viernes, 31 de enero de 2020

LA CASA VERDE. EXPERIMENTAL, RETORCIDA, VANGUARDISTA Y GRATIFICANTE


La segunda novela de Mario Vargas Llosa, "La casa verde", fue igual de rompedora que su debut, "La ciudad y los perros". En ella, volvía a narrar las vidas cotidianas de un grupo de personajes diversos del Perú de su tiempo, pero ahora cambiaba de ambiente.

El escritor abandona Lima para retratar la vida en las provincias de diversas zonas del país, muy diferentes entre sí. Los personajes no son ya tampoco, esencialmente, adolescentes, sino adultos.

"La casa verde" cambia de escenario sin cesar. Va desde la selva amazónica hasta el desierto, desde pueblos hasta ciudades, desde ciudades más grandes hasta ciudades más pequeñas.


Vargas Llosa estructura la acción alrededor de tres historias principales: la fundación de un prostíbulo en Piura, ciudad del norte del país; las andanzas de un grupo de vagos y vividores de esta misma ciudad en el que milita el sargento Lituma (personaje que volverá a salir en otras novelas del autor) y las desventuras de Fushía, un contrabandista de ascendencia brasileña y japonesa que malvive en la frontera de Ecuador.

Estas tres historias implican a muchos más personajes que los mencionados: tenemos todo tipo de caracteres, desde hombres de negocios a prostitutas pasando por parados crónicos, indígenas, monjas, policías, militares o bandidos.


Una gran cantidad de estratos sociales se mezclan, van y vienen, para volver a mostrar a través de sus aventuras cotidianas los problemas de Perú que a Vargas Llosa en aquel momento le obsesionaban: la violencia, la pobreza, la corrupción, el fanatismo religioso y militar, la intransigencia y la intolerancia, el machismo, la marginación de los pueblos indígenas, la falta de oportunidades que condena a la gente a vivir en la miseria.

Todo ello, como en "La ciudad y los perros", está narrado a golpe de recursos vanguardistas que todavía hoy siguen sorprendiendo.

"La casa verde" es una novela fieramente experimental, aún más que la anterior. Es un caleidoscopio de hechos fragmentados en el espacio y en el tiempo que se van completado conforme avanza la trama con una habilidad sin par.


Se mezcla lo real y lo imaginario, se salta entre escenas, se desliza el fluir del pensamiento de los personajes en la acción y hasta se concatenan diálogos que ocurren en diferentes momentos en el mismo párrafo (una técnica que a mi siempre me ha resultado muy cinematográfica y muy difícil de recrear en la literatura y que Vargas Llosa saca adelante sin fisuras).

"La casa verde" es una novela complicada, retorcida, pero muy gratificante. Es todo un reto delicioso tanto en sus temas como en su estilo. Otra gran obra de este escritor peruano, que volvía a marcarse un éxito rotundo.


jueves, 30 de enero de 2020

EL VALS DEL GULAG. EL HORROR DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN SOVIÉTICOS


El belga Denis Lapière es un autor prolífico del que en España hemos podido disfrutar obras como "Un poco de humo azul" o "Un verano insolente", en las que ha tratado el asunto de la memoria de la opresión política comunista o el del fracaso de las revoluciones.

Rubén Pellejero es otro prolífico dibujante de cómics español que ha trabajado con Lapière en estas dos obras, por ejemplo, pero que tiene una gran carrera a sus espaldas: ha dibujado "El silencio de Malka", "Aventuras de Dieter Lumpen" y hasta historias de Corto Maltés.

"El vals del gulag" es uno de sus cómics conjuntos más famosos: una memoria del horror de los campos de concentración de la antigua Unión Soviética espléndidamente dibujada.


Precisamente estamos de aniversario de la liberación del campo nazi de Auschwitz estos días. El terror de estos lugares monstruosos es bien conocido cuando hablamos del Tercer Reich, pero no lo es tanto cuando toca hacerlo de la URSS, donde fueron por desgracia tan tristemente célebres como en aquella enloquecida Alemania de la Segunda Guerra Mundial.

Una vez más, tenemos la historia de un hombre común, normal y corriente, arrastrado por las circunstancias delirantes que le han tocado vivir.

A pesar de haber luchado en la mencionada guerra, es acusado de ser un enemigo del pueblo, con acusaciones imprecisas y falsas además, y enviado diez años a trabajar en un gulag. Sin juicio. Sin posibilidades de defenderse. Sin haber probado nada.


Esto le separa de su familia y su mujer, la protagonista principal del cómic, ha de emprender una triste odisea para poder encontrarle.

"El vals del gulag" es un libro dentro de un libro: narra la historia del hombre convertido en una bestia por la opresión de su gobierno y expone las de una supuesta vida ideal con su mujer y sus hijos que nunca tuvo por medio de un álbum.

Todo lo que hemos visto o leído en tantas obras sobre los campos de concentración de los nazis lo volvemos a encontrar aquí. Injusticia, opresión, arbitrariedad total, hambre, frío, miseria, soledad, hacinamiento, muerte.


La maquinaria soviética es tan brutal y helada como la alemana: los seres humanos, para sobrevivir, se convierten como he dicho (y como en el cómic se dice) en puras bestias. No pensar, no sufrir, no hablar, no mirar, vivir sin vivir para que el tiempo pase y llegue lo que tenga que llegar.

Con la muerte de Stalin, otro de los grandes asesinos de masas de su tiempo, idolatrado al igual que Hitler hoy en día por ciertos grupos políticos, se suavizaron algunas condiciones de estos campos y se firmaron muchas amnistías, pero el sistema siguió siendo una férrea dictadura y muchas de las personas que lo padecieron ya tenían sus vidas destrozadas para siempre.

Lapière narra esta historia con un claro aliento poético sin embargo: está llena de dignidad, de amor y comprensión entre los personajes que la protagonizan, absolutamente maltratados pero que se resisten a perder lo que les queda de su humanidad.


Hay una secuencia que personalmente me pone los pelos de punta: la del reencuentro. Estructurada en una serie de viñetas como un resumen del calvario del protagonista, me parece absolutamente magistral y emotiva.

El dibujo de Pellejero es la otra gran maravilla. El dibujo y el color, que consiguen trasladar toda la dureza de las situaciones con un poso tan realista como lírico que contribuye a redondear el mensaje de dignidad que el cómic trata de llevar al lector.

"El vals del gulag" es una pequeña joya. Se lee de una sentada, pero conmueve y hace reflexionar y, además, pone una vela más en la memoria de estos otros campos de concentración, los soviéticos, que fueron igual de salvajes que los nazis y que son menos recordados.


miércoles, 29 de enero de 2020

JAPÓN. LA POBRE Y ABURRIDA "PATRIOTADA" NIPONA DE BURONSON Y KENTARO MIURA


JAPÓN de Buronson y Kentaro Miura - 1992 - ("Japan")

Hace unos meses, comenté en este blog "Oh-Roh. El Rey Lobo", un manga de un único tomo que realizaron conjuntamente Buronson (al guión) y Kentaro Miura (al dibujo) y que, aunque no era nada del otro mundo, resultaba curioso como obra totalmente menor de ambos autores.

El que hoy reseño, "Japón", es también de ambos y de dos años después, de 1992, y ya no vale ni siquiera como mera curiosidad: es un cómic sin interés ninguno, con trama absurda y mala, y además es una "patriotada" digna de un Michael Bay nipón.

Hay un cierto parecido con "Oh-Roh": un viaje en el tiempo y una reinterpretación de una cultura o culturas históricas. En este caso, un grupo de personajes japoneses viaja a un futuro de corte post-apocalíptico donde vive diversas aventuras.


En este futuro, Japón es una nación que ha perdido su poder económico y mundial y que es comparada, un poco "por la cara", con el antiguo imperio mediterráneo de Cartago, que fue destruido por su rival más feroz, Roma.

Paisajes apocalípticos, de rollo punk, muy en la línea de "El Puño de la Estrella del Norte", una de las obras capitales de Buronson, sirven para desarrollar una descafeinada aventura con valores como el amor y la amistad pero, sobre todo, el patriotismo.

Creíamos que los estadounidenses eran maestros en este tipo de historias maniqueas y tontunas, pero resulta que los japoneses, cuando se ponen a ello, tampoco les van a la zaga.


"Japón" no tiene demasiado interés y resulta aburrida. A una persona que no sea japonesa le importa un pito lo que Buronson le está contando y, para colmo, la trama es simple, lineal y está llena de personajes tópicos y muy pobres.

Lo único salvable de este manga, que por suerte es muy corto y está compilado en un solo tomo, es el dibujo de Kentaro Miura, que ya se deslizaba plenamente en la maestría a la que nos tiene acostumbrados y que cambia aquí sus habituales paisajes y ambientes medievales y oscuros por los post-apocalípticos sin perder un ápice de calidad.

El resto, es poco o nada aprovechable. "Japón" es una colaboración que tal vez podrá interesar a los completistas de sus dos autores, pero nada más  (y puede que ni eso). No lo recomiendo en absoluto.


martes, 28 de enero de 2020

LEGIÓN. UNA PESADILLA METAFÓRICA Y DELIRANTE SOBRE EL PODER DEL ARTE


Uno de los creadores de cómics más célebres de Argentina es Salvador Sanz, famoso por su serie estrella "Desfigurado" y por otras igualmente personales como "Nocturno", "Angela Della Morte" o la comentada "Legión".

Dibujante y guionista, en muchas de sus obras están presentes los asuntos del bien y del mal, de la luz y de la oscuridad, contrapuestos en universos alternativos que a menudo están conectados con nuestro mundo real.

"Legión" es una obra muy corta, que se lee en apenas media hora, y que es una terrorífica delicia del arte de las viñetas.


Historia con reminiscencias de los infiernos cristianos, presenta un delirio metafórico abierto a numerosas interpretaciones que se sirve de las claves del terror para hacer una reflexión ambigua pero sugerente sobre el poder creador y destructor del arte.

Una de las obras que más impactaron a Sanz en su infancia fue "El Eternauta". Se nota. El autor es de Buenos Aires, ciudad que se dedica a transformar en su historia para crear, como en la obra de Oesterheld, un apocalipsis cotidiano totalmente familiar. 

Los bonaerenses que lean ambos cómics quedarán sobrecogidos al encontrar lugares famosos de su cuidad sumidos en la destrucción o en lo monstruoso.


"Legión" es un cómic incómodo, violento, muy sangriento y oscuro y también deprimente. Sanz no hace ni una concesión. Ni una. Su historia es pura maldad, pura desesperanza, puro horror.

Sus personajes tienen en sus manos el poder de la creación y de la destrucción. Sus enemigos son monstruos demoníacos, implacables, que montan en bestias primigenias y que recolectan miembros humanos y animales para construir monumentos al delirio.

Se hace notar, como he señalado, la influencia de las concepciones bíblicas del infierno, pero también, por ejemplo, hay una cierta mirada que recuerda a los mundos cósmicos e inasibles de Lovecraft o de Ligotti.


El color es un elemento clave también en "Legión", que es una obra de arte absoluta en este sentido (por si el dibujo de Sanz no fuese ya lo suficientemente maravilloso). 

El color, muy diferente en cada página y en cada escena, que cambia de tonalidad para sugerir significados, es un elemento explicativo propio en este cómic, en el que, de forma tremendamente sugerente, todo se desata por la invención de un nuevo color, valga la redundancia.

También adquieren importancia otros artes en su trama: además de la pintura, están bien presentes la escultura, la música y la poesía. Cuatro disciplinas diferentes unidas sin embargo en su capacidad para transgredirlo todo, tanto para lo bueno como para lo malo.


"Legión" es un cómic que no gustará a todo el mundo, pero que hace una propuesta única e inimitable. 

Puede que sea demasiado oscuro y desesperanzado y también demasiado críptico, y puede que sus personajes no tengan mucho desarrollo, pero les puedo asegurar que con sus méritos y sus defectos yo no he visto un mal sueño (en el buen sentido) como éste en mucho tiempo.

Salvador Sanz adquirió la fama fuera de su Argentina natal gracias a esta obra y a otras como la mencionada "Desfigurado", que se han editado y reeditado en muchos países con notable éxito.  


lunes, 27 de enero de 2020

CHICAGO. EL BRILLANTE Y DIVERTIDÍSIMO PRIMER GRAN LARGO DE ROB MARSHALL


"Chicago" supuso el debut en la gran pantalla de Rob Marshall, un excelente director plástico y de espectáculos visuales que, sin embargo, ha tenido una filmografía en general irregular.

El musical en el que se basa, creado por el gran Bob Fosse y por Fred Ebb en 1975 y representado constantemente en Broadway, está basado en una obra de teatro de Maurice Dallas Watkins, que a su vez se inspiró para escribirla en un caso real que apareció reseñado en la prensa.


Marshall, tras su también musical "Annie" para la televisión, retoma en esta película el proyecto del prematuramente fallecido Fosse (que pensaba adaptar su propia obra para el mundo del celuloide una vez más) y entrega un musical lleno de encanto que, con una trama tremendamente simple y directa, se erige como una divertidísima sátira de la sociedad estadounidense de finales de los años veinte cargada de ritmo y de geniales números.

La dirección es brillante en todos los aspectos: lleva un pulso excelente desde el primer minuto hasta el último, los mencionados números están cargados de inventiva y la ambientación de la época es riquísima, mientras que su caracterización vodevilesca imprime una entrañable aura de irrealidad y nostalgia al conjunto.


El reparto también se encuentra en total estado de gracia: Renée Zellweger, Catherine Z. Jones y Richard Gere simplemente deslumbran con sus apariciones, mientras que los secundarios (entre los que destacan Queen Latifah, John C. Reilly o Lucy Liu) terminan de redondear la historia con sus también magistrales shows (hay que decir que todos los intérpretes cantaron y bailaron sin ayuda de dobles, lo que es verdaderamente admirable pues casi ninguno tenía gran experiencia en estos campos).

"Chicago", obra tan ligera y fresca como por momentos irónica, tan lúdica como autoral, tan cínica como entrañable, es un magnífico espectáculo lleno de homenajes a grandes clásicos del género (especialmente en su estética y en sus personajes conscientemente estereotipados y caricaturizados). Un entretenimiento artístico de primera.


viernes, 24 de enero de 2020

EL ARCANO Y EL JILGUERO. VUELVE FERRAN VARELA EN OTRA NOVELA DE FANTASÍA ÚNICA


De Ferran Varela me sedujo totalmente "La danza del gohut", que podéis encontrar reseñada en esta misma etiqueta, y me ha fascinado su siguiente novela, "El arcano y el jilguero", de la que puedo decir que ha cambiado el panorama de la fantasía en castellano.

Nos movemos ahora a Hann, una tierra en guerra acosada por los delirios de grandeza de un emperador que desea más que nada en el mundo conquistar todos sus reinos.


Esta tierra ya es de por sí un prodigio de la imaginación. Sus pueblos, sus ciudades, sus habitantes, sus criaturas, sus mitos y leyendas, conforman un universo sugestivo, tan hermoso como amenazante, que se mete en el bolsillo al lector desde los primeros capítulos.

Luego, tenemos a sus personajes. En especial, a uno de los más inimitables que he tenido el gusto de conocer en el género: a su protagonista, Mezen el Ariete. No quiero revelar mucho sobre él, porque creo que es mejor descubrirlo de golpe, con toda la sorpresa intacta, pero sí quiero afirmar con rotundidad que es uno de los seres literarios más fascinantes que se han creado en las últimas décadas.


Completo y complejo, aterrador y bello, tan humano como cualquier ser humano, es un claroscuro continuo y perfecto que nos aleja de todo maniqueísmo y simplismo posible. Es un personaje de antología, de los que marcan una época.

Tampoco se quedan atrás los que le rodean. Desde desconsiderados gobernantes a crueles nobles pasando por extraños monjes, guerreras despiadadas, niñas luminosas o misteriosos servidores del emperador.


En la tierra en guerra de Hann todos ellos se van cruzando en la vida de Mezen, que, entre la espada y la pared, ha de lidiar con una situación terrible que, sin embargo, le honra y debe mantener contra viento y marea.

"El arcano y el jilguero" no les va a poner las cosas fáciles: no esperen buenos brillantes y malos perversos. Es una prueba moral para el lector. Y una prueba moral que le pondrá en una tesitura sobre el fin y los medios para conseguirlo, sobre la justicia y la injusticia, que no sorteará con facilidad filosófica.

Mientras, Varela pondrá en la picota otros asuntos como el imperialismo, el paso de la esclavitud a la servidumbre, la guerra, la corrupción, la violencia, la religión, el terrorismo de estado, el machismo o la homofobia.


Porque, como toda la buena fantasía, esta historia es un trasunto de nuestro propio mundo, de nuestros propios miedos, de nuestras fortalezas y debilidades y nuestras partes luminosas y oscuras.

"El arcano y el jilguero" es una de las mejores novelas de su género de los últimos años y confirma a Ferran Varela como el gran autor que es.

No se pierdan tampoco "Historias de Hann", por cierto, un libro de cuentos ambientados en este reino mítico que complementan a esta historia inolvidable, valga la redundancia, que esperamos que tenga continuación en breve.


jueves, 23 de enero de 2020

EL FARO. SIMBÓLICA, OSCURA Y VISUALMENTE PRECIOSA Y APABULLANTE


EL FARO de Robert Eggers - 2019 - ("The Lighthouse")

"El faro", la segunda película de Robert Eggers tras "La bruja", es una obra subyugante, que tal vez no sea perfecta, pero que cautiva en todos los aspectos desde sus primeros planos.

Para empezar, hay algo que llama poderosamente la atención en ella: está rodada con un ratio de pantalla de 1.19.1, un formato que se usaba mucho durante la transición del cine mudo al sonoro y que no ha sido demasiado visto en los últimos años.


Luego, tenemos un poderosísimo blanco y negro tan precioso como violento y triste que remite el Expresionismo Alemán y que desde la primera imagen ya nos traslada a un aislamiento natural brutal. Le añadimos a esto además unos planos que casi siempre están muy, muy cerrados, y que captan una claustrofobia a veces insoportable.

Finalmente, está el sonido. Es igualmente violento, invasivo, sórdido. Nos lleva desde el puro ecosistema agreste y despiadado al lejano eco de la civilización una y otra vez.

Con estos ingredientes técnicos, nos encontramos con un punto de partida excelente para una de las películas de terror más llamativas de estos últimos años. 


Tenemos para completar dos actores absolutamente soberbios: Robert Pattinson, callando a las bocas que le quieren reducir a "Crepúsculo" y a nada más, y Willem Dafoe, que está otra vez esplendoroso.

Los dos dan vida a dos fareros, discípulo y maestro respectivamente, que han de estar un mes manteniendo el faro que da nombre al filme en una apartada y pequeña isla rocosa. Los dos son muy diferentes, y entre ambos van a surgir fricciones.

"El faro" es una película compleja y simbólica, muy simbólica. Tira constantemente de las metáforas y de las alegorías, y su torrente de imágenes y de símbolos es una cascada por momentos. Esto la convierte en una obra sugestiva sin cesar, pero también algo confusa.


He leído interpretaciones sobre ella, y hay una que me parece muy acertada: la que hace referencia a los mitos griegos de Proteo y Prometeo. Creo que hay bastante de estos dos personajes en los protagonistas de la obra.

No es una película de terror al uso tampoco: más bien, en algunos momentos es un drama delirante, aunque contiene escenas de horror que dan muy mal rollo y alguna que otra que pone los pelos de punta.

Yo la veo como un pulso entre dos caracteres, entre dos mundos, entre dos concepciones de la vida, salpicado por los mencionados símbolos mitológicos, que enlazan con una visión de la existencia humana como un enfrentamiento violento atávico, constante.


"El faro" es un filme retorcido, que deja muchos cabos sueltos de forma consciente y que propone al espectador que lo interprete y reinterprete mientras le sume en una espiral de lucha y degradación brutal y sin concesiones.

Robert Eggers no decepciona en su nueva propuesta, como he dicho visualmente apabullante y preciosa, que respira humedad y opresión, y con una trama que podría haber sido más redonda pero que logra un teatro de horror muy efectivo. Para ver varias veces.

miércoles, 22 de enero de 2020

LA BRUJA. TERROR SUGERENTE E INTELIGENTE EN EL DEBUT DE ROBERT EGGERS


LA BRUJA de Robert Eggers - 2015 - ("The Witch")

Alabada en el Festival de Sundance, "La bruja", el debut de Robert Eggers, que acaba de estrenar "El faro", en la dirección de largometrajes, me parece una película de terror magnífica, una de las mejores de los últimos años.

Nos trasladamos a la Norteamérica del siglo XVII, a Nueva Inglaterra concretamente, en donde los colonos europeos intentan conformar su nueva sociedad a golpe de flagelo ultrareligioso y muchas penurias. 


Allí, una familia cristiana fanática intenta sacar adelante como puede una famélica granja y algo les acecha en el bosque que linda con sus terrenos. Esta historia parece tópica en su punto de partida pero guarda muchos, muchos buenos alicientes.

"La bruja" revela algo en su título, pero su trama propone muchas más cosas. Eggers retrata la locura religiosa más profunda y su enfrentamiento con los poderes sobrenaturales, diabólicos, atávicos tal vez, que rigen más allá de la civilización y de sus reglas.


En un ambiente gris, opresivo, lluvioso, deprimente, de naturaleza abrupta y cruel y nada bucólica, se narra cómo el día a día de esta familia se ve trastocado por lo que habita en el bosque, en el más allá, en la naturaleza. 

El terror del filme es psicológico, basado en el poder de la sugerencia, en el drama de horror. No se esperen sustos, porque esto no va de eso y no lo pretende, pero sí que les digo que deben esperarse muy mal rollo, un ambiente enrarecido que agobia de verdad y escenas que ponen los pelos de punta. 


"La bruja" es cruda, brutal, violenta, sexual, sin concesiones. Sugiere miles de cosas oscuras y casi todas las representa bien, desde represión sexual hasta incesto pasando por una desmitificación de la familia "clásica y unida".

La evolución de su protagonista (una del todo excelente Anya Taylor-Joy) da para muchísimas lecturas y el mundo de los horrores del inframundo se antoja más justo, más acogedor en algunas cosas, que el de los cielos prometidos por los libros y dictados religiosos. Una película de terror que hay que tener en cuenta. Mañana, "El faro".

martes, 21 de enero de 2020

MIDSOMMAR. UN BODRIO PRETENCIOSO, VACÍO E INTERMINABLE MUY BIEN ENVUELTO


MIDSOMMAR de Ari Aster - 2019 - ("Midsommar")

Soy un gran defensor de "Hereditary". Me parece una de las óperas primas del género del terror más sobresalientes que he visto en bastante tiempo. Sin embargo, no puedo decir lo mismo de "Midsommar", la segunda película de su creador, Ari Aster.

Tal vez la tubo que escribir y rodar con prisas. Tal vez estaba agotado de su anterior filme (entre ambos apenas hay un año de diferencia). No lo sé. Pero esta última creación suya hasta ahora me parece una de las bazofias más infumables que he tenido la desgracia de tragarme el pasado 2019.


En "Midsommar", Aster vuelve al asunto de las sectas y de los poderes del más allá, pero ahora nos movemos a la Suecia profunda y norteña, en donde trata de armar un filme de terror ambientado en lo que es un día eterno, en el que no pueda recurrir a la oscuridad para sacarle el partido fácil. Loable intento. Pero se queda en eso: en intento.

Este filme me parece típico, tópico y forzado. Eso aparte de tener un ritmo muy defectuoso y de durar la friolera de 145 minutos de los que sobran por lo menos treinta (y me quedo corto).


"Midsommar" es un "quiero y no puedo" constante. A la media hora, uno se lo sabe de memoria. Es cien por cien predecible desde este momento, y a partir de aquí su único atractivo es tratar de dar un mal rollo "in crescendo" que no logra transmitir por puro aburrimiento y reiteración.

Los primeros momentos dan este mal rollo, ojo. No lo niego. Pero cuando el metraje es tan extenso y cuando el único aliciente de la película es esperar a lo esperable, el interés se pierde por completo y el ritmo se resiente.

Visualmente es preciosa, sí. Y el reparto está muy bien. Y hay puntos interesantes (escasos y concentrados en la primera parte del filme, pero están ahí). Y ya está. El resto, nos lo sabemos de carrerilla.


Ari Aster trata de suplir la falta de alicientes de su segunda película con muchas escenas asquerosas, feístas, sangrientas y truculentas. Detrás de todas ellas, no hay nada. Ni trama, apenas, salvo la primera descripción de personajes y ambientes y una crítica a los fanatismos religiosos evidente y simple.

"Midsommar" es una nada muy bien envuelta. Soy tan duro con ella porque me parece una auténtica tomadura de pelo que encima está disfrazada de pretenciosidad barata. Espero que la tercera película de este prometedor director vuelva al cauce de "Hereditary".

lunes, 20 de enero de 2020

HEREDITARY. UNO DE LOS DEBUTS DE TERROR MÁS GENIALES DE LA DÉCADA


HEREDITARY de Ari Aster - 2018 - ("Hereditary")


"Hereditary" se ha convertido en un filme de culto instantáneo, y no es para menos. El terror es un género muy difícil, y son pocas las películas que pertenecen a él que consiguen verdaderamente inquietar y mucho menos asustar. 

La ópera prima del norteamericano Ari Aster logra ambas cosas, y sobradamente, y además lo logra con estilo.


"Hereditary" es puro nervio terrorífico. Es dura y brutal, y es crudísima y no hace concesiones a la galería de ninguna clase. Es, también, desagradable, incluso muy desagradable. Y tiene una trama que se centra en los personajes, que no son en absoluto carne de cañón para la diversión del público, que tienen un desarrollo y unos conflictos perfectamente claros y creíbles. 

Es seria, y basa su capacidad para asustar en la sugerencia. Ari Aster lo borda todo: se lo curra hasta el final. Y los actores, que están absolutamente maravillosos.


Todo está clavado al milímetro: la ambientación (geniales los planos que remiten a las casitas de muñecas), la iluminación, el juego con las luces y las sombras, las caras de los actores y las actrices (que dan verdadero pavor: son prodigiosos), los golpes de efecto (los justos y necesarios y elaborados con estilo) y el drama (porque no se descuida la historia de los personajes, lo cual suele pasar demasiado en muchas de las creaciones de este género).

No me convence el desenlace de "Hereditary" a pesar de todos mis elogios, y es algo que explicaré en el espacio para los spoilers, pero esto no lastra en absoluto el conjunto de la obra. 


Lo he pasado mal viendo esta película. Me ha tenido dos horas con el corazón en un puño. Lo consiguen muy, muy pocas obras de horror. 

Creo que el debut de Ari Aster ya ha pasado a la historia de su género, y lo tiene sobradamente merecido. Eso sí, su segunda película, "Midsommar", de la que hablaré mañana, me parece uno de los peores bodrios del pasado año.


-ESPACIO PARA SPOILERS: No me convence el final de "Hereditary". En especial porque el esfuerzo de Ari Aster para escapar constantemente de todo tópico es titánico y porque, después de todo este esfuerzo, cae finalmente en el lugar común de la secta de siempre, la invocación demoníaca de siempre y la transmutación diabólica de siempre (y además, hay algunas lagunas en el guión).

A pesar de todo, esto no lastra una de las películas de terror más impresionantes que he visto en mucho tiempo. Ahora bien, podría haber sido más redonda y haber innovado un poco más en su desenlace y en sus explicaciones.