lunes, 5 de junio de 2023

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS. HANNIBAL LECTER SE CONVIERTE EN UN MITO

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS de Jonathan Demme - 1991 - ("The silence of the lambs")

"El silencio de los corderos" es uno de los thrillers básicos de los años noventa. Multipremiada en los Oscars de su momento y rodada por el mejor Jonathan Demme, el que todavía había de regalar "Philadelphia" y que se encontraba en plena forma para la ficción, presenta la continuación de la historia que vimos en 1986 en "Hunter" de la mano de Michael Mann, aunque reinicia la saga y Hannibal Lecter pasa de ser Brian Cox a ser Anthony Hopkins, que entregó uno de los papeles más magistrales de su carrera y uno de los merecidamente más recordados. 

Demme rueda un thriller escalofriante, violento, sádico, sin concesiones para lo que en su momento se solía ver en una sala comercial, inteligente, irónico, mordaz. 

La esencia vuelve a ser la misma: para atrapar a un asesino psicópata, una detective (ahora la no menos legendaria Clarice Starling, a la que dio vida otra inolvidable Jodie Foster) ha de colaborar con el mencionado Lecter, otro asesino psicópata refinado, cultísimo, superdotado y también con una gran vanidad intelectual que fue encarcelado en la anterior entrega de la saga (en este caso sería "El Dragón Rojo", que llegaría en 2002). 

No sólo la captura del primer asesino, también inolvidable (Buffalo Bill, interpretado de igual manera magistralmente por el tristemente algo olvidado Ted Levine), atrapa al espectador: lo hace igualmente la ambigua relación que se establece entre Clarice y Lecter, cercana al amor, abierta a multitud de interpretaciones y surcada por el desprecio y la admiración mutuas.

Jonathan Demme desarrolla su historia, perfectamente equilibrada en sus dos líneas básicas, llena de sorpresas impactantes y con diálogos fabulosos, en un ambiente oscuro y gris, malsano, que viene como anillo al dedo al relato. 

Como he dicho, las interpretaciones de Anthony Hopkins y Jodie Foster son geniales, y la química que se establece entre ellos es absolutamente una delicia. 

"El silencio de los corderos" es una joya del thriller, una obra maestra que abrió una saga al gran púbico. Diez años tardó "Hannibal", su primera secuela, en llegar a las salas de la mano de Ridley Scott. No fue un mal filme, pero, como le pasó también a los otros dos (la buena "El Dragón Rojo" y la floja "Hannibal: El origen del mal"), no llegó a la maestría de éste.

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