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jueves, 31 de marzo de 2022

BELLE. UNA CRÍTICA BRUTAL DE MAMORU HOSODA AL MUNDO DE LAS REDES

BELLE de Mamoru Hosoda - 2021 - ("Ryū to Sobakasu no Hime")

Se habla mucho, aunque no se ha retirado como anunció en un principio, del heredero de Hayao Miyazaki. No creo que exista tal director, aunque sí creo que algunos beben, desde luego, de las constantes de su cine animado, que ha sentado precedentes en Japón y más allá (y el de otros compañeros de estudio como el fallecido Isao Takahata).

De entre todos los nombres que se barajan en las redes, creo que el de Mamoru Hosoda es el que más se acercaría a esta denominación de "heredero" del creador de "Porco Rosso" o "La Princesa Mononoke". Por ciertos "tics" de su estilo y por una cierta coincidencia en temas. No obstante, es también un director intransferible: no hay que equivocarse y supeditarlo a simple continuador de una tradición animada.

"Belle", su última película, de 2021 pero estrenada ahora fuera de los festivales, es otra maravilla total y absoluta donde Hosoda vuelve a destapar sus esencias y a regalarnos una joya.

Aunque no lo parezca en un principio, estamos ante una obra que no es nada fácil. Es más: posiblemente estamos ante la obra más compleja del director.

"Belle" es una película compendio de sus obsesiones anteriores y, también, presenta otras nuevas. Hay mucho de "Summer Wars" en ella (su peor filme y prácticamente el único suyo que flojea) pero también de sus otras obras. Y hay una crítica feroz a las redes sociales.

En esta película seguimos los pasos de una adolescente que pasa por un terrible trauma y por una depresión y que, de repente, encuentra algo en las mencionadas redes sociales, aquí representadas por Hosoda como un mundo metafórico, lleno de alegorías poéticas y también terribles, que bebe mucho de los sueños y de la ruptura con la realidad ordenada.

En este mundo de personas conectadas todo es posible y pienso que se hace referencia directa en sus reglas, no sé si consciente, pero pienso que sí, a esa cosa llamada "metaverso" que actualmente no es nada de nada pero que está anunciada a bombo y platillo y que supuestamente revolucionará nuestras vidas en las próximas décadas con cosas buenas y, también, previsiblemente, malas.

El director nos lleva por las dicotomías que ya existen en la Era de Internet desde hace años para reflexionar sobre la realidad y la mentira, sobre la cultura de las apariencias y de ser una persona que no se es en realidad, sobre la obsesión con el ser "cool" y el tener muchos seguidores y sobre cómo, para bien y para mal, las redes te desgajan en parte de lo que es el verdadero mundo real.

Alrededor de este asunto dan vueltas otros como la familia, la amistad, el amor, el paso a la madurez, las relaciones entre el mundo adolescente y el mundo adulto, la salud mental, las relaciones entre personas de distinta edad o, y este es especialmente interesante, el hecho de que en Internet podemos ser alguien tan, tan, tan diferente de la que somos en la realidad que esto puede provocar en otros sentimientos hacia nosotros que en la mencionada realidad nunca surgirían o surgirían de otra forma.

Hay también en "Belle" otros asuntos como una crítica a la familia japonesa en muchos aspectos y, también, a las jerarquías que se dan en los institutos y centros educativos.

Mamoru Hosoda no pone nada fácil aquí, y de hecho descubrimos pequeños detalles en esta película que resultan incluso políticamente incorrectos, y más hoy, en tiempo de ofendiditos de todo pelaje.

"Belle" es bella, aunque suena a tópico jugar con su nombre. Su animación por supuesto es de puro esplendor y los conceptos visuales que maneja y el mundo que crea es para soñar (y además hay referencias maravillosas a una película y a un cuento clásico que no menciono). No se la pierdan.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

MIRAI, MI HERMANA PEQUEÑA. LA FAMILIA A TRAVÉS DEL TIEMPO SEGÚN HOSODA

MIRAI, MI HERMANA PEQUEÑA de Mamoru Hosoda - 2018 - ("Mirai")

"Mirai, mi hermana pequeña" es la última película hasta este momento de Mamoru Hosoda, que en mi opinión ha vuelto a regalarnos una obra preciosa y muy lúcida.

En esta ocasión, el director japonés vuelve a un asunto que ya ha tratado en otras cintas suyas: la familia. Y tenemos, para articular su trama, otro elemento que también ha utilizado antes: los viajes en el tiempo. Además, también volvemos a encontrarnos con la igualmente recurrente en su imaginario personalización de los animales.


"Mirai, mi hermana pequeña"
es un temprano compendio de muchas de las constantes de este creador, que también nos vuelve a obsequiar una vez más con un viaje interior y exterior a través del proceso de llegada a la madurez.

A partir de la historia de Kunchan, un niño que no termina de aceptar el nacimiento de su hermana pequeña, que de una forma u otra le hace sentirse desplazado en la atención diaria y en el cariño de sus padres, Hosoda hila una delicada trama con cuyo devenir cualquiera puede sentirse identificado.

Con una combinación perfectamente medida de cotidianeidad, de elementos fantásticos, de humor y de drama "Mirai, mi hermana pequeña" nos lleva por un trayecto iniciático en el que diversos personajes a través de tiempo van tejiendo una versión del conflicto del protagonista con su realidad. Ellos avanzan y superan sus problemas: Kunchan, también. 

El mensaje del filme no es, como ocurre a veces con el tema de la familia, ni sensiblero ni demagogo. Es coherente y constructivo, pero también agudo con algunas estructuras emocionales que la sustentan, y es positivo pero sin caer en los mensajes simplones, sin perder de vista todos los problemas que hay en toda relación humana.

La animación es maravillosa. El estilo, bellísimo. Y la evocadora y onírica ambientación, y su tránsito por diferentes visualidades. 

El ritmo está llevado finalmente con delicadeza, con los tiempos justos, perfectamente medidos. Hosoda es minimalista casi, pero sin dejar nunca que el excesivo detalle ralentice lo que narra.

"Mira, mi hermana pequeña" me parece otra joyita más de este personal autor que no deja de regalarnos películas fascinantes y bellas. Muy recomendable, como práticamente toda su filmografía desde que tomó las riendas de su estilo en "La chica que saltaba a través del tiempo".

martes, 16 de junio de 2020

EL NIÑO Y LA BESTIA. OTRA PELÍCULA REDONDA Y ENCANTADORA DE MAMORU HOSODA


En "El niño y la bestia" Mamoru Hosoda explora de nuevo la relación de los seres humanos con los animales, aunque en un tono muy diferente del de la delicada y melancólica "Los niños lobo", su anterior obra.

Aquí un niño japonés de Tokyo que ha perdido a sus padres acaba viviendo en un mundo mágico poblado de animales antropomorfos en el que conoce al que será su maestro, un guerrero oso un tanto particular.


Al clásico relato de aprendizaje y de formación juvenil, de viaje iniciático, Hosoda añade multitud de asuntos diferentes que sabe integrar a la perfección en una tragicomedia de relaciones entre padres e hijos. 

El mayor mérito de "El niño y la bestia" consiste en tratar multitud de temas bien expuestos y cerrados y hacerlo desde una perspectiva que contenta tanto a los niños como a los adultos (signo de las buenas películas de animación, pienso, desde Pixar hasta el Estudio Ghibli).

Las relaciones mencionadas entre padres e hijos, entre maestro y discípulo, entre madurez e infantilidad (y no necesariamente el adulto ha de ser el más maduro), el amor, la amistad, la honradez, el perdón, la bondad, el autoconocimiento, la superación, el encuentro del "yo oscuro" que late en el interior de todos y hasta el racismo o incluso el especismo están presentes en "El niño y la bestia".


Todo ello está articulado en torno a una película fantástica de acción y de lucha llena de momentos tanto de comedia como de intimismo romántico.

El equilibrio es perfecto, así como la fuerza evocadora de la trama y de los mundos que dibuja. El espectador se ve cautivado desde el primer momento por su clavada combinación de melancolía, de drama, de cachondeo canalla (impagables todas las escenas del entrenamiento del chico y sus peleas con sus maestro) y de acción (excelentes todas las escenas de este tipo y también las de combates de artes marciales). El filme le atrapa y no le suelta en ningún momento.


También destaca esta película por su cuidadísima e imaginativa animación, llena de fluidez, con un diseño de personajes cargado de carisma y con unos escenarios sencillamente soberbios que nos transportan a dos mundos opuestos pero complementarios (el Tokyo gigantesco y metropolitano lleno de coches y de tecnología y el mundo de las bestias, integrado en la naturaleza y caracterizado por sus edificios de estilo del Mundo Antiguo de los humanos con referencias fantásticas a muchas culturas terrestres).

Si hay algo que tal vez hay que echarle ligeramente en cara a este genial filme tal vez sea el hecho de que cerca de su desenlace se alarga quizás demasiado. Esto sin embargo no lo lastra en absoluto.

"El niño y la bestia" es otra joya más de uno de los nuevos directores de animación japoneses que más futuro tienen por delante.


miércoles, 4 de marzo de 2020

LOS NIÑOS LOBO. MAMORU HOSODA LLEGA AL MINIMALISMO


"Summer Wars", sin ser un mal filme, me parece hasta este momento el más flojo de los creados por Mamoru Hosoda en plena libertad. Tras él llegó sin embargo "Los niños lobo", una fábula moderna sobre la identidad absolutamente maravillosa en la que el realismo se mezcla con la magia para narrar la historia de una familia un tanto particular con dos hijos un tanto particulares.

Hosoda contrapone dos mundos a los que compara constantemente: la ciudad y el campo. La primera es segura para los humanos pero inhóspita para los animales, y el segundo es absolutamente todo lo contrario: seguro para los animales (y no del todo) pero inhóspito para los humanos.


Los seres que habitan entre ambos mundos son los que pueden surcarlos con más facilidad y los que están condenados de una forma u otra a una difícil situación de incomprensión y soledad.

En un Japón donde las mencionadas ciudades son auténticas megalópolis de cemento y cristal (no solamente la gigantesca Tokyo es así), el mencionado campo todavía tiene lugares vírgenes donde la naturaleza indómita es un dios y donde las leyendas ancestrales se hacen realidad.


"Los niños lobo" explora la relación del ser humano con la naturaleza y con los animales (y también con su parte animal, que no se ha extinguido), la mentada búsqueda de la identidad y de un camino para seguir en la vida, el equilibrio entre el avanzar y el conservar las raíces, la libertad y el respeto a las opciones vitales de otros, el desarraigo y el especismo y, también, asuntos ecologistas que critican la brutalidad del hombre con la naturaleza.

El tono de la obra, alejado del de la mencionada "Summer Wars" y de los de "La chica que saltaba a través del tiempo" o "El niño y la bestia", es como he dicho intimista, reflexivo, minimalista por momentos, melancólico, pero sin renunciar al humor, a las escenas de acción (comedidas) y al drama de base clásica. Es, tal vez, la obra de Hosoda más cercana a su última película en estilo, "Mirai, mi hermana pequeña".


Los diálogos están llenos de lucidez y los personajes son absolutamente entrañables y deliciosos (no sólo los principales, los secundarios también consiguen llegar al espectador sin problemas).

Sí que no me satisface del todo el desenlace del filme: lo considero algo machista, y aunque es cierto que no conozco a fondo la cultura japonesa y que puede que lo esté mirando con ojos occidentales... Soy occidental, y así es como lo veo (y me consta por gente que lo conoce bien y que ha vivido allí que Japón hoy en día tiene muchas costumbres todavía insultantemente machistas).

Esto no lastra de todas formas una obra maravillosa. No se pierdan "Los niños lobo". Preciosa en lo visual y en lo argumental.


lunes, 25 de noviembre de 2019

SUMMER WARS. EL FILME MÁS FLOJO DE MAMORU HOSODA


Tal vez sea por lo geniales que son "La chica que saltaba a través del tiempo", su filme anterior, o los posteriores "Los niños lobo" y "El niño y la bestia", pero lo cierto es que "Summer Wars" es, hasta este momento, la película que no es de encargo más floja de Mamoru Hosoda.

Este "más floja" no quiere decir realmente que la película sea floja, y mala en absoluto, mucho menos; sin embargo, sí que quiere decir, por lo menos desde mi punto de vista, que no es nada redonda.


"Summer Wars" está inspirado claramente en las historias tragicómicas de familias típicas japonesas que estamos tan acostumbrados a ver en la literatura, en el cine y en el cómic (manga) de este país.

Es una suerte de "Cuentos de Tokyo" de Yasuhiro Ozu pero pasado por un filtro más delirante y cachondo.

Un joven estudiante se marcha un verano a la casa del pueblo de una de sus amigas para hacerse pasar por el novio de ésta a peticíón suya. La cosa se desmadra, y no hablamos solamente de relaciones personales, sino que para colmo tienen todos hasta que hacer frente a una conspiración en la red y a un virus terrible.


La película mezcla esta mencionada tragicomedia con un homenaje a los filmes de realidad virtual y a los videojuegos. Mamoru Hosoda siempre es original por todo lo alto cuando mezcla géneros. Y los personajes son entrañables, aunque tal vez hay demasiados y algunos pierden algo de desarrollo.

El punto flojo del filme viene con su duración, que se pasa de metraje cuando no le hacía falta (no aporta nada el alargamiento y hasta entorpece el ritmo general). Le sobran por lo menos veinte minutos, y estos no influyen como he dicho para casi nada en una trama que se podría haber resuelto con más limpieza y menos combates de avatars (algo largos y pesados también).


Creo igualmente, como he señalado antes, que los personajes daban todos bastante más de si, especialmente con tanto tiempo para desarrollarse bien, aunque sean tantísimos.

En el resto de cosas, "Summer Wars" es impecable: la animación es de matrícula de honor y los escenarios lo mismo, como en el resto de las producciones de Hosoda.

Filme completamente irregular y que daba para más, especialmente viniendo de quien viene. Aún así, es animación de calidad, recomendable y con un nivel aceptable.


viernes, 27 de septiembre de 2019

LA CHICA QUE SALTABA A TRAVÉS DEL TIEMPO. LLEGA MAMORU HOSODA


El japonés Mamoru Hosoda se ha destacado en los últimos años como uno de los directores de animación más originales e importantes de su país. Y todo es merecido, y de sobra.

Aunque comenzó su carrera dirigiendo encargos comerciales para sagas famosas como "Digimon: La película" o "One Piece: El Barón Omatsuri y la Isla Secreta", desde el año 2006, en el que ya pudo dedicarse a tiempo completo a proyectos personales como esta "La chica que saltaba a través del tiempo", ha despuntado una y otra vez con maravillas como ésta, "Los niños lobo" o "El niño y la bestia". 


Basada en la novela homónima de Yasutaka Tsutsui, esta película es una combinación perfecta entre historia de amor y fábula fantástica.

Una chica descubre por casualidad una forma de viajar a través del tiempo y la usa para su vida diaria. Surgen ventajas y problemas y queda en el tintero el saber por qué ha adquirido este poder.


Mamoru Hosoda nos regala, espléndidamente animada y con un tratamiento de la luz de los escenarios genial (una de sus mejores constantes), una historia que fusiona estilos sin fisuras, que tiene comedia, drama y romance con posos nostálgicos, que es divertidísima y a la vez seria, que es hilarante y a la vez evocadora, y que pone al espectador ante un reto lleno de sorpresas como es el eterno dilema del viaje a través del tiempo, las reflexiones que suscita, los cábalas que crea.

Los personajes son entrañables como pocos (la protagonista es inolvidable), sus vivencias son perfectamente reconocibles (amor, desamor, amistad, paso del tiempo, llegada a la edad adulta) y están perfectamente tratadas y los giros de guión están llenos de regalos inesperados que darán mucho que hablar tras el fin del filme.


Con "La chica que viajaba a través del tiempo" me he reído, me he estremecido, me ha alegrado el día y también me ha llevado de viaje a una época clave de mi vida (la adolescencia: imagino que es también clave en casi todas las vidas) para revisitarla con morriña deliciosa, seria y consecuente.

La mezcla es perfecta, y es muy difícil de conseguir. Mamoru Hosoda despuntaba con esta primera película propia y nos cautivaba a todos. Y por suerte lo repitió en las siguientes. Magnífica e inolvidable.


SPOILER 

Yo también creo que Makoto, la protagonista, y su tía Kazuko, son la misma persona. La cosa está complicada de resolver por el propio dilema del viaje en el tiempo, del que hay mil teorías diferentes, pero creo que el autor quiso en este caso concreto que así fuera.

Y, además, tiene todo el sentido: las pistas están sutilmente dejadas por Hosoda para que el espectador las siga y le lleven a esta conclusión. Yo lo veo muy claro.