BATMAN: GOTHAM NOIR de Ed Brubaker y Sean Phillips - 2001 - ("Batman: Gotham Noir")
"Batman: Gotham Noir" posiblemente no va a quedar como uno de los mejores cómics conjuntos de Ed Brubaker y Sean Phillips (el dúo ha dado maravillas increíbles, y las sigue dando), pero sí que es una traslación excelente de los parámetros del hombre murciélago a un nuevo ambiente: el del género negro de los años cuarenta.
Los dos autores experimentan, en el año 2001, con algunas de las líneas que les harían famosos posteriormente: en esencia, la relectura del "noir" clásico y del pulp y, también, la relectura, valga la redundancia, de los personajes y temas clásicos del cómic de superhéroes.
En "Batman: Gotham Noir" estamos en un "Elseworld" de DC y en la Gotham de 1949. Aquí, el comisario Gordon, expulsado de la policía y adicto al alcohol después de haber vuelto traumatizado de la Segunda Guerra Mundial, se mete en un lío muy retorcido para intentar hacer justicia en un mundo podrido.
¿Les suena? Sí, todo huele y sabe a Raymond Chandler y a Dashiel Hammett, a casos de Philip Marlowe o de Sam Spade.
Batman aparece, pero como figura casi mefistofélica, como una suerte de alucinación que a veces parece sacada de un delirio alcohólico del propio Gordon, que, acertadamente, se erige como el protagonista absoluto de una trama llena de tópicos conscientes pero muy bien trabajados e insertados.
Brubaker, al guión, nos lleva por un inicio de los mitos de la ciudad gótica que pone a sus personajes a trastear en un mundo oscuro y podrido, de policías y de mafiosos, de detectives y de alcaldes corruptos, donde no falta la "femme fatale" o el anti-héroe pasado de rosca.
Además de Gordon y Batman, encontraremos en estas páginas a otros grandes conocidos como Selina Kyle, Harvey Dent o un curioso Joker que homenajea al de Tim Burton.
El dibujo es una joya. Sean Phillips ya demostraba aquí su habilidad para retratar delicias a los lápices y, sobre todo, para crear ambientaciones perfectas. Sus años cuarenta se sienten y se huelen: los trajes crujen, los cigarros hieden, los coches resuenan, y los disparos también. Todo sin perder la esencia de Batman: el claroscuro constante y elegante. De matrícula de honor.
"Batman: Gotham Noir" sí que se resiente, tal vez, cerca de su desenlace: todo se precipita con bastante rapidez (posiblemente debido a que es un cómic bastante cortito), aunque también haya sorpresas finales.
A pesar de esto, me parece un "Elseworld" magnífico, entrañable, que juega perfectamente sus cartas para ofrecer algo diferente y con encanto y personalidad. Su comisario Gordon es del todo impagable. Todo este buen hacer anticipaba la carrera fulminante de un dúo creativo que hoy me resulta imprescindible.
Magnífico cómic como bien comentas. Mejor en este caso el dibujo que el guión de Brubaker, pero juntos como molan.
ResponderEliminarUn saludo