martes, 30 de junio de 2020

DUNKERQUE. UNA EXPERIENCIA SENSORIAL BÉLICA DE CHISTOPHER NOLAN


"Dunkerque" es la película "menos Nolan" de Christopher Nolan hasta ahora, o así por lo menos lo veo yo.

Las críticas se dividen en este tipo de obras, y esto se agudiza por el hecho de que es además el primer filme bélico del autor, un género que no había tratado hasta ahora.

Yo veo "Dunkerque" sobre todo como una experiencia sensorial, y creo que es exactamente lo que pretende ser.


La Segunda Guerra Mundial nos la han contado ya mil veces desde miles de puntos de vista (mucho menos que la Primera, interesantísima también y menos tratada en el cine y en la ficción en general, no sé por qué), y Nolan no pretende narrar otra vez ni una historia patriotera de superación en batalla, ni una que nos vuelva a explicar de nuevo el contexto sociopolítico del momento, ni una que nos narre cómo marchó la guerra hasta su desenlace, ni una que homenajee a las víctimas del holocausto de los nazis.

Lo que pretende, pienso yo, simple y llanamente, es rodar una suerte de filme de acción bélico. "Dunkerque" narra lo que fue la batalla en esta ciudad del norte de Francia durante los primeros años de la contienda como si fuese una enorme secuencia única, y lo consigue.


Los más puristas del género tal vez se sientan indignados, pero lo cierto es que creo que deberían abrirse un poco más a las posibilidades que ofrece para mezclar estilos.

Posiblemente, esta película no pase a la historia ni como una de las grandes del mencionado género bélico ni tampoco como una de las mejores de la filmografía de su director. Sin embargo, solamente por su primera media hora ya merece la pena.


Es difícil, muy difícil, rodar una cinta de 107 minutos cuya espina dorsal es la acción. El retrato de personajes es mínimo (de hecho es que apenas hay), el patriotismo inglés da su grimita (como el norteamericano) y el retrato de los horrores de la guerra y sus egoísmos nos lo sabemos de memoria, pero Nolan no busca eso: busca tener al espectador agarrado al sillón y hacerle vibrar, y lo consigue de sobra.

Su primera media hora, ya lo he dicho, es un prodigio. Lo es porque es un prólogo enorme lleno de garra y potencia que lo agarra a uno ya no lo suelta. Y el resto, es idénticamente genial.


Las batallas aéreas de este filme son de las mejores que he visto rodadas nunca en un filme de guerra, y las escenas de combate ensambladas con un montaje frenético pero dinámico y siempre coherente son deliciosas. 

La ambientación de matrícula de honor, así como los efectos especiales y el sentido del ritmo del relato. Y los actores excelentes todos, aún en sus pequeñas piruetas, porque el filme es de protagonista coral. Hay además escenas angustiantes que verdaderamente ponen los pelos de punta. 


"Dunkerque" es y ha sido para mi eso mismo: una gran experiencia sensorial, una película arriesgada y diferente.

En parte, me recuerda, salvando las distancias, al concepto de la cuarta y polémica entrega de la saga de "Mad Max", que a unos encantó y a otros aburrió mortalmente: ambas regalan prácticamente una única secuencia de acción larga y en ella ponen toda la carne en el asador (aunque por ello también no tengan mucho tiempo para el desarrollo de los personajes).


lunes, 29 de junio de 2020

LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ. LA METÁFORA DEL MÉXICO DE CARLOS FUENTES


El mexicano Carlos Fuentes es uno de los más grandes representantes del "boom sudamericano". Intelectual, ensayista, guionista de cine y diplomático (su padre también lo fue), ejerció como embajador de su país en Francia y viajó por numerosas naciones a lo largo de su vida.

De su extensa producción novelística, "La muerte de Artemio Cruz" es una de las obras más destacadas y la tercera de ellas.

Está situada tras su célebre debut, "La región más transparente", novela muy experimental, y tras su segunda obra, "Las buenas conciencias", que seguía una estructura mucho más clásica.


Aparecida en 1962, la tercera novela de Carlos Fuentes es una novela profundamente política y que realiza una brutal disección del México de su momento.

Esta política y este retrato de su país están siempre presentes en sus obras. Pocos escritores mexicanos han sabido captar con tanta precisión y agudeza el alma de su tierra.

"La muerte de Artemio Cruz" narra la vida del hombre que le da el título, un gran empresario y político mexicano que, en su lecho de muerte, rememora sus mejores y peores momentos.


En gran parte, Artemio Cruz me recuerda al Pedro Páramo de Juan Rulfo. Las novelas de cada uno no tienen nada que ver, pero sí que cuentan, ambas, la historia de un hombre poderoso y podrido y sí que contienen, ambas (así como "El llano en llamas", también de Rulfo) un retrato de cómo las revoluciones mexicanas fracasaron y convirtieron a los que participaron en ellas en personas idénticas a las que querían derrocar.

Ésta novela es sin embargo totalmente realista, y, además, alterna el espacio urbano con el espacio rural, mientras que la obra maestra del mencionado Rulfo está emparentada con los elementos mágicos y se ambienta por completo en el campo profundo de México.


"La muerte de Artemio Cruz" es como he dicho una novela experimental. No tiene capítulos marcados y alterna constantemente una narrativa con reglas convencionales con monólogos en los que fluye el pensamiento en plena libertad.

Además, salta, y sin orden, desde el presente hacia el pasado para reconstruir la vida del protagonista, que se encuentra para colmo moribundo y delirando (por lo que muchos de sus monólogos interiores pueden imaginar cómo están narrados).


Artemio Cruz es un personaje completamente deleznable. Es un gran cacique urbano corrupto, manipulador, represor. Tiene dinero, tiene empresas, tiene influencias que extienden sus raíces a la alta política de todo el país.

Es metódico, soberbio, zafio, despiadado y culpable de la pobreza de muchas personas. Ni siquiera tiene una buena relación con su familia, que le odia, aunque vive, y muy bien, de su gigantesca riqueza.


No fue Artemio Cruz, sin embargo, siempre así. En la narración, saltando como he dicho a través del tiempo, conoceremos al Artemio joven, al Artemio que lucho en los ejércitos revolucionarios y que conoció el amor verdadero en aquellos tiempos.

El protagonista de la novela de Fuentes puede interpretarse, pienso, como una metáfora del propio México, de su devenir histórico entre el final del siglo XIX y el siglo XX hasta los comienzos de su segunda mitad.

"La muerte de Artemio Cruz" es una novela dura de leer a veces por su complejidad, pero muy lúcida, muy crítica, y con una historia llena de sorpresas inesperadas que ponen los pelos de punta.



domingo, 28 de junio de 2020

SEOUL STATION. LA MAGNÍFICA PRECUELA ANIMADA DE TREN A BUSAN


SEOUL STATION de Yeon Sang-ho - 2016 - ("Seoul Station")

Como comenté en la anterior entrada, el surcoreano Yeon Sang-ho dirigió dos películas de zombies complementarias: la primera, de imagen real, fue la genial "Tren a Busan", y la segunda, esta "Seoul Station", precuela argumental de aquella, fue de animación. Labor encomiable el encargarse de ambas a la vez.

Puede que este filme sea, hasta ahora, el menos notable de este realizador que ya se ha ganado un lugar indiscutible entre las nuevas promesas del cine de su país.


La comparación con su hermana de saga y con dos peliculones de la talla de "The King of Pigs" y "The Fake" es odiosa, pero es que estas tres obras son absolutamente magistrales, por lo que también la juzgo, aunque sea inevitable tal vez, injusta.

"Seoul Station" narra el comienzo de la pandemia zombie que azota a los protagonistas de "Tren a Busan", aunque se trata todo de una historia independiente con otros personajes. 


La animación resulta un tanto brusca a veces, como resultaba la de los dos primeros filmes del autor, pero esto favorece a unos zombies que se mueven de forma abrupta y que consiguen su labor de poner en jaque al espectador y crearle el desasosiego esperado. 

El resto, está lleno de detalles, y su simpleza y su trazo fino y ágil, realista, es el adecuado para el relato.

La trama es más intimista que la de su antecesora de saga, y se centra más en un reducido grupo de protagonistas y en sus relaciones personales.


"Seoul Station" se parapeta mucho más en el terror que en la acción, al contrario de lo que hacía "Tren a Busan", y eso hace que ambos filmes, diferentes en lo estético, resulten extremadamente complementarios.

Hay menos zombies y menos ataques de estos en cascada, pero ganan poder la tensión, la sugerencia, la angustia y la claustrofobia (animada por unos escenarios más oscuros y cerrados y por una ambientación crepuscular y alucinógena).


Por otra parte, la trama de este segundo filme cuenta con algunas sorpresas más que interesantes y con un desenlace que a mi me resultó más que notable, con giros de guión muy bien calculados y originales y que saben sorprender sin caer en los "tics" habituales y cutres en los que caen tantas películas de terror más mediocres.

Tal vez le falte la profundización social y el retrato más hondo de tipos morales de las anteriores creaciones de su director, pero "Seoul Station" es a todas luces un filme de horror dignísimo, magnifico y lleno de interés de principio a fin. 


sábado, 27 de junio de 2020

TREN A BUSAN. UNA PELÍCULA DE ZOMBIES Y ACCIÓN DE CALIDAD SUPREMA


TREN A BUSAN de Yeon Sang-ho - 2016 - ("Train to Busan")

Yeon Sang-ho, uno de los últimos maestros de la animación surcoreana, se desmarcó del drama de crítica social de sus dos primeras películas, las soberbias "The King of Pigs" y "The Fake", para rodar dos de zombies. Dos. Una de animación y otra que fue su primera obra de imagen real. 

"Tren a Busan" se estrenó en Corea el Sur en julio de 2016 y "Seoul Station" en el siguiente mes de agosto para pasar juntas al poco tiempo a occidente con un éxito rotundo, y ambas pertenecen a la misma saga porque la segunda, aún siendo una historia independiente, es una precuela de los hechos que ocurren en la primera. 


Las dos siguen manteniendo de sobra la línea de calidad impecable de las anteriores, aunque la mencionada precuela, sobretodo comparada con la primera, resulte algo más floja y menos sorprendente. 

"Tren a Busan" es una de las mejores películas de zombies de los últimos años sin ningún tipo de discusión. Y miren que hay películas de zombies: estamos sumidos desde hace más de una década en una moda de ficción de muertos vivientes que, aunque ha perdido ciertamente fuerza ya, tiene visos de continuar.

Realmente, "Tren a Busan" no innova casi nada dentro de su género (que por otra parte puede que sea uno de los menos abiertos a la innovación que existen a estas alturas), pero está tan exquisitamente bien hecha que eso da completamente igual.


Un grupo de personas normales y corrientes ha de sobrevivir a una pandemia de infectados salvajes dentro de un tren.

Todo es delicioso: desde el retrato hondo y ambiguo de personajes, de toda clase y condición y especialmente de toda moral, hasta la moraleja, que viene a ser por enésima vez la de que el hombre es un lobo para el hombre mucho peor que cualquier tipo de zombie, pero lúcidamente recreada y tratada, con limpieza y sin explicaciones baratas y también sin moralinas de ningún tipo.

La acción de "Tren a Busan" es una delicia: frenética, vertiginosa, llena de escenas de tensión sublimes, de persecuciones que ponen el corazón en un puño, de luchas sangrientas cargadas de garra y de realismo y de claustrofobia excelentemente explotada.


Solamente escenas como la de las escaleras mecánicas deberían hartarse de premios y premios porque ponen por completo los pelos de punta.

Y con unos efectos especiales magistrales, de altura, y unas interpretaciones fantásticas y entregadísimas.

Yeon Sang-ho ha sabido cambiar de medio y demostrar que se mueve tanto en la animación como en la imagen real como pez en el agua. Imprescindible para los fans del género y para cualquier amante del buen cine, sea de terror o no. Mañana, su precuela.


viernes, 26 de junio de 2020

MIS RECOMENDACIONES DE LIBROS Y CÓMICS DE LOS VIERNES EN CANAL MÁLAGA RADIO


Hoy en "Málaga al día" he hablado del libro "Marvel. ¡Qué hermosa eres!" de Arturo González-Campos y del cómic "Patria" de Toni Fejzula y Fernando Aramburu.

Un gustazo estar un día más en este programa. 

Desde este momento, todos los viernes recomendaré libros y cómics a partir de las 12.00 en este espacio de Canal Málaga Radio, 97.4 de FM.

A partir del minuto 33.09 me podéis escuchar.

http://www.canalmalaga.es/malaga-al-dia-2a-hora

:)



jueves, 25 de junio de 2020

THE FADE OUT. MAGISTRAL VIAJE "NOIR" AL HOLLYWOOD DE LOS AÑOS CUARENTA


El dúo creativo que conforman Ed Brubaker y Sean Phillips es uno de los más personales que existen en este momento en el mundo del cómic.

Sus obras, muchas de ellas habitualmente de género negro, una de sus especialidades, tocan todos los palos y en todos ellos innovan. Desde el "noir" moderno hasta el clásico pasando por el espionaje, el terror o los superhéroes en clave de thriller.


Hoy reseño "The Fade Out", que me ha parecido una de sus obras maestras absolutas. Un cómic que es menos conocido que otros suyos, tal vez más discreto en las estanterías de las tiendas, pero que es una auténtica joya.

En esta ocasión, viajamos al Hollywood de finales de los años cuarenta. Se pueden imaginar lo que toca. Glamour, mansiones de ensueño, rodajes millonarios, galanes y bellas damas, grandes fiestas, mucho tabaco y mucho alcohol y, detrás de todo ello, por supuesto, podredumbre moral entre bastidores.


"The Fate Out" es un homenaje al cine negro de esta década, pero también a la novela de grandes como Dashiell Hammett o Raymond Chandler y, además, un retrato histórico certero y brutal de lo que fue la monstruosa Caza de Brujas que se llevó por delante la carrera de tantas personas de la industria.

De fondo, por supuesto, puro "noir". Porque el "noir", el bueno, no es más que el retrato sin concesiones de lo más oscuro que late dentro de cualquier sociedad.


Brubaker, al guión, nos da un paseo exhaustivo, tan romántico como a la vez desolador, por ese Hollywood de sueños y de grandes superproducciones que, tras sus caras bonitas, escondía un sistema profundamente clasista, machista, homófobo y capitalista en su vertiente más agresiva en el que la moneda de cambio del ascenso era, en el mejor de los casos, la de ser un "lameculos" y, en el peor, el sexo o el sacrificio de los propios ideales.

Los personajes, presentados al inicio en "fotografías", como en una novela de misterio, son todos carismáticos y redondos, y todos representan a una parte de los estratos sociales que se movían por el mundo de las estrellas en aquellos momentos.


Los diálogos son certeros y lúcidos, inteligentes, llenos de inventiva y de clarividencia, y la trama se devora, se bebe, se fulmina en el disfrute de cada página, que además está llena de homenajes de todo tipo (encontraremos también a nombres reales conocidos entre los secundarios).

El dibujo de Sean Phillips es un diamante. Es precioso, es elegante, es riquísimo en su representación de la época.


Pero no me voy a olvidar tampoco de mencionar el impresionante trabajo que hace al color Elizabeth Breitweiser: nos lleva directamente a la atmósfera deseada con su gusto exquisito, nos traslada al pasado y también a los estados de ánimo de los personajes (en especial, sus amaneceres y atardeceres me resultan de una belleza y de una delicadeza magníficas).

Vayan a su tienda de cómics más cercana a hacerse con un ejemplar de "The Fade Out". Ya. Ahora mismo. ¡Corran! Me pongo la mano en el pecho y les prometo que no se arrepentirán.


miércoles, 24 de junio de 2020

MR. ARKADIN. EL FALLIDO HERMANO BASTARDO DE CIUDADANO KANE


La historia de la filmografía de Orson Welles es la historia de montones de proyectos inacabados y de otros cuantos lastrados por la asfixia financiera y los problemas con los productores.

"Mr. Arkadin", película de la que él mismo dijo que era la mejor que nunca había creado y que se había quedado en "una chapuza" por culpa de los que tenían el dinero, fue una co-producción entre España, Francia y Suiza y el rodaje fue un completo desastre.

Welles vivía aplastado por las exigencias de sus mecenas y por constantes complicaciones que le impedían cumplir los plazos de producción y al final se la quitaron de las manos en la sala de montaje.


Posiblemente fuese como él mismo dijo una de sus mejores películas si le hubiesen dejado la libertad que necesitaba. Pero no se la dejaron, desgraciadamente, y "Mr. Arkadin" aparece como una de esas pocas pero desde luego existentes manchas en la filmografía gloriosa de este gran director.

La película, a menudo acusada de ser una suerte de "remake encubierto" de "Ciudadano Kane", sigue los pasos de otro millonario hasta descubrir sus grandes secretos y dejar para el espectador la sugerencia en el aire de otros cuantos de sus grandes misterios.


Es uno de los asuntos predilectos y que más apasionaron siempre a Welles: la búsqueda de la identidad, la relación entre la verdad y la mentira, el tormento de grandes megalómanos que también son víctimas de la sociedad a pesar de su riqueza, las relaciones personales que se dan alrededor de estos megalómanos.

Él, ombliguista como era, se reserva una vez más el papel principal y lo interpreta de forma genial, como siempre.


Es Mr. Arkadin un personaje afectado, pomposo, misterioso, creído de sí mismo pero interiormente hundido, petulante y pretencioso: a Welles estas interpretaciones se le dieron siempre muy bien (tal vez porque él mismo era así en su vida real; no lo sabemos, pero algunos hechos y cosas que conocemos de él apuntan bastante en esta dirección). Por desgracia, a pesar de la interpretación, el conjunto no cumple.

"Mr. Arkadin", basada en una novela del propio Welles por cierto, es un atropello de escenas algo deslavazadas. Se nota que en la sala de montaje metieron las tijeras de mala manera y, además, se nota que el rodaje fue, efectivamente, un caos.

Hay escenas que no están directamente bien rodadas, que son bruscas, como cortadas de golpe por las exigencias del dinero y del tiempo, los cuales Welles no tenía.


Los personajes no están bien definidos, ni siquiera el principal, por muy bien interpretado que esté, mientras que los diálogos se pierden a veces en ampulosidades y resultan demasiado pretenciosos para después quedarse a la mitad en estas pretensiones (porque además hay bastantes lagunas en el guión).

Me creo que la culpa del fiasco de esta película no fuese de Orson Welles. Siempre fue un gran director, pero tuvo mucha mala suerte y fue demasiado adelantado a su tiempo en muchas cosas que no le vinieron bien. Es una pena.

"Mr. Arkadin", situada entre sus dos maravillosas incursiones shakesperianas ("Macbeth" y "Otelo") y entre su soberbia "Sed de mal" (menos mal que aquí sí que le dejaron hacer todo lo que quiso), se queda como una obra claramente menor y olvidada.


martes, 23 de junio de 2020

NÓMADAS. EL OLVIDADO (Y MALÍSIMO) DEBUT DE JOHN MCTIERNAN ANTES DE PREDATOR


NÓMADAS de John McTiernan - 1986 - ("Nomads")

Es cierto que en sus últimos años cayó en picado con bodriazos como el remake de "Rollerball" y cosas como "Basic", y que lleva sin ponerse detrás de una cámara desde el año 2003, pero también es cierto que John McTiernan fue durante las décadas de los ochenta y los noventa uno de los mejores directores de cine de acción y de aventuras de Hollywood. 

Su primera película, muy desconocida y muy olvidada, no fue sin embargo ninguna maravilla: es más, fue hasta una bazofia que merecía con todas las de la ley morder el polvo. 


"Nómadas", estrenada en 1986, partía de una idea interesante (la de que las tribus urbanas de las grandes ciudades estaban emparentadas con los nómadas que viven en la naturaleza), pero se perdía completamente en un laberinto de tonterías y de explicaciones antropológicas chorras de andar por casa.

No llegaba a ser thriller, no llegaba a ser película de terror, no llegaba a ser drama, no llegaba a ser filme sobrenatural al uso: era un batiburrillo de pamplinas donde se mezclaban a las referidas tribus urbanas (de corte punky, por supuesto) con los fantasmas, con las posesiones, con el onirismo y con la intriga sin ton ni son.


La trama de esta cosa no tiene sentido, directamente. No hay explicación coherente a nada, los giros son confusos, los personajes van y vienen totalmente perdidos, los diálogos son malos y el desenlace es una broma de mal gusto. 

Los actores, entre los que como curiosidad estaba un joven Pierce Brosnan, están solamente regular para colmo.

Se salva la ambientación enrarecida, más o menos conseguida aunque sin ser ninguna maravilla de la imaginación o la sugerencia, y la premisa, que en los inicios llega a resultar minimamente interesante (es original, de hecho).


Pero nada más: el resto es un sinsentido infumable, aburrido hasta la extenuación, soporífero y tontaco a más no poder. Vale este filme para completistas de directores o como curiosidad, y nada más.

Por suerte, John McTiernan nos regaló luego la obra maestra de la acción y del terror que es "Depredador" y se redimió de sobra con ella y con las joyitas que vendrían después.


lunes, 22 de junio de 2020

LA CÓLERA. UNA VUELTA DE TUERCA A HOMERO PARA EXPLICAR LA EUROPA ACTUAL


Uno de los cómics que más me han sorprendido últimamente ha sido, sin ninguna, pero sin ningunísima duda, "La cólera", escrita por Santiago García y dibujada por Javier Olivares, que ya habían destacado hacía unos cuantos años con "Las Meninas" (la cual tengo pendiente de leer).

"La cólera" hace referencia a una cólera en concreto: a la de Aquiles, el héroe clásico griego. Sin embargo, va mucho más allá. Es la cólera de toda una época, de varias épocas, de dos continentes.


Este cómic maravilloso parte de los mitos homéricos, de "La Ilíada" y de "La Odisea", para reinterpretarlos y ofrecernos una visión originalísima, única, de nuestra historia, que entronca con el pasado mítico del Mundo Antiguo.

Estamos en el último año de la brutal Guerra de Troya. Tanto los invasores griegos como los defensores de la ciudad están cansados y hartos de pelear y de sufrir. De una guerra que no avanza y en la que nadie gana pero que les consume y les hunde en la miseria física y moral.


Corro el riesgo, al reseñar este cómic, de decir más que de lo que debería y de revelar cosas que podría fastidiar mucho a quien me lee. Voy a ser breve en este aspecto: "La cólera" tiene uno de los mejores giros de guión que he leído en una obra de ficción en bastante tiempo.

Santiago García, jugando además con las posibilidades que solamente las viñetas pueden dar, le da una vuelta a la realidad y al mito, que van de la mano, para explicar, a partir de esta guerra de hace tantos siglos, el nacimiento espiritual de la Europa actual y de las relaciones actuales entre oriente y occidente.

Hay momentos que marcan la Historia para siempre: la destrucción de Troya, fuese como hubiese sido, es uno de ellos.


Y a partir de aquí "La cólera" nos habla del horror de la guerra (algo que ya estaba muy presente en los textos de Homero, por encima de todo lo épico que también tenían), del terror del encuentro cultural violento, de la falta de comunicación, de la violencia atávica, de las dictaduras, del miedo al diferente, de las convulsiones sociales, del machismo, del capitalismo más agresivo, del clasismo, de la aporafobia.

"La cólera" es una obra maestra. Así de claro lo digo. Para mi, es el mejor cómic español de lo que llevamos de año.

La vuelta que le da a lo mítico para decir tanto de nosotros, de cómo somos actualmente, de cómo forjamos nuestra cultura contemporánea a partir del viejo universo de los antiguos griegos y troyanos, es fantástica.


El dibujo de Javier Olivares (no me iba a olvidar de comentarlo) es otra obra maestra. Es una preciosidad. Son vasijas griegas en movimiento. Y el color, que cambia en cada momento del cómic y que complementa de forma básica el significado de ese momento, es una delicia.

No dejen de leer "La cólera". Les va a sorprender, les va a conmover, les va a remover algo en el interior y les va a hacer reflexionar sobre el lugar del que venimos y sobre el lugar al que, tal vez, estemos yendo.