PSYCHOKINESIS de Yeon Sang-ho - 2018 - ("Yeom-lyeok")
Después de "Tren a Busan", Yeon Sang-ho ha dirigido, en 2018, "Psychokinesis", una película que fuera de Corea del Sur ha pasado bastante desapercibida, a pesar de que este director está en estos momentos en la palestra con todo el mundo pendiente de "Península", la secuela de la mencionada película de zombies.
Ciertamente, "Psychokinesis" es una obra totalmente menor e incluso bastante floja, especialmente porque está dentro de una filmografía hasta este momento gloriosa (en la que también hay dos obras maestras de la animación como "The King of Pigs" y "The Fake").
Ahora, el autor coreano incursiona en una suerte de cine de superhéroes, a caballo entre el fantástico y la ciencia ficción, con una historia de un hombre que adquiere superpoderes psíquicos que va a usar para ayudar a su hija, amenazada por unos mafiosos que la quieren expulsar del barrio popular donde tiene su negocio de pollo frito.
Yeon Sang-ho incursiona aquí también por vez primera en la comedia, y lo cierto es que se le da solamente regular.
Su humor es simple, a veces tontorrón, sin demasiada inteligencia o ironía y poco efectivo: se basa esencialmente en hacer al protagonista ejecutar torpezas y poner caras raras y en poner a unos villanos esperpénticos e histriónicos a hacer también tonterías.
Su parte de drama funciona mejor, pero tampoco es nada del otro mundo: un retrato de relaciones entre un padre y una hija tópico, predecible, que se averigua a leguas.
El elemento social del filme, con la crítica a la especulación inmobiliaria en la gran ciudad, cumple, pero no profundiza, por otra parte.
Luego, hay que decir que sus escenas de acción funcionan, pero tampoco sorprenden ni emocionan. Los efectos especiales, para lo que se puede conseguir hoy en día con los medios que tenemos, me parecen mediocres, lo cual es bastante imperdonable en una película que depende de ellos en todas las instancias.
"Psychokinesis" se ve bien, a pesar de todo esto. No es horrorosa, no da vergüenza ajena aunque su humor sea flojo, y tiene algunas escenas con inventiva que dan fe de que Yeon Sang-ho es un muy buen director (eso desde luego), pero es muy olvidable y queda totalmente desplazada en una filmografía todavía corta pero con muchas maravillas como la suya.
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