De la extensa obra de Masamune Shirow, fue "Appleseed" la que le hizo famoso de forma casi instantánea (aunque antes había creado otras como "Black Magic"). No solamente dentro de Japón, su país, sino también fuera de sus fronteras.
"Appleseed", publicada entre 1985 y 1989, ya sentaba las bases de lo que sería gran parte del estilo de este autor inimitable y maestro de la ciencia ficción, el thriller y el ciberpunk japonés.
Lo primero que llama la atención es su dibujo, completamente inimitable: sus viñetas son abigarradas, barrocas, y están llenas de detalles hasta el límite muchas veces. Sus personajes tienen diseños tan simples como complejos, y tienen un pie en lo naif y en lo paródico y otro en la dureza de rasgos. Y sus creaciones tecnológicas son una delicia de observar.
Masamune Shirow, apasionado de la tecnología, es un creador capaz de llevarnos a mundos fascinantes de la mano de esta tecnología, valga la redundancia.
Sus vehículos de todo tipo, sus armas de fuego (y blancas), sus robots, sus engendros mecánicos, sus humanos "mejorados"... Todo es una puerta abierta de par en par hacia la pura imaginación que pone un pie en la base científica.
En ocasiones, mezcla esta tecnología desbocada con elementos mágicos y arcanos, aunque no es el caso de "Appleseed", donde se toma licencias para retratar un futuro distópico pero que está más anclada en un estilo emparentado con la realidad.
Sus asuntos habituales ya aparecen también en este complejo y fascinante manga: la política, el desarrollo tecnológico desbocado, la naturaleza de los seres humanos, las inteligencias artificiales, la evolución.
"Appleseed" plantea un mundo post-apocalíptico en el que, tras mucho sufrimiento, las cosas se han ido más o menos pacificando poco a poco en ciudades utópicas que han creado una nueva sociedad, aparentemente avanzada, pero en la que existen muchas zonas oscuras.
Sus protagonistas, Deunan y Briareos, son agentes de la Ley de Olimpo, una gran ciudad perfecta, donde todo es comodidad y servicios, seguridad y ocio, y en donde han de enfrentarse a diversos problemas.
"Appleseed", tras una introducción que pone los cimientos de su contexto, se articula en base a misiones independientes de los protagonistas que, sin embargo, están conectadas en un todo general que va desarrollando este mundo.
Shirow, combinando perfectamente el thriller, la acción (acción vertiginosa, desbocada y genial), el drama y un toque de comedia, nos lleva por misiones que tratan, con ojo muy agudo, todo tipo de asuntos.
En esencial, los temas básicos son políticos y filosóficos, y entre ellos encontramos críticas al desarrollo tecnológico sin control, retratos del clasismo y de la inmigración en sociedades desarrolladas, geopolítica pura y dura (con referencias a nuestro mundo real muy claras), conspiraciones y corruptelas, luchas contra inteligencias artificiales, ecología, violencia atávica, ocio idiotizante, drogas y adicciones, disertaciones sobre los humanos y el futuro que les espera en un mundo al que no tratan bien y que quieren tener siempre dominado.
"Appleseed" es un cómic complejo, que no es plato de gusto de todo el mundo, como prácticamente lo son todos los demás de su creador.
Su estilo narrativo es muy particular, a veces desapasionado, tal vez para que los lectores tomen una cierta distancia de los hechos que les lleve a reflexionar sobre el fondo que subyace tras cada historia.
El dibujo también tiene sus amantes y sus detractores: es una delicia pero no en el sentido de tener un, digamos, "atractivo comercial"; entra por los ojos pero exige dedicación (y la premia bien, desde luego).
Desde 1989 no se ha publicado nada nuevo de "Appleseed" (aunque ha tenido sus series y películas en el formato audiovisual y tomos recopilatorios con material extra o explicativo). Shirow no lo terminó nunca, aunque dejó las misiones de los últimos números cerradas. Es una pena, porque no tiene pinta de que piense continuarla tras más de treinta años sin tocarla.
Sea como fuera, "Appleseed" es una genialidad de su género y de su autor. Una obra que puede ser dura y como he dicho exigente, pero que está llena de maravillas en su interior y que es un clásico del cómic japonés de un autor que es uno de sus nombres básicos.
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