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jueves, 6 de febrero de 2020

CARS II. UN FLOJO HOMENAJE A JAMES BOND DE LA SAGA MÁS FLOJA DE PIXAR


Ayer ya hablé de lo que ocurre con "Cars" y lo mismo se puede decir de "Cars II", que se estrenó en 2011 justo después de "Ratatouille", "Wall-E", "Up" y "Toy Story III". Ahí es nada.

Y es completamente normal por otra parte lo que le pasa a esta saga de Pixar: cuando un estudio presenta obra maestra casi tras obra maestra... Sus producciones más nornalitas despuntan... Para mal.

"Cars II", de nuevo dirigida por John Lasseter (le acompaña ahora también el animador Brad Lewis), parece de nuevo más una película de Dreamworks (del Dreamworks impersonal) de que Pixar. 


Visualmente es impecable y maravillosa, y, más orientada a la acción que la primera parte, presenta unas escenas dinámicas, divertidas, imaginativas y espectaculares de este tipo.

Sin embargo, como en la primera parte también, el humor inteligente marca de la casa se ha resentido e infantilizado, los personajes han perdido personalidad (se ve claramente el intento fallido de convertir a Mate en un icono de Pixar -fallido, como he dicho, porque aquí incluso el carácter tiene poca gracia y es hasta pesado-) y el mensaje se ha simplificado a favor de una historia más de buenos contra malos con la moralina de siempre (pero con menos gracia y más evidente) sobre la amistad, la familia, la fraternidad o el valor de la humildad.


Ni el hecho de que sea "Cars II" una parodia de los filmes de espionaje clásicos (concretamente de los siempre socorridos de James Bond) llena de homenajes y guiños ayuda a que el conjunto alcance algo de brillantez.

No lo hace igualmente el contar con unos personajes nuevos bastante sosos y predecibles que no aportan demasiado ni complementan a los ya clásicos, que se limitan a repetir sus papeles sin novedades. 


No es estrictamente una mala película esta "Cars II" de todas maneras. Su antecesora tampoco lo era, valga la redundancia. Pero no deja de ser un espectáculo de animación preciosa pero simplemente distraído, y a Pixar ese "simplemente distraído" no le hace bien a estas alturas.

Con "Cars III", que se estrenó en 2017 y que cerró la hasta este momento trilogía, se repetiría la historia, y hasta empeoraría todavía más. Mañana hablaré de ella.


miércoles, 5 de febrero de 2020

CARS. LA IRREGULAR INAUGURACIÓN DE LA TRILOGÍA MÁS FLOJA DE PIXAR


Cuando tienes a tus espaldas obras maestras como "Toy Story", "Monstruos S.A.", "Buscando a Nemo" o "Los Increíbles", es normal que cuando haces una película "más normalita" (que para colmo sería sucedida en años siguientes por otras obras maestras como "Ratatouille", "Wall-E" o "Up") las comparaciones sean odiosas. 

La trilogía de "Cars" es de lo más flojito que ha hecho hasta ahora la compañía Pixar. No porque sea mala, que no lo es, sino porque inexplicablemente destila más moralina de lo habitual, porque trilla conceptos más vistos ya que las orejas de Mickey Mouse y porque no presenta nada nuevo en líneas generales.


Se dice mucho, y con bastante razón, que compañías como Dreamworks son el "reverso cutre" de Pixar (aunque lo cierto es que desde hace unos cuantos años Dreamworks se ha puesto las pilas y ha logrado salir del humor clónico de la excelente aunque explotada hasta la saciedad "Shrek" y está entregando películas cada vez más adultas).

Pues bien, a "Cars" y a sus secuelas les ocurre lo siguiente: parecen más películas de Dreamworks (del Dreamworks sin personalidad) que de Pixar. Y eso que John Lasseter está directamente detrás de la dirección de las dos primeras.


"Cars" presenta, una vez más, un universo esplendorosamente animado con personajes con personalidad y basado, esta vez, en una sociedad donde todos sus integrantes son coches. 

Los escenarios son preciosos, la animación maravillosa, los detalles fabulosos y cuidados hasta el mimo. Sin embargo, la trama no innova absolutamente nada y volvemos a tener una historia de amistad en la que la humildad gana a la soberbia y que presenta el clásico mensaje de hermanamiento entre todos los seres.


Que sí, que eso pasa en todas las películas de Pixar, de Disney, de Dreamworks y hasta del Estudio Ghibli. Pero aquí la moralina se pasa un poco de rosca (hay lecciones sin parar) y, además, el humor inteligente marca de la casa, aunque está presente (y hay gags buenos, por supuesto), pierde fuelle e inventiva en favor de una historia más simplona en todos los aspectos.

No hay discursos vergonzantes, desde luego, y como película de acción y aventuras "Cars" cumple de sobra (tiene momentos muy conseguidos, como siempre). Sin embargo, para ser de Pixar... Es floja y, desde luego, la más olvidable de toda su filmografía junto a sus dos secuelas y junto a otras obras tan extrañamente irregulares como "El viaje de Arlo".


lunes, 22 de julio de 2019

BICHOS. LOS SIETE SAMURÁIS SEGÚN JOHN LASSETER


BICHOS de John Lasseter y Andrew Stanton - 1998 - ("A bug's life")

Entre el primer y el segundo "Toy Story", los estudios de Pixar desarrollaron "Bichos", una de sus películas injustamente más olvidadas, eclipsada por otros éxitos (merecidos) como la misma "Toy Story", "Buscando a Nemo", "Los Increíbles", "Wall-E" o "UP".

Versión libre y desprejuiciada de la obra maestra de Akira Kurosawa "Los Siete Samuráis" en un mundo de insectos, "Bichos" es otro habitual canto a la amistad, al compañerismo y a la justicia que, además, exalta la valentía de la persona que se atreve a diferenciarse del resto de "la masa" (una hormiga en un hormiguero, gran metáfora).


John Lasseter vuelve a ponerse a la dirección junto a Andrew Stanton, que sería a partir de ese momento uno de los grandes valores del estudio, para entregar una joyita de la animación igual de fascinante que el mítico "Toy Story" que en 1995 lanzó a su compañía de dibujos a las estrellas.

Volvemos a encontrar una animación fantástica de unos personajes personalísimos (valga la redundancia), unos escenarios magníficos y unas escenas de acción y de "combates" antológicas.


Todo por supuesto perfectamente equilibrado en una trama en la que no falta aventura, humor (inteligente y tanto para niños como para adultos, marca de la casa), amistad y romance y que, por supuesto y como es también marca de la casa, cuenta con diálogos irónicos, con gags memorables y con homenajes cinéfilos por todas partes.


Y no hay que olvidar su mencionada galería de personajes, la inolvidable visión de Lasseter de los "Siete Samuráis" que habrán de salvar a las hormigas oprimidas de sus tiranos, los vagos y aprovechados saltamontes. 

"Bichos" es una película de Pixar que hay que reivindicar y que creo que no debería estar tan olvidada en comparación con sus hermanas de estudio.


martes, 2 de julio de 2019

CICLO TOY STORY II: EL PERFECTO RETORNO


Planeada en un principio, al parecer, como secuela directa al mercado del videoclub, "Toy Story II", que por suerte fue llevada al cine, vuelve a tener todos los elementos de la primera entrega, y mejorados incluso: aunque ya no es una sorpresa, su humor es todavía más inteligente, su animación más perfecta y sus escenas de acción más delirantes y divertidas.

John Lasseter repite tras la dirección junto a Lee Unkrich (que debuta en el largo en Pixar con esta película y que dirigiría su tercera entrega) y Ash Brannon (que también debuta en el largo en el estudio y que posteriormente dirigió "Locos por el surf").


La película, con los personajes ya sobradamente presentados en la primera parte, se dedica a desarrollarlos más y a entregar más aventuras y más gags, que en esta ocasión vienen dedicados en gran parte al cine clásico de ciencia ficción (los hay que parodian a "2001. Una odisea del espacio", a "Star Wars", a "El Planeta de los Simios", a "Godzilla"...).

Los nuevos personajes, por otra parte, están cuidadísimos y vuelven a ser una explosión de carisma y, además, enriquecen todavía más el mundo de los juguetes y en especial el de Woody: Jessie y su caballo son su complemento perfecto y los dos villanos, Stinky Pete y el Emperador Zurg, parodias ambos del malvado cuatrero típico de los westerns y de una suerte de Darth Vader respectivamente, son inmejorables.


Queda además, por supuesto, la fábula que ya vimos en el filme de 1995: la fábula sobre el abandono y sobre los temores de los juguetes, cuya vida pierde todo el sentido cuando no están cerca de los niños o las niñas a los que aman. La metáfora es, como en toda la saga, bastante ambigua, pero también es bastante abierta, y creo que eso es lo que se busca: la identificación clara y directa.


Estas emociones, una vez más, están tratadas con una coherencia y una madurez sin par que hacen que los mencionados juguetes sean humanísimos, que todos podamos identificarnos con ellos sin ningún problema.

"Toy Story II" es todo un ejemplo de lo que debe ser una buena secuela: más y mejor en todos los aspectos. Y por suerte el nivel seguiría en alza en sus siguientes dos entregas.



lunes, 1 de julio de 2019

CICLO TOY STORY I: LA REVOLUCIÓN ANIMADA


"Toy Story", primer largometraje completo de John Lasseter y de los hoy en día imprescindibles estudios de Pixar, fue además la primera película de animación creada en su totalidad con efectos digitales. 

Su impacto y su legado lo conocemos ya todos: la herencia de su técnica animada se ha podido ver en las últimas décadas en otras películas, videojuegos e incluso en los avances de la robótica, según he leído.


A "Toy Story" le han salido imitadores por todas partes, y al estilo "pixariano" también (y los que les quedan). Y es que este filme sigue seduciendo como pocos por su revolucionaria animación (se pueden apreciar hasta las imperfecciones del suelo o las rozaduras de las puertas), por sus fabulosos personajes y por la genial historia que narra, orientada tanto a los niños como a los adultos. 

Porque la batalla campal que mantienen Woody y Buzz Lightyear es increíblemente humana: todos hemos vivido o conocemos situaciones similares entre familiares, amigos, parejas, compañeros.


Los celos, la ambición, el victimismo, el letargo emocional, el orgullo y la soberbia y finalmente la camaradería y la amistad son los ingredientes principales de la cinta, y adquieren una fuerza que consigue que nos identifiquemos sin problemas con los juguetes que la protagonizan (se retoma el concepto de esos cuentos clásicos en los que los compañeros de juegos de los niños toman vida cuando ellos no los ven y tienen montada su propia sociedad con sus propias reglas, sociedad que no es más que otro trasunto de la humana).

Sí, hay una lección moral que exalta la amistad en el debut de Pixar y Lasseter, pero es increíblemente madura y coherente, y alejada de maniqueísmos. 


El germen de películas animadas plenamente adultas ("Buscando a Nemo", "Los Increíbles", "Wall-E", "Up"...) que hoy tantos intentan crear (y que otros como Ralph Bakshi o Hayao Miyazaki -por poner gruesos y ultraconocidos ejemplos- ya llevaban años desarrollando) está en "Toy Story".

Y queda además la referida animación, absolutamente maravillosa, y unas escenas de acción geniales (el plan para escapar de la horrible casa de Sid, la batalla contra éste con los juguetes destrozados, la carrera final para alcanzar el coche de mudanzas...) y una banda sonora inolvidable y, sobre todo, unos personajes que han pasado a la historia.


No sólo Woody y Buzz; los demás juguetes son una oleada de carisma, y el villano es simplemente soberbio (el clásico niño maleducado al que todos hemos querido dar de hostias alguna vez), y los juguetes del mencionado villano que viven en un mundo post-apocalíptico de estilo "Mad Max" tampoco pueden olvidarse, y la familia de los protagonistas también se hace querer.

En fin, yo nunca me canso de ver esta película: estoy seguro de que muchos de vosotros, tampoco. Y sus secuelas no la desmerecen: esta saga que acaba de estrenar cuarta parte sigue en plena forma. Mañana, "Toy Story II".