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viernes, 21 de junio de 2024

LA HABANA PARA UN INFANTE DIFUNTO. UN CLÁSICO QUE NO ME HA CONVENCIDO

LA HABANA PARA UN INFANTE DIFUNTO de Guillermo Cabrera Infante - 1979 - ("La Habana para un infante difunto")

En este blog tenéis comentada "Tres tristes tigres", la primera novela de Guillermo Cabrera Infante, novela que está entre mis imprescindibles, que pongo por las nubes y que me cambió literariamente de forma muy profunda. 

Digo esto para que conste que adoro esta primera obra larga de este autor porque voy a decir ahora algo que para muchas personas posiblemente sea un sacrilegio imperdonable: no me ha gustado la segunda y última que publicó en vida, "La Habana para un infante difunto".

Sé que es una novela importantísima para su país, Cuba, y que fue símbolo de rebelión contra la dictadura de Fidel Castro (tener un ejemplar en vida del tirano era un peligro pero también una hazaña, y los pocos que quedaban en la isla eran tremendamente caros y codiciados). Cubanos que conozco me comentan que todavía hoy lo es y que aún se la considera "una obra dañina" para el régimen. 

Sé además que está considerada una de las novelas más importantes de toda la literatura sudamericana y sé también que es una de las pocas obras de ficción de este arte que retrata la Cuba esplendorosa, cultural, libertina y enloquecida (y también clasista, machista y rancia, porque igualmente escondía en sus recovecos el lado oscuro que trajo la revolución) de antes de los años sesenta. Pero a mí no me ha convencido nada, y voy a tratar de explicar el porqué.

"La Habana para un infante difunto" es una colección de memorias de un narrador que se identifica perfectamente con el propio autor y que recorre La Habana de su infancia, adolescencia y primera juventud y que están centradas específicamente en el sexo y en el amor. Hay algunos retratos familiares, algunas postales infantiles, algunos cuatros de esa Cuba de antes de 1959, pero los otros dos asuntos los eclipsan casi por completo.

El propio Cabrera Infante diferenció esta obra de "Tres tristes tigres" en su temática esencialmente diurna frente a la nocturna de aquella y la catalogó según he leído como "un museo de mujeres". Hay en ella mucho erotismo y mucha alegría de vivir y también mucha sátira y mucha mala leche.

¿Qué me falla de "La Habana para un infante difunto"? Tres cosas: es excesivamente repetitiva y larga, es estilísticamente menos estimulante que "Tres tristes tigres" (por lo menos para mí) y el narrador me es profundamente antipático y creo que sus puntos de vista han envejecido fatal (todo el mundo es hijo de su tiempo: yo también).

La novela es repetitiva porque se limita a narrar una aventura (o fantasía) sexual o amorosa tras otra en capítulos larguísimos, de más de cien páginas bastantes, y a lo largo de más de quinientas (en mi edición).

Me parece también estilísticamente menos estimulante que la primera obra del autor porque echo aquí en falta el lenguaje vanguardista y experimental de aquella. Que está muy bien escrita es innegable: es Guillermo Cabrera Infante, un imprescindible de la literatura sudamericana y mundial. Pero sus juegos literarios me parecen menos arriesgados, menos redondos, menos tangibles. Insisto: todo esto a pesar de su virtuosismo, que es innegable. Esta es la opinión tal vez más subjetiva de todas las que voy a dar.

Finalmente, "La Habana para un infante difunto" tiene a un protagonista muchas veces vitalista y eufórico y muchas veces cruel y hasta despreciable con las mujeres. Hay misoginia a rabiar en su comportamiento, y entiendo que cada época es cada época con sus propios sesgos, pero aquí es verdaderamente excesivo. 

Sí, hay sátira, como he mencionado. Sí, también hay un retrato de cómo alguna vez ha sido tal vez todo el mundo en el sexo y en el amor: egoísta y resentido. Eso no se niega. Pero aquí parece el narrador regocijarse con todo ello y, aún siendo consciente de su momento histórico, a mí no sólo no me ha calado sino que me ha parecido a veces verdaderamente insoportable (y a esto no ha ayudado, claro, lo repetitiva que es la novela, que te cuenta muchas situaciones muy similares una tras otra).

La parte que he disfrutado más de "La Habana para un infante difunto" ha sido la que describe a esa Habana de contrastes crudos entre pobres y ricos pero también brillante, de juergas constantes, de días enloquecidos y vitalistas y de noches interminables, esa Habana que con Fidel Castro se perdió en gran parte. 

Aquí, la capital cubana es un personaje más, y Guillermo Cabrera Infante la ama con locura, lo que me produce una gran pena porque él, tras enemistarse con el dictador después de apoyarle en un principio, tuvo que exiliarse en Londres (en España la dictadura de Francisco Franco le denegó toda regularización). Murió en 2005 en la capital inglesa sin que en Cuba se dijese nada de su fallecimiento.

Soy consciente de que he escrito para muchas personas una herejía literaria, pero, sinceramente, no he conectado nada con "La Habana para un infante difunto". Ni en lo argumental, ni en lo estético, ni con el personaje. E insisto: "Tres tristes tigres" está en mi podio de libros eternos.

viernes, 8 de enero de 2021

TRES TRISTES TIGRES. LA NOVELA QUE INDIGNÓ TANTO A CASTRO COMO A FRANCO

TRES TRISTES TIGRES de Guillermo Cabrera Infante - 1967 - ("Tres Tristes Tigres")

Guillermo Cabrera Infante es uno de los más grandes escritores cubanos de la historia, escritor que, por desgracia, fue despreciado y reprimido por la dictadura de Fidel Castro.

Comprometido desde siempre con la política y con el arte, fue ya atacado y censurado por Fulgencio Batista (y castigado con la prohibición de firmar sus escritos con su nombre real) y, tras apoyar a la Revolución Cubana, fue nombrado director del Consejo Nacional de Cultura y subdirector del diario Revolución (que luego pasaría a llamarse Granma) y director además de su suplemento literario, "Lunes de Revolución".

Sin embargo, como tantos otros intelectuales cubanos, Guillermo Cabrera Infante acabó fieramente enemistado con Castro, que censuró obras suyas o en las que él participó, que cerró su mencionado suplemento "Lunes de Revolución" y que le envió en 1962 como agregado cultural de la embajada del país a Bruselas.

Pero en 1965 la madre del escritor murió de forma repentina y él retornó a Cuba, en donde fue apresado por el Servicio de Contrainteligencia de la dictadura, que le mantuvo en este estado durante cuatro meses hasta que pudo partir al exilio.

Cabrera Infante se instaló en Londres y obtuvo la nacionalidad británica. Para su desgracia, salió de una dictadura para meterse en otra: tras dejar su país trató primeramente de instalarse en España, pero Francisco Franco le negó la regularización de su situación y además también censuró su obra literaria (a ello voy en el siguiente párrafo).

"Tres Tristes Tigres", su primera novela, fue publicada en 1967 y terminó de destruir socialmente a Cabrera Infante en su país: fue tachado de antirevolucionario, fue expulsado de la Unión de Escritores y Artistas y fue designado públicamente como un traidor. Nunca más regresó a Cuba.

Paralelamente, esta novela fue también destrozada por la censura franquista: aunque ganó el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral en 1964 en España, tuvo que ser reescrita varias veces porque a los censores les parecía "pornográfica, irrespetuosa, antimilitarista, grosera, irreligiosa", entre muchas otras cosas. Sí, el pobre Cabrera Infante se comió con patatas de una forma u otra a dos dictaduras.

La novela narra retazos de la vida de un grupo de jóvenes en La Habana de 1958. Fulgencio Batista todavía está en el poder y la capital cubana es una fiesta constante.

Podemos intuir que lo que molestó al régimen cubano fue lo mismo que al franquista: "Tres Tristes Tigres" es una novela muy sexual, muy irreverente. Aunque está dedicada a narrar la juerga habanera en gran parte, es un retrato social brutal, dentro de toda su jarana, de un país de pobreza y de clasismo, homófobo, machista, oscurantista, con fobia a la libertad personal. 

La cosa es que, como he dicho, la novela tiene lugar justo antes de que Fidel Castro se haga con el poder (los revolucionarios son nombrados como unos personajes lejanos que están ocultos en las montañas y en las selvas y poco más).

Imagino que al dictador no le gustaría ninguna de las cosas que tampoco le gustaron a Franco y que, además, intuyo, interpretaría el escrito como una suerte de retrato nostálgico de un Edén de fiesta y lujo asociado al derrocado gobierno anterior.

Pienso también que, como creo que dijo el también cubano Reinaldo Arenas, todas las dictaduras son profundamente aburridas, y odian el goce, la diversión, la sensualidad, la juerga y la alegría. Y "Tres Tristes Tigres" es todo esto también.

En el debut de Guillermo Cabrera Infante encontramos a varios personajes principales masculinos alrededor de los cuales giran otros tantos. Tenemos un periodista, un actor, un fotógrafo, un músico. Y tenemos bailarines y bailarinas, camareros, literatos, intelectuales (inolvidable el enigmático y delirante Bustrófedon, ya mítico), charlatanes, turistas, prostitutas: todo tipo de profesiones y ocupaciones de la noche de La Habana, que es un personaje más con sus calles y locales (muchos de ellos míticos de su época).

El autor narra, saltando de escenas, sacando y guardando sin cesar a sus personajes, con un estilo literario único y extremadamente sonoro: mezcla el habla popular habanera y los coloquialismos cubanos con el lenguaje más culto, con la poesía, con los juegos estéticos, con recursos estilísticos de todo tipo e incluso con alteraciones tipográficas. 

Cabrera Infante afirmó que su novela estaba "escrita en cubano", y que "no sería mala idea leerla en voz alta".

"Tres Tristes Tigres", que cambió para siempre a la literatura sudamericana, fue, a pesar de todos los horribles avatares que se encontró por el camino, una de las obras claves del "Boom Sudamericano", valga la redundancia.

Es una novela que no es demasiado larga, pero que es complicada y que exige dedicación y detenimiento. Por ello, es también una explosión de riqueza tanto estética como de temas (se ha dicho mucho que no es una obra política, pero yo creo que está llena de pasajes de crítica social y creo también que el hecho de que la condenasen dos dictaduras diferentes a los dos lados del Atlántico deja claro que sí que lo es).

Para mí "Tres Tristes Tigres" es del todo una novela imprescindible, pero también lo repito con una cierta insistencia: es una creación que está hecha para leer con tranquilidad, a sorbos, con deleite. Es una experiencia única para todos los sentidos literarios.

Guillermo Cabrera Infante, desde su triste exilio, no dejaría de escribir de Cuba y de temas cubanos y de retratar a su país y a su capital. Luego llegarían novelas tan igualmente importantes como "La Habana para un infante difunto".