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viernes, 9 de octubre de 2020

BATMAN: GOTHAM NOIR. EL COMISARIO GORDON SE CONVIERTE EN UN SAM SPADE

BATMAN: GOTHAM NOIR de Ed Brubaker y Sean Phillips - 2001 - ("Batman: Gotham Noir")

"Batman: Gotham Noir" posiblemente no va a quedar como uno de los mejores cómics conjuntos de Ed Brubaker y Sean Phillips (el dúo ha dado maravillas increíbles, y las sigue dando), pero sí que es una traslación excelente de los parámetros del hombre murciélago a un nuevo ambiente: el del género negro de los años cuarenta.

Los dos autores experimentan, en el año 2001, con algunas de las líneas que les harían famosos posteriormente: en esencia, la relectura del "noir" clásico y del pulp y, también, la relectura, valga la redundancia, de los personajes y temas clásicos del cómic de superhéroes.

En "Batman: Gotham Noir" estamos en un "Elseworld" de DC y en la Gotham de 1949. Aquí, el comisario Gordon, expulsado de la policía y adicto al alcohol después de haber vuelto traumatizado de la Segunda Guerra Mundial, se mete en un lío muy retorcido para intentar hacer justicia en un mundo podrido. 

¿Les suena? Sí, todo huele y sabe a Raymond Chandler y a Dashiel Hammett, a casos de Philip Marlowe o de Sam Spade.

Batman aparece, pero como figura casi mefistofélica, como una suerte de alucinación que a veces parece sacada de un delirio alcohólico del propio Gordon, que, acertadamente, se erige como el protagonista absoluto de una trama llena de tópicos conscientes pero muy bien trabajados e insertados.

Brubaker, al guión, nos lleva por un inicio de los mitos de la ciudad gótica que pone a sus personajes a trastear en un mundo oscuro y podrido, de policías y de mafiosos, de detectives y de alcaldes corruptos, donde no falta la "femme fatale" o el anti-héroe pasado de rosca.

Además de Gordon y Batman, encontraremos en estas páginas a otros grandes conocidos como Selina Kyle, Harvey Dent o un curioso Joker que homenajea al de Tim Burton.

El dibujo es una joya. Sean Phillips ya demostraba aquí su habilidad para retratar delicias a los lápices y, sobre todo, para crear ambientaciones perfectas. Sus años cuarenta se sienten y se huelen: los trajes crujen, los cigarros hieden, los coches resuenan, y los disparos también. Todo sin perder la esencia de Batman: el claroscuro constante y elegante. De matrícula de honor.

"Batman: Gotham Noir" sí que se resiente, tal vez, cerca de su desenlace: todo se precipita con bastante rapidez (posiblemente debido a que es un cómic bastante cortito), aunque también haya sorpresas finales.

A pesar de esto, me parece un "Elseworld" magnífico, entrañable, que juega perfectamente sus cartas para ofrecer algo diferente y con encanto y personalidad. Su comisario Gordon es del todo impagable. Todo este buen hacer anticipaba la carrera fulminante de un dúo creativo que hoy me resulta imprescindible.

jueves, 25 de junio de 2020

THE FADE OUT. MAGISTRAL VIAJE "NOIR" AL HOLLYWOOD DE LOS AÑOS CUARENTA


El dúo creativo que conforman Ed Brubaker y Sean Phillips es uno de los más personales que existen en este momento en el mundo del cómic.

Sus obras, muchas de ellas habitualmente de género negro, una de sus especialidades, tocan todos los palos y en todos ellos innovan. Desde el "noir" moderno hasta el clásico pasando por el espionaje, el terror o los superhéroes en clave de thriller.


Hoy reseño "The Fade Out", que me ha parecido una de sus obras maestras absolutas. Un cómic que es menos conocido que otros suyos, tal vez más discreto en las estanterías de las tiendas, pero que es una auténtica joya.

En esta ocasión, viajamos al Hollywood de finales de los años cuarenta. Se pueden imaginar lo que toca. Glamour, mansiones de ensueño, rodajes millonarios, galanes y bellas damas, grandes fiestas, mucho tabaco y mucho alcohol y, detrás de todo ello, por supuesto, podredumbre moral entre bastidores.


"The Fate Out" es un homenaje al cine negro de esta década, pero también a la novela de grandes como Dashiell Hammett o Raymond Chandler y, además, un retrato histórico certero y brutal de lo que fue la monstruosa Caza de Brujas que se llevó por delante la carrera de tantas personas de la industria.

De fondo, por supuesto, puro "noir". Porque el "noir", el bueno, no es más que el retrato sin concesiones de lo más oscuro que late dentro de cualquier sociedad.


Brubaker, al guión, nos da un paseo exhaustivo, tan romántico como a la vez desolador, por ese Hollywood de sueños y de grandes superproducciones que, tras sus caras bonitas, escondía un sistema profundamente clasista, machista, homófobo y capitalista en su vertiente más agresiva en el que la moneda de cambio del ascenso era, en el mejor de los casos, la de ser un "lameculos" y, en el peor, el sexo o el sacrificio de los propios ideales.

Los personajes, presentados al inicio en "fotografías", como en una novela de misterio, son todos carismáticos y redondos, y todos representan a una parte de los estratos sociales que se movían por el mundo de las estrellas en aquellos momentos.


Los diálogos son certeros y lúcidos, inteligentes, llenos de inventiva y de clarividencia, y la trama se devora, se bebe, se fulmina en el disfrute de cada página, que además está llena de homenajes de todo tipo (encontraremos también a nombres reales conocidos entre los secundarios).

El dibujo de Sean Phillips es un diamante. Es precioso, es elegante, es riquísimo en su representación de la época.


Pero no me voy a olvidar tampoco de mencionar el impresionante trabajo que hace al color Elizabeth Breitweiser: nos lleva directamente a la atmósfera deseada con su gusto exquisito, nos traslada al pasado y también a los estados de ánimo de los personajes (en especial, sus amaneceres y atardeceres me resultan de una belleza y de una delicadeza magníficas).

Vayan a su tienda de cómics más cercana a hacerse con un ejemplar de "The Fade Out". Ya. Ahora mismo. ¡Corran! Me pongo la mano en el pecho y les prometo que no se arrepentirán.


martes, 11 de febrero de 2020

INCÓGNITO. ¿QUÉ LE PASARÍA A UN SUPERVILLANO EN PROTECCIÓN DE TESTIGOS?


Ed Brubaker es uno de los autores de cómic más afamados de hoy, y con toda la razón. Está, además, en el podio de los grandes del género negro, al que ha sabido insuflar un aire revitalizador total y absoluto en todo tipo de formatos.

Aparte de obras suyas indiscutiblemente imprescindibles como "Criminal", ha dejado impresa su huella en una gran cantidad de estilos, desde el superheroico ("Sleepers") hasta el terrorífico ("Fatale") pasando por el más puro heredero del relato "noir" clásico ("The Fade Out").


Incluso trabajando con personajes que no son suyos nos ha regalado sagas imprescindibles: sus aportaciones a superhéroes como Daredevil o el Capitán América, a los que ha sumergido en atmósferas negras manteniendo a la vez toda su esencia, son geniales.

"Incógnito" tiene un punto de partida muy sugerente: ¿qué pasaría si un supervillano acabase en Protección de Testigos y teniendo que trabajar para la policía?

Aquí Brubaker lo plantea y lo desarrolla a lo grande, en un mundo más de superhéroes de tono realista que, a lo largo de varias generaciones, se han ido asentando en la sociedad humana y forman ya parte indisoluble de ella.


El protagonista es Zack Aniquilante, que en el pasado fue un supervillano, un hombre brutal, un asesino, un ladrón, un terrorista. Hoy, lleva una vida de oficinista aburrida y es vigilado y a la vez protegido por las fuerzas de la Ley.

Brubaker puede que no cuente realmente nada nuevo en esta obra, pero la desarrolla con un estilazo y con sutiles pero claros toques de pulp que le vienen además como anillo al dedo.


En "Incógnito" estamos leyendo, en todo momento, un caso de Sam Spade o de Philip Marlowe, pero ajustado a nuestros días y a un mundo de personas con poderes.

Toda la fatalidad, todo el cinismo, todo el desencanto cotidiano de estos relatos está en esta obra, que además trata asuntos propios del género como la violencia, la corrupción, las alcantarillas de todo estado, la mencionada fatalidad o la imposibilidad de salir de un ambiente podrido.

Todo ello con personajes muy bien dibujados, con carisma, con claroscuros, que se alejan constantemente de lo tópico (a pesar de que reinventen estos tópicos). El criminal barato, el jefe mafioso, la detective de la policía, la "femme fatale", el vengador callejero, el amigo que se mete en líos... Todos están en "Incógnito" con una perfecta vuelta de tuerca ejecutada.


El dibujante, por si fuera poco, es un esplendoroso Sean Phillips que, coloreado por Van Staples, delinea una atmósfera urbana perfecta, muy reconocible para todo amante del género y conscientemente llena de referencias estéticas.

"Incógnito" está dividido en dos grandes sagas: la primera es, creo, mejor que la segunda, que para mi gusto se queda con algunos aspectos colgando. A pesar de ello, en general es un cómic brillante, original, imaginativo, lleno de sorpresas y de dilemas humanos cien por cien trabajados.