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martes, 5 de marzo de 2024

LAS CRÓNICAS DE BLANCANIEVES: EL CAZADOR Y LA REINA DEL HIELO. UN DESASTRE TOTAL

LAS CRÓNICAS DE BLANCANIEVES: EL CAZADOR Y LA REINA DEL HIELO de Cedric Nicolas-Troyan - 2016 - ("The Huntsman: Winter's War")

Con "Las Crónicas de Blancanieves" empezaba en 2016 lo que tal vez pudo haber sido una larga saga ambientada en el mundo de la mencionada Blancanieves que se originó con "Blancanieves y la leyenda del Cazador" en 2012. La cosa, por lo menos hasta ahora, se ha quedado aquí, y tal vez tenga que ver con lo mala que es esta secuela.

La primera parte era entretenida. No era una obra maestra, pero se dejaba ver. Este rollazo, parte precuela y parte spin-off, es un despropósito con guión terrible y con escenas de vergüenza por doquier. 

Kristen Stewart no repite ya papel pero el personaje de Blancanieves sí que es importante para la trama, así que ponen a una tipa de espaldas a la que no se leve la cara y que sale cinco segundos que dicen que es Blancanieves y ok, el público tiene que creerse que es Blancanieves. Pues vale. 

Sí repite Chris Hemsworth y también Charlize Theron, y se unen al reparto grandes nombres como Jessica Chastain y Emily Blunt. Todos ellos están bastante desafortunados, pero es que sus papeles no dan para más. 

"Las Crónicas de Blancanieves: El Cazador y la Reina de Hielo" es un despropósito lleno de personajes idiotas, de diálogos patéticos (terribles, en serio), de exaltaciones del amor romántico ñoñas, de humor diarreico sin puta la gracia y de escenas de acción sosas cuando no malas. Y además con un argumento en el que todo ocurre porque sí lleno de momentos de auténtico chiste.

Tenemos al cazador de marras destrozando un puente para que sus enemigos no puedan pasar... Desde el lado equivocado del puente, el que le cierra a él mismo también el camino. Tenemos a unas villanas que matan al héroe pero no comprueban si está bien muerto y lo dejan tirado en el suelo para que sobreviva y las derrote después (y hasta lo dejan con dos de sus amigos vivitos y coleando para que le ayuden a curarse...). Tenemos tribus norteñas perfectamente limpias y repeinadas. Tenemos un castillo sin vigilancia que es asaltado por cuatro personas con éxito. Y tenemos unas villanas que se vuelven buenas porque sí de un fotograma a otro. Todo es terrible en esta tontería. No se puede hacer peor.

lunes, 4 de marzo de 2024

BLANCANIEVES Y LA LEYENDA DEL CAZADOR. UNA VERSIÓN ACEPTABLE Y AVENTURERA

BLANCANIEVES Y LA LEYENDA DEL CAZADOR de Rupert Sanders - 2012 - ("Snow White and the Huntsman")

"Blancanieves y la Leyenda del Cazador" fue el primer filme del inglés Rupert Sanders y no es un mal filme en conjunto, aunque sale claramente perdedor en la confrontación con la versión del cuento de Tarsem Singh "Mirror, mirror", con la que compartió cartelera en el mismo mismo año para bien o para mal.

Mientras que la obra de Singh es una comedia, ésta es una película de aventuras épica que trata (o así lo veo yo) de aprovechar el tirón de la saga "Crepúsculo" poniendo a su protagonista femenina, Kristen Stewart, como la Blancanieves de turno, que al igual que la de "Mirror, mirror" es una guerrera que se enfrenta a su madrastra y que de esta manera aleja a la historia del filme del machismo imperante en el cuento clásico en el que se basa. 

En este sentido, ambas películas despuntan: las dos Blancanieves son valientes, son líderes de un pueblo oprimido y no necesitan de la ayuda del príncipe de turno, del cazador o de los famosos siete enanitos para sacarse las castañas del fuego. 

Hasta aquí ambos filmes tienen la misma premisa. En donde falla más "Blancanieves y la Leyenda del Cazador" es en el hecho de ser más "artesanal", menos personal, más "funcional".

La obra de Sanders tiene sus buenos momentos y no deja de ser digna, pero no tiene la fascinación visual de la del director de "The Fall", ni el vestuario genial de Eiko Ishioka, ni el humor fino e inteligente ni los homenajes divertidos. 

Eso no quita que sea una película esencialmente disfrutable y con puntos interesantes. La ambientación, sin ser como la de "Mirror, mirror", tiene claros excelentes como el siniestrísimo bosque en el que Blancanieves se pierde, cargado de maravillosas formas sugerentes llenas de mal rollito, lo cual es dificil de lograr.

También equilibra perfectamente la cinta la acción, el romance y el humor, y dejando de lado una arenga barata que la protagonista suelta sobre el amor y el destino que parece escrita por un niño de doce años enamorado, los diálogos no dan vergüenza ajena. 

En el punto malo tenemos ya un ritmo irregular, algunas escenas de acción sobrantes (como esa batalla contra el troll confusa que no aporta casi nada), un trío amoroso inconsistente, unos siete enanitos muy sosos y, sobre todo, la actuación de Kristen Stewart, que, si bien ha demostrado ser una buena actriz en películas posteriores, aquí emplea la misma cara de pazguata para cualquier escena: da igual que esté alegre o triste, divirtiéndose o en peligro, declarando su amor o luchando espada en ristre contra sus enemigos; su cara siempre es la misma, y no expresa nada. 

Los secundarios finalmente están todos claramente mejor que ella, pero tampoco pasan de ser simplemente solventes (de hecho, aunque Charlize Theron me parece infinitamente mejor y más interesante como actriz que Julia Roberts, aquí no deja de hacer un papel de "mala porque sí" típico y sin desarrollar bien, lo cual es una pena). 

Dejando esto a un lado, "Blancanieves y la Leyenda del Cazador" es divertida en todo momento como filme comercial para todos los públicos. Disfrutable a pesar de sus fallos.

domingo, 19 de julio de 2020

ZAPATOS ROJOS Y LOS SIETE TROLLS. DREAMWORKS A LA COREANA


"Zapatos Rojos y los siete trolls" es una película animada de Corea del Sur, dirigida por Hong Sung-ho, que trata de imitar una fórmula comercial occidental que bebe directamente de Pixar y, pienso especialmente, de Dreamworks.

Se inspira en los cuentos de hadas clásicos de las culturas europeas y en especial en los Mitos Artúricos, en Cenicienta y en Blancanieves, los cuales mezcla en una solución curiosa y en un mundo de personajes de leyendas que recuerda bastante al de la saga de "Shrek".


La película tiene un mensaje interesante a favor de la diversidad de cuerpos y de gustos que es lo que la salva en parte de su historia predecible y del estar orientada excesivamente a los más pequeños (no tiene guiños adultos apenas, y eso le impide ir más allá del divertimento más básico).

"Zapatos Rojos y los siete trolls" es un refrito bastante predecible de muchos elementos que hemos visto ya en muchas películas de su género o de su público. Te la sabes de memoria prácticamente nada más empezarla.

Sin embargo, hay que decir también que su animación es muy digna (salvo algunas transiciones un tanto extrañas que tiene) y que en ningún momento da gato por liebre: va de lo que es, de entretenimiento con mensaje moral honesto, y por ello no resulta en absoluto pretenciosa.


Cuenta también con un humor paródico que funciona, con algunos momentos de musical que están algo fuera de lugar pero que no molestan tampoco y con unos cuantos personajes principales que son bastante atípicos pero cuyo desarrollo se queda estancado, por desgracia.

Fuera de los estudios habituales que suelen copar las carteleras, "Zapatos Rojos y los siete trolls" es una película distraída, simple, que disfrutarán los niños especialmente pero que tampoco chirriará a los adultos (a pesar de que no les aporte estímulos extra como sí suelen hacer otras producciones de otras compañías).


martes, 26 de febrero de 2019

CLÁSICOS DISNEY. BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS


Los dibujos animados y las películas de imagen real del gran imperio de Walt Disney han marcado las infancias (y más allá) de muchísimas generaciones.

Comentan que el llamado cariñosamente “Tío Walt” como dibujante no valía gran cosa, y que ni siquiera era original con sus tramas y conceptos. Tampoco fue un pionero de la animación, como se cree a menudo. Eso sí, nadie le pudo negar nunca su valía como líder y como empresario. 


En los años treinta ideó un proceso de producción que se convirtió con rapidez en un modelo estándar para crear dibujos animados, con trabajadores especializados exclusivamente en un área: color, fondos, animación, personajes...


La compañía Disney empieza su andadura hacia la fama mundial con cortometrajes de ocho minutos construidos según este modelo y distribuidos por la United Artists. Estos trabajos estaban protagonizados por seres que hoy en día son indiscutibles iconos culturales norteamericanos y aún reyes del merchandisging: los ratones Mickey y Minnie, los patos Donald y Daisy, el perro Pluto, el “perro” (o lo que quiera que sea) Goofy, el gato Pete...

Junto a ellos aparecían otros que, por diversas razones, han sido más olvidados, como el caballo Horacio o la vaca Clarabella.


Pronto, Walt Disney, convencido de que la animación también tenía que dar el salto al largometraje, dirigió, en contra de casi todos los que le rodeaban, "Blancanieves y los Siete Enanitos", que fue uno de los mayores éxitos de la historia del cine y que le catapultó directamente a la gloria.

A partir de entonces, la fórmula se repitió durante muchas décadas: cada cierto tiempo, su empresa adaptaría un cuento o historia clásica para la gran pantalla, además de crear otras propias.


Disney dejó de dirigir para dedicarse a la producción y a la supervisión de su negocio, que terminó haciéndole multimillonario. El merchandising fue imparable, y hasta se construyeron parques de atracciones dedicados a su mundo: los Disneyland. 

Las creaciones de esta compañía se asentaron en la memoria colectiva de casi todo el planeta. Sus filmes exhibían una animación deslumbrante, una imaginación prodigiosa y una técnica y perfección incomparables para la época. Eran transmisores de mensajes moralizantes y llenos de buenos sentimientos, aunque también tenían un toque ciertamente siniestro y cruel.


Porque, efectivamente, también sirvieron sus películas para ayudar a transmitir la ideología norteamericana de sus respectivos momentos: en muchísimos largometrajes de Walt Disney se pueden rastrear huellas de imperialismo, de desprecio hacia "razas inferiores", de machismo, de anticomunismo, de exaltación de valores ultraconservadores.

El mismo Walt arrastra su leyenda negra: para algunos fue un hombre maravilloso que simbolizaba el poder de los sueños, del optimismo y de la bondad; para otros fue un tirano lleno de prejuicios y de odios, homófobo, misógino y anti-comunista. ¿Qué hay de real en todo esto?


BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS

Walt Disney tenía en contra a sus inversores, a sus colaboradores, a sus amigos y hasta a algunos de sus familiares cuando se empeñó en rodar el primer largometraje de animación de la histora: “Blancanieves y los Siete Enanitos” (aunque para algunos esta distinción no es adecuada).


Pocos creían que este “género” debiera salir de su exitoso formato de cortometraje de ocho minutos. Pero Walt, que era un visionario indiscutible, luchó hasta el final por su proyecto y lo dirigió él mismo.

Tres años de durísimo trabajo tardó en terminarlo en compañía de trescientos ilustradores y diseñadores. Más de un millón de dibujos quedaron para la historia y los costes quintuplicaron las previsiones. En Hollywood empezaron a burlarse de la película antes de verla terminada y dejaron de confiar en ella, por lo que Disney hasta estuvo a punto de arruinarse. 


"Blancanieves y los Siete Enanitos", por suerte, arrasó en todos los aspectos, se llevó un Oscar y fue la película más taquillera de la historia hasta la llegada de "Lo que el viento se llevó". La locura llegó a las salas: fue el comienzo del gran imperio de su creador.


La historia, basada en el cuento de los hermanos Grimm, mantenía ese justo nivel de delicadeza y de oscuridad de los cuentos de hadas clásicos, con preciosas escenas de amor y delirantes momentos de humor y con pasajes realmente escalofriantes (los protagonizados por la madrastra bruja especialmente).

La animación era prodigiosa, fluida y realista como nunca se había visto. Se utilizó una cámara multiplanos para desarollarla con esta naturalidad, y se usó para los brillantes decorados una torre para colocar cristales equidistantes con el objetivo de crear una absorbente profundidad. 


La banda sonora todavía es hoy famosa (quien no recuerda el canto de los enanos). Poco más que decir de una de las más grandes obras maestras de la animación, a pesar de su mensaje conservador que hoy, especialmente, nos chirría tanto. Era 1937.