida tienen que contemplar también todo este horror.

Sorprende finalmente en "Los persas" que, al contrario que en otras tragedias de su tiempo y de su propio autor, se pasa de una situación inicial de desgracia (la derrota persa ante los griegos) a una situación de encuentro con la dignidad humana (la evolución de Jerjes hacia esta dignidad), y no al revés.

"Los persas" es una obra sorprendente, una obra que, en un tiempo de salvajismo bélico, en una sociedad profundamente brutal y clasista tanto a un lado como al otro del mapa, aboga por la empatía para con el mismo enemigo que ha tratado de conquistar al pueblo del autor. Estamos en el 472 a. C., sí. 

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