Mostrando entradas con la etiqueta Jonathan Demme. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jonathan Demme. Mostrar todas las entradas

viernes, 2 de agosto de 2024

PHILADELPHIA. UN CLÁSICO AMERICANO POR LA IGUALDAD LGBTI Y LA JUSTICIA

PHILADELPHIA de Jonathan Demme - 1993 - ("Philadelphia")

Durante los ochenta y buena parte de los noventa, esa terrible enfermedad llamada SIDA/VIH se hizo tristemente famosa por causar grandes estragos en una gran parte de la población que, para colmo en muchos países (y en demasiados de ellos desarrollados), fue brutalmente estigmatizada por sectores conservadores, ya fuese por ser homosexual o drogadicta o simplemente por tener relaciones sexuales y/o amorosas libres. Hubo gente que llegó a decir que Dios había castigado a estos enfermos por sus pecados. 

Hoy el SIDA no es lo que era, por suerte: ni está tan socialmente penado ni mata a tantas personas (y los que lo padecen han mejorado sus condiciones y su esperanza de vida de forma espectacular).

"Philadelphia", del entonces prometedor Jonathan Demme que venía de rodar "El silencio de los corderos" (después el director por desgracia no ha seguido en la senda en la que empezó), fue una película bastante revolucionaria en los USA de principios de los noventa. 

No sólo era una denuncia de la persecución moral a la que eran sometidas las personas con la mencionada enfermedad, sino que era un total y absoluto alegato a favor de los derechos LGBTI y de la libertad sexual que tenía además a un protagonista gay. 

Depurada, directa, sin efectismos ni moralinas baratas, "Philadelphia" era una disección de los miedos al diferente de una sociedad supuestamente moderna pero realmente rancia y cerrada sobre sus tradiciones más represivas. 

Los actores que interpretan a los dos protagonistas principales son unos soberbios e inolvidables Tom Hanks y Denzel Washington. En especial el primero está para el podio de los grandes papeles de la historia del cine americano. Secundarios como Antonio Banderas (en uno de sus primeros grandes papeles en los Estados Unidos) están también fantásticos. 

"Philadelphia" es una película triste, dura, cruda, sin concesiones, sobre la marginalidad y también sobre la llegada de la muerte y la enfermedad terminal, pero también está llena de comprensión y compasión: la familia y los amigos del protagonista son un oasis en una sociedad cerrada y pacata que, sin embargo, a fuerza de guantazos se va abriendo al exterior cada vez más. 

A la película sí que es cierto, pienso yo por lo menos, que le falla algo la parte judicial: es un drama judicial también, valga la redundancia, y todas las escenas de juicios son algo flojas, deslabazadas y están resueltas con demasiada rapidez. 

Esto se le perdona al filme sin embargo por todo lo demás: por su valentía, por su clarividencia, por anticipar el respeto a la diversidad en la cartelera comercial del año 1993 en un país que todavía hoy sigue siendo bastante cerrado de mente en muchos entornos. 

lunes, 5 de junio de 2023

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS. HANNIBAL LECTER SE CONVIERTE EN UN MITO

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS de Jonathan Demme - 1991 - ("The silence of the lambs")

"El silencio de los corderos" es uno de los thrillers básicos de los años noventa. Multipremiada en los Oscars de su momento y rodada por el mejor Jonathan Demme, el que todavía había de regalar "Philadelphia" y que se encontraba en plena forma para la ficción, presenta la continuación de la historia que vimos en 1986 en "Hunter" de la mano de Michael Mann, aunque reinicia la saga y Hannibal Lecter pasa de ser Brian Cox a ser Anthony Hopkins, que entregó uno de los papeles más magistrales de su carrera y uno de los merecidamente más recordados. 

Demme rueda un thriller escalofriante, violento, sádico, sin concesiones para lo que en su momento se solía ver en una sala comercial, inteligente, irónico, mordaz. 

La esencia vuelve a ser la misma: para atrapar a un asesino psicópata, una detective (ahora la no menos legendaria Clarice Starling, a la que dio vida otra inolvidable Jodie Foster) ha de colaborar con el mencionado Lecter, otro asesino psicópata refinado, cultísimo, superdotado y también con una gran vanidad intelectual que fue encarcelado en la anterior entrega de la saga (en este caso sería "El Dragón Rojo", que llegaría en 2002). 

No sólo la captura del primer asesino, también inolvidable (Buffalo Bill, interpretado de igual manera magistralmente por el tristemente algo olvidado Ted Levine), atrapa al espectador: lo hace igualmente la ambigua relación que se establece entre Clarice y Lecter, cercana al amor, abierta a multitud de interpretaciones y surcada por el desprecio y la admiración mutuas.

Jonathan Demme desarrolla su historia, perfectamente equilibrada en sus dos líneas básicas, llena de sorpresas impactantes y con diálogos fabulosos, en un ambiente oscuro y gris, malsano, que viene como anillo al dedo al relato. 

Como he dicho, las interpretaciones de Anthony Hopkins y Jodie Foster son geniales, y la química que se establece entre ellos es absolutamente una delicia. 

"El silencio de los corderos" es una joya del thriller, una obra maestra que abrió una saga al gran púbico. Diez años tardó "Hannibal", su primera secuela, en llegar a las salas de la mano de Ridley Scott. No fue un mal filme, pero, como le pasó también a los otros dos (la buena "El Dragón Rojo" y la floja "Hannibal: El origen del mal"), no llegó a la maestría de éste.