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martes, 16 de julio de 2019

LAST HERO INUYASHIKI. LO QUE PUDO HABER SIDO UNA OBRA MAESTRA


"Gantz" es un cómic que me encanta, a pesar de sus fallos, que son evidentes: le sobran tomos. "Last Hero Inuyashiki", una de las últimas obras de su autor, Hiroya Oku, también me encanta, a pesar de sus fallos, que también son evidentes: le faltan tomos.

"Gantz" habría lucido mucho mejor con menos sub-tramas (como la de los vampiros, que no aporta nada) y este cómic que nos ocupa habría lucido mejor con unos cuantos números de más.

Y es una lástima, porque "Last Hero Inuyashiki" me parece, hasta su décimo tomo, una total y absoluta obra maestra.


La historia es bien simple: dos personajes muy diferentes reciben super poderes por una misma razón y cada uno lo utiliza para una cosa muy diferente. Sí, estamos en una dinámica de historia de superhéroes, pero muy, muy personal.

El protagonista, contra todo pronóstico, es un hombre de la tercera edad. El villano, un niñato de instituto. Los dos tienen un poder extremadamente brutal y los dos están condenados a ser antagonistas.


Hiroya Oku empieza su historia de una forma excelente: con un retrato incisivo del Japón de nuestros días, una sociedad donde sólo vales por la riqueza y por el prestigio que te da tu trabajo y donde la juventud está totalmente desencantada mientras que sus mayores asisten perplejos a un cambio de sistema que no esperaban y que les aplasta.

En "Gantz" ya habíamos tenido certeros retratos del país nipón, pero aquí lo son todavía más y más afilados y lúcidos. 

Se tocan además la violencia, la corrupción, la yakuza, la pobreza, las redes sociales, el machismo, la frustración vital y, en general, los efectos del capitalismo más deshumanizado en las grandes ciudades.


Luego, partiendo de esto, se desarrollan a los protagonistas, víctimas del sistema que, sin embargo, sirven para trazar una notable parábola sobre las elecciones que se pueden tomar ante los problemas que nos encontramos a lo largo de nuestra vida.

Ichiro Inuyashiki, protagonista atípico donde los haya, está ya más cerca de la vejez que de la mediana edad y, a pesar de llevar una vida terrible, ignorado o directamente despreciado por su familia a causa de ser un hombre mediocre en lo laboral, toma el camino del bien.


Hiro Shishigami, villano también atípico, es un chaval que va al instituto y que tiene toda la vida por delante y que, sin embargo, escoge el sendero contrario. Este personaje, igual de interesante que el otro protagonista, representa a ese tipo de adolescente sin moral tan propio de sociedades tecnológicas como la japonesa y tantas otras de nuestros días.

En un estilo mucho más depurado que el de "Gantz", más directo, sin apenas "fanservice", Hiroya Oku desarrolla una historia apasionante de personajes contrapuestos, de lucha entre el bien y el mal, extremadamente sugerente y que plantea muchos e interesantes interrogantes sobre la justicia, sobre el poder, sobre el choque generacional.


Las escenas de acción son absolutamente soberbias. Oku es, pienso, uno de los mejores creadores de coreografías dibujadas del cómic de nuestros días. Perfectas, dinámicas, impactantes, con un ritmazo. Hay momentos que verdaderamente ponen los pelos de punta. Deberían estudiar su concepción de la viñeta de acción en escuelas de cómic y de cine.

Y el dibujo, por supuesto, es impecable, y ya totalmente redondo, perfecto desde el primer capítulo y con unos fondos llenos de realismo y de detalles.

Desgraciadamente, "Last Hero Inuyashiki" se desinfla, y a lo bestia. Oku no sabe terminar su trama y mete la pata, y bien metida.


El desenlace de este cómic es uno de los más decepcionantes que he tenido el disgusto de leer en bastante tiempo. No solamente se deja cabos sueltos de bulto sin atar, sino que tiene uno de los clímax más gratuitos y chapuceros de los últimos años.

Me fastidia. Me fastidia mucho esto, porque "Last Hero Inuyashiki" podría haber sido una obra maestra sin este final tan cutre, tan precipitado, tan mal ideado y tan abierto de la peor de las maneras posibles. Una lástima. Y de las grandes.

Con unos cuantos tomos más y con un cierre digno, esta serie, que por cierto ha tenido anime y película, podría haber sido un retrato fascinante del poder y de sus demonios y una relectura originalísima del género superheróico. Qué pena.


lunes, 22 de abril de 2019

GANTZ. UNA BOMBA ADICTIVA DE ACCIÓN, VIOLENCIA Y "WEIRD"


Reconozco que "Gantz" es un cómic irregular. Sin embargo, también tengo que decir, y en eso coinciden muchos de sus detractores incluso, que tiene una personalidad única tanto en lo que es su trama como en su dibujo.

Hiroya Oku, que hace poco nos trajo la también espléndida "Last Hero Inuyashiki", crea en la obra que le hizo famoso un mundo inquietante, evocador, lleno de misterios oscuros, que atrapa desde el primer momento.


Un grupo de personas que han muerto son resucitados por una extraña bola de color negro que les envía a matar a unos también extraños monstruos. El lector se queda dentro en las primeras viñetas. Otra cosa es que las explicaciones y el desenlace le convenzan, pero, desde luego, no puede parar de leer.

Oku consigue una simbiosis perfecta entre su dibujo y la historia que cuenta para sumergirnos en una vorágine de enigmas y de acción constante que no deja un segundo de respiro. Estoy seguro de que los que habéis leído "Gantz" no habéis parado de devorar tomos y tomos en algún momento de su trama.


Éste cómic conjuga la mencionada acción, el thriller sobrenatural, el drama cotidiano y la ciencia ficción "weird" en un cóctel único del que no quiero revelar demasiado pero que es perfectamente coherente y que trata asuntos universales como la amistad, el amor, la justicia, la locura o el mismo sentido de la vida.

Los personajes, muchísimos, son todos una bomba de carisma, desde los protagonistas principales hasta los secundarios pasando por los villanos. Los monstruos a los que se enfrentan, extraídos del folclore y del "pop" japonés y de más allá, homenajes grotescos a nuestra cultura, son una delicia de la imaginación.


Y las escenas de acción son inolvidables, así como el mencionado dibujo. Hiroya Oku va mejorando en una curva vertiginosa: llega un momento en el que sus viñetas son un lujo para los sentidos, así como el ritmo que les imprime. Creo que este autor es uno de los más grandes creadores de escenas de acción de los últimos años (y se vuelve a comprobar en "Last Hero Inuyashiki").

"Gantz" no es, como he dicho, perfecto. Tiene un problema: se alarga demasiado y tiene unas cuantas subtramas que no vienen a cuento y que sólo sirven para estirar el chicle del éxito (y además, de forma bastante descarada). Igualmente, se olvida de algún que otro personaje o lo despacha de forma apresurada y chapucera.


También deja montones de cabos sueltos, lo reconozco. Se intuyen muchas explicaciones, ojo: no se quedan realmente los hechos volando en la nada. Pero, después de haber estirado tanto la historia, se le pediría al autor mucha más concreción en las explicaciones más básicas y necesarias y mucho menos dar vueltas en las subtramas que aportan poco o nada.

Se le ha criticado también a este cómic el excesivo "fanservice" porno que tiene, especialmente en sus inicios, lleno de desnudos gratuitos para vender números. Tengo que decir que, conforme la serie se asienta, va reduciéndose notablemente hasta casi desaparecer (salvo para lo necesario).


"Gantz", éxito brutal en Japón y fuera de sus fronteras, tuvo novelas, series y videojuegos y otras obras de las viñetas derivadas, como el "spin-off" del grupo de Osaka, que no tuvieron demasiado éxito (y que ciertamente se podrían haber aprovechado para cerrar agujeros del desenlace apresurado y algo desastrado de la serie principal).

Con sus fallos, con sus incongruencias, con sus mini-sagas de relleno, "Gantz" es uno de los cómics que más he disfrutado tanto por su trama, dinamita adictiva, como por sus personajes (todos inolvidables) y su dibujo (una maravilla que llega en los últimos tomos a cotas de auténtica preciosidad).